1978: El Mundial de la Reinserción Internacional

El plantel antes de viajar a Argentina. Arriba: Evaristo Mena, Eduardo Tapia, Humberto Mazarelli, Miguel Rojas, Eduardo Riveros y René Muñoz. Abajo: Francisco Miranda, Carlos Suez, Rodolfo Huerta (tercer portero, no fue inscrito en la nómina oficial), Sandro Zolezzi y Sandro Pifferi.
El plantel antes de viajar a Argentina. Arriba: Evaristo Mena, Eduardo Tapia, Humberto Mazarelli, Miguel Rojas, Eduardo Riveros y René Muñoz. Abajo: Francisco Miranda, Carlos Suez, Rodolfo Huerta (tercer portero, no fue inscrito en la nómina oficial), Sandro Zolezzi y Sandro Pifferi.

El objetivo de la Selección Chilena en su retorno a la cita mundialista era claro: quedar entre los dos mejores países sudamericanos para clasificar a los Juegos Panamericanos que se realizarían al año siguiente en San Juan de Puerto Rico. Pero también el técnico Juan Rojas agregaba presión al señalar que “queremos superar el octavo puesto en el último Mundial de España en 1972”, avisando de paso que “este equipito, como le llama la prensa argentina a nuestra Selección, les dará sobresaltos a los más pintados”. La apuesta final fue del presidente de la Federación, Eugenio Silva, quien no dudó al profetizar que “estaremos entre los seis primeros”.

Tras el impecable debut en sus tres partidos iniciales, la prensa acreditada ya designaba a la Roja como el “equipo sorpresa del torneo”. El DT Rojas comentaba también que la afición sanjuanina ya había ungido al representativo chileno como uno de sus favoritos. “En todo momentos en las calles y en los partidos se nos aplaude y alienta. Estamos muy agradecidos con las atenciones del pueblo argentino”, decía el ex portero de la UC y Thomas Bata.

Y reafirmando que Chile “mira con respeto a todos sus rivales” llegó el partido con Portugal. La máxima potencia con el mejor de todos, Antonio Livramento, manteniendo inalterable su calidad. Quienes asistieron al Parque de Mayo quedaron, literalmente, con la boca abierta cuando, iniciado el segundo tiempo los de la camiseta roja superaban a los lusitanos por… 4-0. Los europeos reaccionaron, los chilenos se desajustaron y se emparejó la cuenta a 4-4. Minuto final y hubo penal para los sudamericanos, pero Eduardo Riveros lo desperdició. Lo peor sucedió restando sólo segundos: los portugueses marcaron el gol que les dio el triunfo 5-4. Los nacionales quedaron desechos, pero se habían ganado el respeto. Es más, Livramento se hizo presente en el camarín chileno y felicitó a cada uno de los rivales.

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Ese traspié “dejó huellas físicas y anímicas. Chile lamentó su segundo contraste” al caer con Estados Unidos. A pesar de esa coyuntura, el representativo nacional era ubicado en un bloque denominado “intermedio” –una suerte de escolta de los favoritos Argentina, España y Portugal- junto a Italia, Alemania, Brasil y los norteamericanos. En los de “menor calidad” se cobijó a Japón, Mozambique, Australia y Bélgica.

El pleito con los trasandinos avizoraba “una nueva recuperación” pero la derrota 3-1 “fue una culminación de infortunios. La pelota bailó varias veces en la línea del arco argentino y se estrelló frecuentemente en los palos. El buen juego no sirvió” con los vecinos cordilleranos.

La caída ante Italia “puso después la lápida” mientras que las victorias sobre Bélgica y Mozambique “sólo sirvieron para encaramarse” en la tabla de posiciones. Un sexto lugar que “parece discreto, luego del comienzo avasallador, pero que no es malo si se revisa la historia: está a la par con lo mejor que ha logrado Chile en sus participaciones mundialistas”.

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Al retorno, una críticas públicas de Juan Rojas de que “hubo jugadores que perjudicaron el desempeño del equipo jugando para el lucimiento personal” no alcanzaron a tomar volumen tras las réplicas del presidente de la Federación, Eugenio Silva –“si no se llegó más arriba se debe únicamente a la falta de experiencia y a la carencia de roce internacional”– y de uno de los aludidos, Eduardo Tapia –“no quiero tener polémicas”-. Eran parte de la anécdota que adornó una positiva campaña.

luminotecnia

Un comentario sobre «1978: El Mundial de la Reinserción Internacional»

  1. Yo tuve el placer de ver ese mundial completo desde las tribunas, Chile debió ser quinto, creo que es cierto que el equipo careció de experiencia y también contó con algunos errores de la dirección técnica.

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