1984: A Puro Oficio

El plantel en Novara. Arriba, de izq a der: Juan de Dios Godoy (médico), Arturo Salvatierra, Mauricio Dinningham, Mario Spadaro (DT), Rodrigo Muñoz, Eduardo Cleveland, Oscar Ahumada A. y Osvaldo Rodríguez B. Abajo: Javier Santos, Gianni Carniglia, José Antonio Espinoza y Jesús Ayarza.
El plantel en Novara. Arriba, de izq a der: Juan de Dios Godoy (médico), Arturo Salvatierra, Mauricio Dinningham, Mario Spadaro (DT), Rodrigo Muñoz, Eduardo Cleveland, Oscar Ahumada A. y Osvaldo Rodríguez B. Abajo: Javier Santos, Gianni Carniglia, José Antonio Espinoza y Jesús Ayarza.

De cuando en cuando, en el hockey chileno los dirigentes tienen su partido aparte. Desde la década de los 40 se manifestaba esa suerte de Patología Autoinmune de la actividad que deja, como principales damnificados, a los jugadores.

Uno de los puntos altos de esta manifestación se dio en 1984, afectando al plantel que se preparaba para el Mundial en Novara. Teniendo como base al Manuel de Salas, el plantel tuvo variadas diferencias de opinión con el –en ese entonces- presidente de la Federación, Francisco Azar.

Desacuerdos que derivaron, a principios de marzo, en que todos los convocados fueran despedidos, incluyendo al técnico, Mario Spadaro. Se designó a Omar O’ Ryan para afrontar con una nueva Selección el Sudamericano que se disputó en mayo en San Juan –y en donde Chile culminó en el tercer puesto, tras caer ante Argentina y Brasil e imponerse a Uruguay-.

Tras el retorno, Azar renunció a su cargo y fue el Comité Olímpico el que asumió la dirección de la actividad. Entre medio, se recontrató a Mario Spadaro y el proceso inicial retomó la marcha. El estratego, en la previa, había dicho públicamente que “yo regreso sólo si Azar se va. Y eso es definitivo. Tengo dignidad”. Y así se dio.

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Con toda esa puesta en escena, la Selección Nacional ultimó su preparación para la cita. A esa altura, más que defender el cuarto puesto logrado en las dos anteriores citas el objetivo era evitar el descenso ya que en la competencia de diez países los tres últimos descendían a la Serie B.

Una serie de amistosos en Alemania permitió calibrar al equipo, que además de tener una base compacta y de superar los entuertos con los directivos, debía apelar a todo el oficio acumulado en el, sobre todo, el año anterior donde había participado –como Manuel de Salas- en el Mundialito de Clubes y el Sudamericano de Clubes Campeones más el Panamericano de Naciones. Todos con sede en la localidad brasileña de Sertaozinho.

Con el debut adverso ante Brasil comenzó un derrotero complicado que probó la fibra de esa generación. Que se complicó con la derrota ante Portugal, que fue por motivos extradeportivos. Sucedía que al inicio del segundo tiempo, la Roja vencía por 3-2 cuando los lusitanos comenzaron a cargar a Arturo Salvatierra con agresiones. El capitán, cansado de tanto golpe, reaccionó con un palo en la cabeza del portugués Alves. El árbitro expulsó al chileno por 5 minutos. Pero el espectáculo lo dieron los europeos, porque tras los asomos de pugilato en la cancha, Alves seguía tendido sobre el parquet… con una toalla cubriéndole la cara mientras sus compañeros se mantuvieron impávidos, como si no les importara el caído. A lo mejor, más diarios para taparlo…

El empate con los suizos y la estrecha caída ante los italianos fueron la previa de lo mejor que exhibió el equipo en aquella ocasión. Liderado por la mejor versión de Osvaldo Rodríguez, el equipo chileno se impuso a España. Y justo el 18 de septiembre, por lo que no se podía ser menos en una fecha tan especial.

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Pero tras las celebraciones, Argentina –que avanzaba hacia su segunda corona- se encargó de poner a sus vecinos cordilleranos con los patines sobre el rectángulo. Ante Holanda fue, sin embargo, digno de una epopeya. Los tulipanes estaban 3-0 cuando los nacionales reaccionaron y construyeron el valioso 4-3 final. Pero todo ese esfuerzo desplegado pasó la cuenta ante Alemania. Con lo que quedaba en el estanque se anotó el punto necesario ante los estadounidenses que permitió salvar la categoría.

Tras la experiencia, el DT Mario Spadaro fue lapidario en su evaluación. “Estamos atrasados en muchos aspectos. Al correr del campeonato nos dimos cuenta que la evolución nos dejó atrás. Físicamente, materialmente y organizativamente estamos a años luz del resto del mundo. Y ahí están los resultados”. A su vez, el capitán Arturo Salvatierra avisó que “si no cambiamos nuestra estructura, vamos a desaparecer”.

Mientras eso sucedió en Novara, en Santiago fue designado Leoncio Medina como nuevo presidente de la Federación. Por lo menos, el aire comenzaba a ser respirable… hasta nuevo aviso.

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