El revisionismo histórico motiva dar a conocer a más empeñosos que con su ánimo ilimitado propiciaron la creación de clubes que marcaron una época en nuestro hockey. Como el material es amplio, presentamos la segunda parte de estas crónicas… anunciando una tercera para la próxima semana. Porque, reiterando lo que se expuso en la entrega inicial de estos datos, vale rememorar a estos ilustres próceres que también merecen ser reconocidos por el aporte que dieron a la actividad.
Indian’s Club: Éste es el primer club del hockey chileno, fundado en Valparaíso en 1935 por Enrique Quinteros de quien la prensa escribió, en aquella época, que era “un entusiasta deportista porteño”. Del Indian’s se expuso que “ha contribuido con sus exhibiciones, a través de muchas giras efectuadas, a la difusión de este hermoso deporte que hoy apasiona a nuestras juventudes”. Con eso, está claro por qué al representativo del Puerto Principal se le definió como “el decano de los patinadores”. Y Enrique Quinteros bien debería ser ungido como el primer padre de los patines y chuecas nacionales.
Ciclón: El club viñamarino, fundado el 1 de mayo de 1941, surgió por la visión de algunos dirigentes unidos a una chiquillada que se juntaba a improvisar partidos en la calle Traslaviña, inspirados en los partidos que protagonizaban otros equipos locales como Neptuno, Carmelo y Praga, Boca Juniors y Municipal. Aquellos dirigentes fundadores ciclonenses fueron Antonio Fernández, Luis Sherry, René Pavez y Samuel Moscoso. Y aquellos nóveles hockistas, Ismael Moscoso, Hugo Chiponti, Rafael Fernández, Miguel Garay, Julio Fernández y Miguel Tordecilla.
Defensa de la Raza: Se puede decir que este equipo, que jugó por la competencia de la Asociación Santiago a mediados de la década de los 40, fue fundado por un Presidente de la República. Porque este elenco surgió como resultado del programa que lanzó en 1940 el Gobierno del Mandatario Pedro Aguirre Cerda, destinado a promover actividades recreativas y de culturización para los trabajadores. En ese programa de Educación Física se incluyó, inicialmente, al atletismo, basquetbol, natación y fútbol. El hockey-patín se agregó un año después para competir en la Primera División metropolitana con representativos de varones y mujeres.
Unión Española: La rama hispana, animadora de la competencia metropolitana en los años 40, se formó gracias al empeño del dirigente y entrenador Vicente Lorenzo. Es más, fue él quien convenció al presidente del club, Juan Legarreta, de levantar la cancha que se ubicó tras la galería del Estadio Santa Laura e inaugurada en 1949. Tras entrar en receso a principios de los 50, el equipo resurgió entre 1976 y 1979.
Stadio Italiano: El elenco de avenida Apoquindo nació tras el Mundial de hockey disputado en nuestro país, en abril de 1962, gracias al empeño de Jorge Carnio. Jugador de Universidad de Chile y entusiasta partícipe en la colonia, Carnio comenzó a enseñar patinaje en las canchas de cemento habilitadas en el Estadio para el tenis. Eso bastó para que se unieran en su labor Humberto Mazzarelli padre en la dirigencia y Eugenio Silva en lo deportivo para formar a uno de los grandes clubes de la década de los 70.
Ferroviarios: Acusando una falta de apoyo del directorio central del club Ferrobadminton, tanto en lo económico como en lo material, el presidente de la rama de hockey, Vicente Garay, fomentó la separación para fundar el club Ferroviarios el 1 de julio de 1966. Cuatro años después, y con el apoyo de la dirección de Ferrocarriles del Estado, se propició el nacimiento de la Asociación Nacional Ferroviaria con epicentro en la cancha de calle Ramón Subercaseaux.
Banco de Chile: Sí, no se sorprenda que la institución bancaria también incursionara en las pistas hockísticas. El club nació a instancias de Horacio Madrid, jugador de Audax Italiano y funcionario del banco, formalizando su constitución el 7 de mayo de 1970. En la planificación de esta institución se incluyó una Escuela de Hockey para los hijos de los empleados de dicha firma bancaria, que animaban una competencia interna cuyos equipos llevaban nombres de departamentos como Cambios, Cuentas Corrientes, Canje Buzón y Cajas.
Academia, Estudiantil y San Miguel: Los tres clubes que dieron forma a la Asociación San Miguel el 21 de mayo de 1970 fueron ocurrencia del dirigente Gonzalo Cortínez. Sucede que como los reglamentos exigían que para conformar una Asociación se debía contar con, a lo menos, tres instituciones, Cortínez aprovechó la nutrida cantera de hockistas que había en el colegio marianista y conformó ese trío de elencos. Una vez formada la Asociación San Miguel, León Prado –que estaba en la Asociación Santiago- pasó al recién conformado conglomerado. Una década después, Estudiantil y León Prado se fusionaron para formar León Prado Azul; Academia pasó a llamarse León Prado Blanco; y San Miguel fue rebautizado como León Prado Rojo.
Manuel de Salas: Tras el épico cuarto puesto logrado en el Mundial de Barcelos 1982, e inspirado por el modelo de la Selección Española cuya base jugaba en la Liga hispana con la camiseta del Barcelona –lo que garantizaba una continuidad en el proceso de entrenamientos y conformación de equipo-, el médico de la Selección Nacional, Juan de Dios Godoy, se contactó con el Liceo ñuñoíno para que se conformara un equipo con su nombre, aglutinando a los seleccionados nacionales. De esta manera, nació el equipo que dominó la escena nacional en el período 1982-1985 y que obtuvo, entre otros logros, el tercer puesto en el Mundialito de Sertaozinho, en 1983, y el subcampeonato en el Sudamericano de Clubes Campeones del mismo año. A inicios de 1986 hubo mudanza desde Brown Norte a Luis Bisquert, cambiando su nombre a UMCE.
Instituto Aspro: El representativo del Centro de Estudios Informáticos nació a fines de 1989, a instancias del dueño de dicho recinto, Luis Penna Díaz, quien había sido dirigente de Thomas Bata y, además, había conseguido la localía del Mundial que se jugó en 1980 en Talcahuano. Fiel a su estilo de estar pendiente de sus deportistas, Penna buscaba fórmulas para ayudar y entusiasmar a sus hockistas. Por ejemplo, a los más jóvenes se les entregaron becas para estudiar alguna de las carreras que impartía el Instituto. Y a los más consagrados que vistieron la camiseta albiverde -como Marcos Ledoux, Eduardo Huevo Díaz y Luis Coloma, quien también cumplía labores como profesor en el establecimiento- se les entregaba un pequeño viático más transporte. Y en lo deportivo, fue el primer elenco que aplicó marca personal –sistema con el que España había conseguido el título mundial en 1989- gracias al profesor Maximiliano Muñoz, quien aplicó estrategias del básquetbol en el equipo de hockey.