Jaime Cabello. Considerado uno de los más destacados porteros de nuestra historia, gracias a sus excelentes reflejos y buena ubicación bajo los maderos, nació hockísticamente en Ciclón de Viña del Mar antes de ungirse como referente de Thomas Bata. Por la Selección Nacional alineó en los Mundiales de 1970, 1972 y 1980; Sudamericanos de 1967, 1973, 1975, 1977 y 1979; y Juegos Mundiales de 1981.
Arturo Salvatierra. Defensa que sabía imponer respeto en su zona, con buen alcance de pelota y un respetable disparo de distancia, el Rey Arturo –así lo bautizó la revista Deporte Total en 1985- tras haber debutado por la Roja en el Sudamericano disputado en Santiago en 1977, el título sudamericano en Santos fue el inicio de su estancia en el Equipo de Todos jugando en los Mundiales de 1980, 1982 y 1984; un Sudamericano más –subcampeón en 1985- y la medalla de oro en los Juegos Cruz del Sur –hoy Juegos Odesur- en 1982. A nivel de clubes, además del Decano de Peñaflor alineó en Manuel de Salas –tercero en el Mundial de 1983 y subcampeón sudamericano el mismo año- y en UMCE.
Eduardo Tapia. Es el máximo referente en la historia hockística del club Huachipato, gracias a su sobresaliente técnica de patinaje y dominio de pelota más la inteligencia que aplicaba cuando jugaba. Había llegado a la capital en 1977 para formar en UTE desde donde pasó a Universidad Católica. Tras el título sudamericano en Santos, fue considerado el mejor medio –o centro- del planeta, formando en el equipo Resto del Mundo que enfrentó en diciembre de 1979, en San Juan, a Argentina. También alineó en Pepsi-Ciclón, con el que obtuvo el título metropolitano de 1980, y el club brasileño Sertaozinho. Por la Selección jugó en los Mundiales de 1978, 1980 y 1982; más los Sudamericanos de 1977 y 1979.
Osvaldo Rodríguez. Velocidad, habilidad y olfato de gol son los conceptos que mejor lo definen. Surgido en Ciclón de Viña del Mar, en 1979 logró con León Prado el título metropolitano más el Torneo Nacional formando por la Asociación San Miguel. Tras ello, alineó en Pepsi-Ciclón –campeón metropolitano 1980-, Thomas Bata –campeón metropolitano 1981- y Manuel de Salas –campeón metropolitano 1983 e Interregional 1984- antes de emigrar, en agosto de 1985, a la Liga italiana donde jugó ocho temporadas. Por la Selección Nacional formó en los Sudamericanos de 1977, 1979 y 1981, los Juegos Cruz del Sur 1982, Panamericano de Sertaozinho 1983 y los Mundiales de 1980, 1982, 1984 y 1989. También fue DT de la Roja entre 1995 y 2005.
René Muñoz. También nacido de la cantera leonpradina, era de los que se llaman goleador de raza que acostumbraba a jugar metido en el Cuadrado rival, sin temor de ir al choque –eran los tiempos en que el reglamento no era tan estricto como hoy-. Además de la camiseta de León Prado, alineó también por Unión Española y Universidad Católica. Por Chile jugó en los Mundiales de 1978 y 1980, los Sudamericanos de 1977 y 1979 más los Juegos Mundiales de 1981. Tras la cita mundialista de 1980 en Talcahuano emigró a Australia, donde continuó su carrera deportiva jugando por el Mordialloc. Incluso, en la década de los 90 fue técnico del representativo oceánico y, posteriormente, vicepresidente de la FIRS.
Sandro Pifferi. El Gringo, otro de los mejores de nuestra historia gracias a su gran muñeca, visión de juego para habilitar a un compañero y la calma que exhibía para hilvanar jugadas. Se inició en los equipos infantiles marianistas, siendo campeón metropolitano en 1970, 1974, 1975 y 1979; formando también en Universidad Católica –campeón nacional en 1969- y Unión Española –campeón de Segunda División 1976 y campeón metropolitano 1977-. Por la Selección Nacional alineó en los Mundiales de 1970, 1972, 1978 y 1980 más los Sudamericanos de 1967, 1969, 1971, 1973, 1975, 1977 y 1979; y los Juegos Panamericanos de Puerto Rico 1979.
