En la mesa de los cuatro grandes ídolos históricos del hockey chileno, el popular Gringo es la tercera pieza tras Raúl Garay y Alfonso Finalterri, antecediendo –de paso- a Osvaldo Rodríguez hijo.
Alumno del Instituto Miguel León Prado, se inició en el deporte de los patines y chuecas en 1958, mientras practicaba paralelamente básquetbol en el equipo del establecimiento marianista. Es más, junto a los hermanos Madariaga es el primer gran referente histórico del IMLP.
Entre 1968 y 1972 alineó en Universidad Católica –con la que ganó el título nacional en 1969- para retornar al redil de Gran Avenida 3696 y anotarse los títulos metropolitanos de 1974 y 1975. Con el resto de ese plantel ganador emigró a Unión Española, donde inscribió los campeonatos de Segunda División de 1976 y el Metro del año siguiente.
Tras la disolución del quinteto hispano, registró su segunda etapa en la institución cruzada antes de volver, otra vez, a su club de origen donde fue el líder del equipo de la Asociación San Miguel que fue subcampeón nacional en 1985, tras una dramática definición con Usach.
En el peak de su rendimiento la prensa especializada no ahorró adjetivos para definirlo como “la gran figura del hockey chileno”. Incluso, Alfonso Finalterri dijo del leonpradino que era el hockista “más técnico que existe en nuestro medio. Su habilidad y temperamento cuadra a la perfección con el papel de armador que se le asigna”.
Cuando le consultaron a Sandro Pifferi si se sentía “tan bueno” para esta actividad, él –con la tranquilidad que siempre mostró en la cancha, donde con un solo movimiento de chueca cambiaba el destino de un partido- comentó que “así dicen. Pero me considero un jugador en evolución. Por eso actúo con una predisposición calculadora, que a ratos me hace ver lento”.
Pragmático, también acotó que “el hockey es uno de los deportes que pueden ser aprendidos y la práctica se encarga del resto. Claro que, como toda actividad física, se necesita mucha fuerza, agilidad, rapidez y buenos reflejos. Pero todas estas cosas se pueden alcanzar con la preparación constante”.
Por la Selección Nacional alineó en los Sudamericanos de 1967, 1969, 1971, 1973, 1975, 1977 y 1979; en los Juegos Panamericanos de 1979; y en los Mundiales de 1970, 1972, 1978 y 1980. Más detalle, en el certamen mundialista de San Juan, en 1978, se dijo que hubo tres astros que superaron al resto: el portugués Livramento, el español Nogué y el chileno Pifferi.
Un astro, qué duda cabe.
SImplemente un ASTRO .Y UN GRAN AMIGO.
Tal vez uno de los mas grandes jugadores que ha producido nuestro deporte tan querido y siento que talvez no tuvo la suficiente compañia para alcanzar grandes metas
Lo vi jugar muchas veces en el colegio , un crack , lindos recuerdos.
Jugaban muy bien junto a mauricio
Sandro Pifferi, vecino de toda la vida en San Miguel. Vivo a dos casas de la que era casa de sus padres, Luiggi Pifferi y María Rossi. Don Luiggi era un tornero de excelencia que me enseñó muchas cosas en su taller. Gracias a Sandro, tambien ingresé al Leon Prado en 1963. Aún lo diviso por aqui, llegando a esa casa donde actualmente vive su hermana Carla. Excelente hockista, agil y certero, volaba en la cancha y el equipo completo era excelente y se llenaban las graderias de la cancha en los partidos. Yo nunca aprendi a andar en patines, pero si lo hizo mi hermano Victor con su amigo del barrio…..