A modo de contextualización, conviene aclarar de qué se trataba ese tipo de torneos en los cuales Chile participó en cuatro ocasiones (1988, 1994, 1996 Y 1998). Todo comenzó en mayo de 1982, en la cita de Barcelos, Portugal, donde compitieron 22 países, un record en la historia de los Mundiales de hockey-patín.
El objetivo era establecer dos bloques entre las potencias de primer y segundo orden con el resto de los países en que se practicaba la disciplina. De esta manera, se evitaban catastróficas goleadas, como las registradas por India en 1980 ante, por ejemplo, Argentina (0-31) o con Holanda (0-40). Por supuesto que esos números desteñían lo que se espera de una cita ecuménica deportiva.
Pues bien, los países que ocuparon los primeros 10 puestos del torneo en Barcelos pasaron a formar, a contar del siguiente Mundial en 1984, la Serie A o Primera División del hockey del orbe. El resto se quedaba en la Serie B.
De esta manera, durante cada torneo en la Serie A los países que terminaban en los tres últimos puestos bajaban a la B. Y los tres primeros de la B subían a la A. Fácil y bonito.
De esta manera, se enfrentaban naciones como Uruguay, Sudáfrica, Japón, Macao, Australia, Nueva Zelanda, Colombia y Andorra, entre muchos. En total, 38 países en las 16 ediciones de este segundo bloque que se anotaron entre 1984 y 2014. El respectivo historial es el siguiente:
El fin llegó con el establecimiento, el año pasado, de los World Roller Games con Eliminatorias continentales, que dio forma a tres estamentos en competencia: Campeonato World Skate, Campeonato Confederaciones y Campeonato Intercontinental –una suerte de Primera, Segunda y Tercera División mundial-. Bloques que se conforman en función de los cupos asignados a cada continente.