La verdad sea dicha, se esperaba más de la definición del tercer puesto. Por el calibre de sus protagonistas y porque era una versión reload de la final del pasado Mundial en Tourcoing. Pero todo quedó definido antes de que se cumplieran los tres minutos de juego con la apertura de Adriana Gutiérrez.
Y sería todo, porque el resto del duelo fue un monólogo de Las Águilas presionando, abriendo la cancha, buscando la incursión ante el movible Rombo francés que no renunció a su estrategia de esperar para el zarpazo.
Cuando eso último se logró concretar, lo de zarpazo en muy contados momentos, los embates de Les Blues eran rápidamente conjurados por la zaga albiceleste que retornaba velozmente a su sector.
Así sucedió una y otra vez, permitiendo que el tiempo de partido transcurriera rápido formalizando para Argentina un lugar en el podio del Mecano de Playa Brava, siendo en parte un consuelo tras quedar fuera de la final luego del gran partido que encarnaron en la noche del sábado con las españolas.
Ahora bien, hay que destacar un dato estadístico notable: Las Águilas cada vez que cayeron en la instancia de semifinales -en los certámenes de 2000, 2006 y 2008- nunca perdieron en la definición por el bronce.
En el caso de las francesas, la generación que obtuvo el título en 2012, más los subcampeonatos de 2010 y 2014 comenzó a nutrirse de savia nueva. Este cuarto puesto, sin duda, es un espaldarazo para el proceso de las galas.