Evolución del Sistema y la Táctica del Hockey Chileno

Mundial 1954, Chile vs. Portugal. La "zona" del básquetbol aplicada por la Roja complicó a los lusitanos.
Mundial 1954, Chile vs. Portugal. La “zona” del básquetbol aplicada por la Roja complicó a los lusitanos.

Desde sus románticos inicios en la segunda mitad de la década de los 30, en el siglo pasado, nuestro hockey-patín siempre ha vestido el traje del sistema y la táctica. Pero antes de continuar con esta exposición, conviene aclarar la diferencia entre esos dos sustantivos, “sistema” y “táctica”. Mientras “sistema” es la forma en que son ubicados los jugadores en el embaldosado, “táctica” es ese sistema puesto en movimiento tras el pitazo inicial.

* El aporte de Parra. Aclarado ese detalle reafirmamos que desde sus comienzos este deporte –cuando se golpeaba un disco de madera- mostró un ordenamiento en el campo de juego, incluyendo aspectos tales como marcación zonal y hombre a hombre, quiebres de jugadas y salidas en bloque. Tales tácticas se debieron a la aplicación de los preceptos del básquetbol.

El origen de este préstamo desde el deporte de los cestos se debió al club Estudiantil de Independencia que contó con el aporte de Enrique Parra, quien cumplía labores como entrenador en el club Barcelona de aquel barrio y que llegó al incipiente deporte de los patines por una petición de los nóveles hockistas que eran vecinos suyos.

Parra asumió las similitudes entre el hockey y el basquetbol –dimensiones casi iguales de la cancha, número de jugadores de campo- por lo que los diagramas que aplicaba bajo los aros los trasladó al campo de juego de los patines. De esta manera, cuando los jugadores del Estudiantil tenían el disco a su disposición protagonizaban cambios de ritmo y coberturas de espacios; mientras que cuando perdían el implemento retrocedían a su campo para forma la “zona”.

No tardó el resto de los equipos a comenzar a copiar los esquemas del elenco de Independencia, lo que indirectamente le permitió al nóvel deporte desarrollar sus primeros aspectos técnicos y tácticos. Incipientes conceptos pero conceptos al fin y al cabo. O como se resumió, posteriormente, los hockistas chilenos “jugaron siempre con una táctica, no pasaron por la época de improvisación de otros deportes”.

* Consolidación del sistema. En 1950 se produjo un gran salto evolutivo, porque al cambio del disco a la bocha –propiciada por el técnico italiano Rafael Casali- se unió el arribo al país del español Elías Reyes. A esa altura los equipos alineaban con el clásico cuadrado, en posiciones fijas: se hablaba de un back (defensa) derecho, back izquierdo, wing (ala o alero) derecho y wing izquierdo.

Reyes perfeccionó esos esquemas iniciales con sus experiencias europeas –muy influenciado por lo que anotó y aprendió de los portugueses- instando a los jugadores nacionales a perfeccionar el dominio del patín y la chueca para sortear los marcajes rivales. “Pero primero deben aprender a patinar. Patinar jugando hockey no es lo mismo que patinar divirtiéndose”, decía, a la par que en la escena local había temor a jugar con velocidad.

Lo aprendido tuvo su examen de grado en el Mundial de Barcelona, en mayo de 1954, donde a pesar del octavo puesto anotado por la Roja los chilenos sorprendieron a los entendidos del Viejo Mundo. Sobre todo, con su disciplina en los esquemas tácticos que no eran más que la aplicación de los ya citados sistemas del básquetbol. Como, por ejemplo, la “zona” cuando había que defender. Fue así que conjuraron a los portugueses, que habían goleado a sus rivales en la previa y que sólo superaron a los chilenos con un apretado 2-1.

Mundial 1962, Chile vs. Alemania. El hockey nacional comenzaba a aplicar el 1-1-2.
Mundial 1962, Chile vs. Alemania. El hockey nacional comenzaba a aplicar el 1-1-2.

* Del 2-2 al 1-1-2. Ocho años después, con el Mundial realizado en nuestro país, el dibujo del 2-2 dio paso al 1-1-2. Fue el nacimiento de los clásicos puestos del defensa –o “último”-, el “medio” –o volante- y los dos delanteros –o “aleros”-. Este nuevo orden implicó que en el área propia debía existir una total complicidad entre el portero y el último hombre, para atender cuando se produjeran las ocasiones rivales; que el denominado “medio” no era sólo por ubicarse en el centro del campo sino que era el encargado de equilibrar defensa y ataque, con un constante ida y vuelta; y que los “aleros” no sólo atacan sino que también marcar para pasar de la defensa al ataque y viceversa con velocidad, sin posiciones fijas ya que entre ambos el cambio de perfiles era constante.

Incluso, especialistas recomendaban que tras lo presenciado en el embaldosado del Gimnasio Nataniel el hockey chileno debía asumir una mixtura entre la Escuela Portuguesa –“elasticidad de movimientos en el manejo de la chueca, patinar hacia atrás, por entre los patines, estado físico para agacharse y sin tocar al rival”– y la Escuela Italiana –“movimientos bruscos, fríos en su accionar”– para adecuarse al desarrollo que estaba teniendo la actividad local con lo que sucedía a nivel internacional.

Estos planteamientos se mantuvieron en nuestra escena, casi como dogma, hasta principios de los años 90 cuando se comenzaron a aplicar mayores especificaciones tomando gran importancia las “estrategias” de juego. Era la evolución que ya se había visto en Europa donde el juego era totalmente táctico, una suerte de básquetbol sobre patines.

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