Expusimos hace un par de semanas que el primer club del hockey chileno fue el Indian’s Club de Valparaíso, formado en 1935. Sus partidos de exhibición por toda la zona impulsó la fundación de otras instituciones.
Así, en Viña del Mar nacieron el Neptuno y Municipal –que tenía el apoyo de la Municipal de la Ciudad Jardín- que, de acuerdo a vetustos registros, se enfrentaron a elencos provenientes de las vecinas Mendoza y Córdoba. Estos primeros partidos internacionales se propiciaron gracias al respaldo edilicio que otorgaba algunos fondos para garantizar el hospedaje de los deportistas extranjeros.
Esos encuentros se disputaron en la avenida La Marina, entre el puente Casino y el Cap Ducal. Muy pronto, el universo de canchas se abrió con cotejos en las calles Quinta y Libertad –frente a la Municipalidad-.
Esos pleitos motivaron el nacimiento de más instituciones, como Boca Juniors más Carmelo y Praga. Tal empuje no tuvo distinciones, porque también algunas mujeres se entusiasmaron y formaron también sus correspondientes cuadros, como el que reunía a algunas operarias de la Unión Lechera de Aconcagua, cuya industria se ubicaba en Libertad con 10 Norte.
Eso en Viña del Mar, porque en Valparaíso se comenzó a hablar de los chuecazos protagonizados en la Avenida Francia y calle Blanco por los elencos de Centro Cívico, Árabe, New Cruzaders, Patín Hockey Club y Centro Cívico.
Desde la costa la fiebre hockística se trasladó hacia las localidades del interior, como Quilpué donde su representante fue el Mapuche Hockey Club; en Limache jugaba el Chile H.C.; y en Quillota asomó el Flecha H.C.
Sin contar lo que sucedía, paralelamente, en Santiago en esos días de la segunda mitad de la década de los 30. Pero ésa es otra historia…