Francisco Miranda. Unque también jugó por Unión Española y Universidad Católica, Pancho está fuertemente identificado con Thomas Bata donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Delantero aguerrido y pragmático al momento de pisar el área rival, en la Selección Nacional formó en los Mundiales de 1978, 1980 y 1982, más los Sudamericanos de 1979, 1981 y 1984; más los Juegos Mundiales de 1981.
Eduardo Riveros. También surgido del vivero leonpradino, destacó como un técnico defensa que también sabía llegar en ataque. Bimundialista (1978 y 1980), debutó en la Selección Nacional en el proceso al Sudamericano de Montevideo 1973. Dos años después, en la cita continental de Mar del Plata, además del hockey intervino en la competencia de patín carrera. En su carrera también alineó por Unión Española y San Miguel, siendo el capitán cuando el club comunal se formó en 1987 para cobijar a los alumnos hockistas del Instituto Miguel León Prado en un representativo adulto.
José Antonio Espinoza. El más joven del plantel, en Taklcahuano inició su derrotero mundialista que sumó cinco certámenes más (1982, 1984, 1988, 1989 y 1991). Su rendimiento bajo los parantes lo llevó a ser considerado como uno de los tres mejores en su puesto –junto al español Trullols y el portugués Ramalhete-, alineando en la Liga italiana entre 1987 y 1991. A nivel local, formó en Universidad de Chile, Universidad Católica, Manuel de Salas, UMCE y Estudiantil San Miguel. Es considerado el mejor portero de la historia del hockey chileno.
Jorge Andreu. Formado en León Prado –con el que obtuvo los títulos metropolitanos de 1974 y 1975-, también defendió la cabaña de Unión Española –campeón de Segunda División en 1976 y metropolitano 1977- y Universidad Católica. Fue un arquero que destacó por su agilidad y personalidad bajo los parantes. Por la Selección Nacional alineó en los Sudamericanos de 1975, 1979 y 1984 además de integrar el plantel que obtuvo el cuarto puesto en el Mundial de Talcahuano 1980.
Mario Spadaro (DT). Técnico que se caracterizó por confiar en las habilidades individuales de sus dirigidos por sobre la táctica a aplicar, y sobre todo por formar buenos grupos de convivencia. Había asumido en el cargo de seleccionador nacional un par de meses antes, respaldado por las campañas que había logrado dirigiendo a Universidad Católica. Tuvo a su cargo a la Roja en los Sudamericanos de 1979, 1981 -tercer puesto- y 1990; la Gira por Europa de 1980; Juegos Cruz del Sur 1982 –medalla de oro-, Panamericano de Naciones 1983; y Mundiales de 1980 –cuarto puesto-, 1984 –séptimo lugar- y 1991 –undécimo puesto- con un saldo total de 60 partidos desglosados en 23 triunfos, 6 empates y 31 derrotas. A nivel local, también dirigió –además de la UC- a León Prado, Manuel de Salas y UMCE.
Osvaldo Andrade (Ayudante Técnico). Estratego identificado con Universidad Católica, se inició en el hockey alineando por Green Cross. Como parte del cuerpo técnico, en la Primera Fase se desempeñó como espía al observar a los potenciales rivales de Chile en Talcahuano, mientras la Roja disputaba sus lances en el Parque O’ Higgins.
Juan de Dios Godoy (Médico). Reconocido en su labor como galeno, el doc también destacó como el elemento aglutinador del grupo, gracias a sus constantes arengas para que sus jugadores mantuvieran el ánimo en alto y, además, para que se sintieran disminuidos ante rivales que, en el papel, eran superiores.
Juan Manzuy (Paramédico y Utilero). Personaje popular en la Selección Nacional, Juanito eran quien colocaba el toque lúdico en el plantel además de estar siempre presto a cualquier detalle que le faltara a los jugadores granjeándose el cariño de sus deportistas.
Luis Alberto Villarreal (Preparador Físico). Fiel escudero de Mario Spadaro, el Profe era quien le sacaba trote a los jugadores. Al momento del Mundial se desempeñaba en sus labores en la Roja desde 1978.
Rafael Soto (Mecánico). El encargado de mantener los patines de todo el plantel en las mejores condiciones. Siempre acompañado de su maleta –que incluía ruedas, rodamientos y herramientas varias-, al momento del Mundial llevaba una década ligado a la disciplina.
Bernardo Arancet (Delegado). El encargado de ser el representante del equipo fuera de la cancha, en la década de los 60 había sido arquero de los equipos infantiles y juveniles de León Prado.