Se trató de la estadounidense Natalie Dunn quien en mayo de aquel año realizó una serie de exhibiciones en el gimnasio Manuel Plaza, que estaba emplazado en Américo Vespucio con Irarrázaval, al frente de la Plaza Egaña. El objetivo era fomentar esa disciplina que era, en ese entonces, muy incipiente en nuestro país. El aval de Dunn fue su medalla de oro, ganada en el Mundial de Roma realizado el año anterior y que la convirtió en la primera norteamericana en adjudicarse ese título en la competencia de Figuras.