Pablo Jara Culminó Sus Clínicas

Viña fue la primera estación de Pablo Jara y sus enseñanzas.

Viña del Mar, La Calera y San Miguel fueron las sedes donde el técnico-jugador del Correggio italiano compartió sus conocimientos con niños y adolescentes para perfeccionar sus respectivos estilos hockístico. Fue una semana donde el tetramundialista estuvo acompañado de otros ilustres como Katherine Quezada, Mathias Escudero, Benjamín Puentes y Gabriel Tudela más los especialistas Marly Mena, en nutrición, y Jorge Perales, en preparación física, para impartir sus enseñanzas.

Y la evaluación de Pablo Jara, tras la culminación de estas actividades el jueves, es positiva. “Han sido buenas clínicas porque aumentó el número de niños, debido a la masificación que hubo en el tema lo que permitió que llegaran desde varios clubes a participar” comienza diciendo en su charla con Patines y Chuecas.

-¿Qué falencias detectaste durante este proceso?

-Los peques, seguramente, tienen problemas de posición de manos, cuerpo, de patinaje. Hay muchas cosas que no están conceptualizadas, entonces se hace todo a nivel general como diciendo ‘esto es un gancho, esto es un tiro’. Pero no se explica que hay diversos tipos de gancho o de frenadas. Entonces, eso hay que conceptualizarlo y saberlo hacer, saberlo explicar. Y los niños entienden. Lo que pasa es que comprendo que los entrenadores tengan poco tiempo o tengan muchos niños y no tengan las herramientas para trabajar. También, porque por ejemplo tienen pocas pelotas a su disposición. Esos detalles hay que mejorarlos, porque así habrá mejor calidad y los niños tengan mejores cosas. Eso ayuda. El hecho que el DT esté con 10 ó 20 niñitos significa que deben saber hacer el trabajo, que conozcan lo que tienen que hacer, que programen.

-¿Lo positivo de las clinicas?

-Destaco que aquí hay material humano, mucho material humano. Los niños tienen potencial, pero es obvio que algunos más y otros menos. Pero Chile tiene potencial, lo que pasa es que ‘somos al lote, entonces estamos pa’l tres o pa’l cuatro’. Cuando queramos hacer algo bien hecho, que tiene que partir de la cabeza, vamos a dar un paso hacia adelante. Pero hay que hacerlo. Hago una clínica, pero deberían venir más niños. La idea es pueda decir ‘yo tendría que hacer dos clínicas, porque tuve que cerrar la primera de tres días y tuve que agregar otra con tres días más’. ¿Por qué? Porque es importante. Aquí debería haber diez técnicos y no veo a ninguno.

-¿Técnicos mirando lo que haces?

-¡Claro! Que yo esté bien o esté mal da lo mismo. Yo de Osvaldo Rodríguez saqué algo, de Eduardo Flores saqué algo, de Rodolfo Oyola saqué algo, de Italia saqué mucho más. ¡Pero algo me dieron! Hay cosas que no me gustan y no las voy a repetir. Creo que los técnicos podrían venir aunque sea un día, que miren. Si me llamaran y me dijeran ‘oye Pablo, armemos una mesa redonda y hablemos’ no tendría problemas. Si puedo ayudar, si puedo compartir videos o bitácoras, por qué no hacerlo. Lo hago por el hockey porque me gusta, es mi pasión. Por eso me da un poquito de pena que los técnicos no vengan. Si se sabía que estaba la clínica…

El GOM nuevamente fue el escenario donde el tetramundialista compartió con los nóveles hockistas.

-O sea, tú tranquilo si vinieran…

-¿Quién les ha dicho que no? Nadie. Pero nadie me ha dicho ‘Pablo, ¿puedo venir?’. Las puertas están abiertas. Podrían decirse ‘vamos a ver qué hace. A ver, ¿por qué tiene lleno de niños?’. Y si lo quiere grabar, ¿qué problema tengo?

-Viendo el Europeo de Naciones, pareciera que en Sistema de Juegos no hay nada nuevo. ¿Qué opinas al respecto?

-Seguramente, podrían salir cosas nuevas. Pero hay que ver los técnicos que están. España ha cambiado un poquito porque ahora está Domínguez, pero el padrón de juego se mantiene. Italia está con Mariotti, con su esquema de juego y de ahí no se mueve. Pero el equipo itálico tiene una mezcla con la tradición con los marcajes y un juego un poco más latino, más de técnica. Hay un proceso de cambio, los jugadores están más completos porque allá de realizan muchas de estas clínicas. Te podría nombrar diez, doce clínicas de diferentes clubes y diferentes zonas. Y están todas llenas, lo que ayuda. También está el tema de la tecnificación que lo hace la Federación, similar a lo que se hace acá. Eso lo encuentro positivo, tanto a lo que hacen allá como acá en Chile. Sólo que aquí hay falencias. ¿Cuáles son esas falencias? El problema que te decía antes, lo de quién la hace, cómo la hace y quién la enseña. El esquema puede funcionar, pero mejoren al niño que llaman. Que no me lo lleven por otros motivos, porque pasa eso. Y ahí hay un problema. Que se hagan las tecnificaciones está bien, pero llámenlos a todos. Pero que el trabajo que se realiza en tecnificación se continúe en el club. Eso es en Italia está.

-¿Que haya un padrón global de prácticas y juego?

-Exacto. A ver, hay que enseñar esto, esto y esto. No que yo invente cosas y venga un técnico a decir ‘yo jugué así’. Así no funciona. Tiene que haber un padrón que se extienda, y para ello los técnicos tienen que estar preparados. Tiene que saber, saber por ejemplo qué necesita un niño de 10 años, un niño de 12 años, qué condiciones quiere alcanzar, cómo se debe jugar. Eso aquí no existe, porque cada uno hace o deshace.

La foto para la posteridad. Pablo Jara ha sembrado sus vivencias, la cosecha deberá germinar pronto.

-Según tu óptica, ¿cuál es la edad ideal para comenzar a enseñarle táctica a un jugador?

-Tiene que llegar a los 13 ó 14 años, no antes. Antes tengo que ponerlo en posición, trabajar sobre lo fundamental que es un buen patinaje, sin errores, un buen pase-recepción, tiro, tipos de frenadas, etc. Tratar que el hockista llegue hasta a esa edad a un potencial, con toda la base fortalecida. Y después iremos con la especialización, pero tendrá una buena base porque como entrenador le he limpiado todas las pifias que pudo haber tenido. Se trata de aplicar las nociones básicas del juego, pero bien entrenadas. De ahí, a los 10 u 11 años, lo pongo en posición, hacer un juego de dos, bloqueo, ubicar la defensa, etc. Pero antes que jueguen, que se diviertan. Y después lo especializo. Por eso en la clínica armo dos grupos, los más chiquitos por un lado; y los más grandes en el otro, con los que recién llegue a practicar el 3 contra 2, en el tercer día. Pero antes hubo enseñanza de posiciones, gancho, chueca abajo, pase, velocidad, todo eso para tocar todos los puntos. Pero es un trabajo enorme.

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