Un mentor. Un guía. Bien puede decirse que el nombre de Camilo Parra Vargas es sinónimo del gran formador de hockistas que nacieron bajo el alero del Instituto Miguel León Prado, a partir de la segunda mitad de la década de los 70.
Sin embargo, su historia abarca mucho más. Que comenzó como uno de los tantos jugadores que se juntaban los domingos por la mañana, a principios de los años 40, para darle al disco en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio de La Moneda.
Su técnica la lució con las camisetas de Dávila Baeza, Palestino, Green Cross, Guadalupe de México, Universidad Técnica del Estado y la Asociación Santiago. Tal vez, con la camiseta blanca y franja verde del Guadalupe –que era dirigido por el padre Baldo Santi- fue donde alcanzó su cenit como hockista al liderar a una camada que completaban Sergio Moreira, Antonio Luna, Luis Bravo y Jorge Ibáñez.
Su sapiencia en la materia la extendió como entrenador, formando en el cuerpo técnico de la Selección Nacional que intervino en 1966 en el Campeonato Sudamericano disputado en Concepción y en el Mundial realizado en Sao Paulo.
Pero más allá de la chueca, las rodilleras y canilleras abordó el patinaje como si se tratara de una ciencia. Estudioso, no descuidaba detalle al momento de preparar a sus pupilos enseñando desplazamientos, giros y frenadas. Aspectos básicos que para Don Camilo -apodo con que lo conocían sus jugadores- eran ley.
Toda su erudición la pudo aplicar al dirigir –junto a Kuru Aguirre de Silva- la primera Selección Nacional de Patinaje Artístico que intervino en el Sudamericano realizado en Santiago a fines de 1977.
Como él mismo lo señalaba infinidad de veces, le apasionaba la enseñanza. Contratado por la Asociación San Miguel, inició su labor –que definió como la enseñanza del “patinaje de artes y escuela”- en la Escuela de Hockey leonpradina en 1974 con el convencimiento que la edad óptima para que un niño comenzara en este deporte eran “los 4 años. Y con empeño y trabajo, los 9”.
Bajo el alero del IMLP Camilo Parra lució su sentido pedagógico tanto en la Escuela como cuando tuvo a su cargo algún representativo de la Asociación San Miguel. “Porque siempre se está enseñando tanto patinaje como jugadas, en el caso de los que ya están en alguno de los equipos de la Asociación”, exponía.
Además, siempre fue un convencido de que había “un buen futuro” en aquella Escuela de hockey porque “a través del tiempo ha dado jugadores de alto nivel competitivo, los cuales incluso ya han jugado por la Selección”. El tiempo le dio la razón, qué duda cabe.
Don Camilo. Gran profesor, lo recuerdo con mucho cariño y jamás lo olvidaré. Un gran abrazo profesor. Por siempre.