Tras superar el impasse del supervisor, que se agregó a la falta de fondos que hubo en 1997 por malos manejos en la Federación lo que derivó en la falta de partidos del equipo, en los días antes del largo viaje a Macao el DT Osvaldo Rodríguez sólo trasuntó confianza. Es más, decía que “a nadie le temo”.
Por su parte, el portero Rodrigo Quintanilla agregaba que “lo sucedido en México no es un fantasma, sino que una revancha” antes de iniciar la travesía de 36 horas, escalas incluidas, para llegar a Macao, pequeño mencionado enclave de apenas 21 kilómetros de superficie con vista al Mar de China.
La adaptación, de paso, a los 30 grados ambiente y 80 por ciento de humedad fue rápida lo que permitió no ser afectado el juego de los chilenos.
Tras una primera ronda donde arrasó con todos sus rivales en el Don Bosco Pavillion, en Cuartos de Final –en el Forum Pavillion- el antagonista fue Japón. Si alguien pensó en un deja vú de lo sucedido dos años antes en México, no alcanzó a tomar fuelle ya que el 9-1 a favor de los nacionales enterró todo ese temor.
Se llegó al crucial pleito ante Mozambique, en Semifinales. El cuadro africano era uno de los cuadros fuertes en el certamen, por lo cual los chilenos debieron apelar a todo su oficio. Porque no sólo superaron al rival sino que también a las constantes agresiones antagonistas más al arbitraje del portugués Joao Faría y el macaense Alberto Rodrígues quienes no disimularon su parcialidad hacia los mozambiqueños.
El trámite cerrado se tradujo en un 3-3 que se rompió con la anotación de Gonzalo Campos que abrochó el triunfo y el retorno a la Serie A. Ahí comenzó la celebración.
Pero los nacionales querían el premio doble y utilizaron a su reserva de fuerzas para imponerse en la final a los Estados Unidos. Mejor aún, además del título Rómulo Vargas fue elegido el mejor hockista del certamen. Mejor no podía ser el regreso a las Ligas mayores.
Al retornar al país, el técnico anunció que de cara a la preparación para el Mundial A del año siguiente “necesitamos el doble de los recursos y la preparación. Duplicar los entrenamientos. La meta es quedar dentro de los seis primeros. Y si seguimos trabajando igual los siguientes dos años, podríamos estar cómodamente dentro de los cuatro mejores”. Optimismo había de sobra. Se había cerrado otra etapa en la historia del hockey-patín chileno.