Nuestro editor dedica alguna líneas hacia los muchachos de Radioa Rodar como muestra de respeto por lo hecho desde 2011 y que llegó a término el viernes pasado con un detalle: Roberto Poblete dijo que “cerramos la puerta… pero no con llave”, dando a entender que las intenciones de continuar, a pesar del actual momento, se mantendrán.
EL MICRÓFONO SE APAGÓ…
Nobleza obliga. No podemos sustraernos a lo sucedido el viernes pasado tras el fin de la Liga de Honor. Radioa Rodar se despidió de sus transmisiones, que eran un panorama fijo para los seguidores del hockey los días viernes. Lo triste es que no fue por decisión propia, sino que la presión de la coyuntura nuevamente se hizo sentir. La falta de financiamiento, que le dicen.
En forma lamentable, en nuestro país -salvo el fútbol- si tal o cual deporte no cuenta con un referente que acapare portadas, el interés de potenciales inversionistas es una quimera. Sucedió con el tenis en la época dorada de Marcelo Ríos, Fernando González y Nicolás Massú donde eran fijos en las pautas hasta de los espacios faranduleros. Pero cuando ellos ya no ingresaron a la cancha, dio la sensación de que las raquetas habían desaparecido. De hecho, las transmisiones de los partidos de Copa Davis, que eran un clásico en las parrillas de los canales grandes, ahora hay que buscarlos con lupa en alguna estación de mínima resonancia. Eso sí, lo buscan los que tienen el interés… porque el resto, si no se difunde en algún medio, poco o nada se enteran.
Algo similar acaeció con la gimnasia mientras Tomás González se adjudicaba medallas en las Copas mundiales y eran candidato firme a una medalla olímpica. Pero ahora como el mejor gimnasta chileno de la historia ya cumplió su ciclo, la disciplina de los saltos y aparatos pasó al limbo mediático.
Por eso si no se cuenta con ese importante aval, el del referente que trasciende, intentar difundir un deporte que no es masivo es una verdadera cruzada. Eso fue lo que encarnaron los muchachos de Radioa Rodar en sus cinco años de transmisiones. Que eso no fuera un obstáculo para apelar al máximo profesionalismo en cada una de sus emisiones.
“Una locura” recordó Roberto Poblete en los últimos instantes de esta estación. “Esto se acaba no porque queramos nosotros”, agregó Patricio Soto. Ambos encarnaron un esfuerzo semanal para cargar equipos, instalar cámaras y asegurar la conexión para la difusión del streaming para cumplir con su objetivo.
Comenzaron como radio, propiamente tal. Después se atrevieron al siguiente paso, el de llevar imagen vía internet. Así, la dupla Soto-Poblete fue sumando competencias, background y respeto de la escena nacional.
Nobleza obliga para un reconocimiento hacia ellos. También, un agradecimiento porque en mayo del 2015 fueron ellos quienes dieron a conocer, en sus transmisiones, a esta página web. Respeto mutuo, no hay duda. Que se cristalizó con un apretón de manos al coincidir Radioa Rodar con Patines y Chuecas en el pasado Mundial de Iquique.
Pero, insistimos, la presión de la coyuntura se hizo sentir. En su despedida, Roberto Poblete y Patricio Soto esbozaron el deseo de que este proyecto se mantenga al aire. “Cerramos la puerta… pero no con llave”, señalaron. Pero por más monumental que sea el esfuerzo personal, por más que las intenciones sean las mejores, sin esa palabra “financiamiento” poco o nada se puede avanzar. ¿Habrá algún interesado qué pueda transformar ese sustantivo en verbo, propiamente tal?
El micrófono de Radioa Rodar se apagó… quizás por cuánto tiempo.
Con el máximo respeto,
Jorge Rodríguez C.