Tras el inicio de esta serie de crónicas, el pasado miércoles, el turno ahora es para comenzar a revisar a los referentes masculinos de la actividad. Como suele ocurrir con el sano ejercicio de la investigación histórica, esto ha permitido redescubrir nombres que permanecían guardados en el disco duro de la historia. Y que, como siempre mencionamos en Patines y Chuecas -y gracias a la investigación realizada por nuestro editor, Jorge Rodríguez Cáceres- vale la pena conocer y reconocer el aporte de todos estos próceres en el desarrollo de la actividad. De esta manera, comenzamos con esta cuenta regresiva que incluye a cien referentes pertenecientes a todas las épocas del hockey.
100. Edward W. Bown (Inglaterra), Al Servicio de S.M. En los primeros tiempos de las competencias internacionales del hockey, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, el representativo inglés era el gran dominador adjudicándose los diez Europeos disputados entre 1926 y 1939. Y Bown, uno de los estandartes de ese equipo, puso su cuota en seis de esas coronas. Además, lo hecho con el seleccionado lo encarnó también en el Herne Bay RHC, uno de los tradicionales clubes británicos. Claro, después del conflicto armado el epicentro de los patines y chuecas se trasladó hacia la península ibérica, pero Edward W. Bown continuó ligado a la actividad como árbitro, dirigiendo en diez Mundiales.
99. Manuel Magalhaes (Venezuela) El Gato Montés. En la década de los 50, el incipiente hockey venezolano participó de los primeros Torneos Sudamericanos de Naciones. Para la segunda edición, disputada en noviembre de 1956 en Santiago, su portería fue custodiada por este portugués nacionalizado, a quien la prensa lo definió como un guardavallas “elástico, decidido y de buen fundamento”. A pesar de que el representativo caribeño terminó en el cuarto puesto –entre cinco participantes- con un solitario triunfo más tres derrotas y 18 goles en contra, Magalhaes fue designado el mejor portero de ese certamen. Y, de paso, definido como “un gato montés”. Fue él la máxima expresión de una hockística Venezuela que tuvo su última participación internacional en el Mundial B de Macao, en 1990.
98. Daniel Duarte (Colombia) El Eterno. El hockey colombiano comenzó a hacerse notar en la década de los 60 en el concierto sudamericano. Y en 1969 fue anfitrión, en Medellín, de la séptima versión del torneo continental. Ahí en su tierra, comenzó a hacerse un nombre en la pista este jugador que fue pieza de su representativo durante toda la siguiente década, teniendo su despedida en el debut mundialista de los caribeños en la cita de Santiago-Talcahuano 1980. Pero Daniel Duarte continuó con su carrera, jugando posteriormente en la categoría master retirándose, en definitiva, en agosto de 2015 tras adjudicarse con el equipo de Vigor el título del FestiVerano en Barranquilla. Fue él quien le marcó el camino a los posteriores referentes, como Iván Correa y Camilo Ramírez.
97. Carlos Albano (Uruguay) El Hombre del Copete. En los tiempos que el hockey charrúa, en las décadas de los 50 y 60, era potencia en Sudamérica –donde el club Delta era el máximo representante más allá de las fronteras de la República Oriental-, Albano era el hombre fuerte en la defensa celeste. Luciendo, de paso, el clásico peinado de aquellos años con gomina. Con la Selección Nacional de su país alineó en dos Sudamericanos (1954 y 1956) y dos Mundiales (1962 y 1964), con el estilo que caracterizó a los hockistas del Río de la Plata, vale decir defensa fuerte para intentar imponerse, incluso, al rival más empingorotado. Protagonista clave de una gloria que hoy se intenta mantener, gracias a sus esfuerzos personales como los encarnados por Alicia Romero Chiazzaro y Claudio Maeso.
96. Américo Tavares (Mozambique), El Gran Capitán de los Mambas. Cuando el país surafricano comenzó a participar en los Mundiales, tras su independencia en 1975 –dejando de ser colonia que aportaba jugadores al seleccionado portugués-, Tavares pudo exhibir su técnica individual a partir de la cita en San Juan, en 1978 llegando a lucir la jineta de capitán e integrando la llamada Generación de Oro del hockey mozambiqueño que completaron otros ilustres como Arsenio Esculudes, José Carlos y Simoes. En total, fueron cuatro citas mundialistas como hockista, además de uno más como entrenador del representativo de su país. Su hoja de servicios consideró pasos por los clubes UFA, Desportivo, Matchedje, Mabor y Maquinag.
95. Dickie Chado (Estados Unidos), El Sheriff. Fue el gran referente de los norteamericanos durante dos décadas, resumidas en diez Mundiales debutando con sólo 19 años en la cita de Lisboa, en 1974, y culminando en la cita de la Serie B disputada en Santiago de Chile, en 1994 marcando 78 goles. Exponente del juego fuerte que caracterizó a los gringos, también se impuso por carácter y presencia. Todo eso le dio un ascendiente sobre otros próceres como Johnny Raglin, quien jugó en la Serie A italiana. Chado también obtuvo, siempre con la camiseta estadounidense, la medalla de plata en los Juegos Mundiales de 1981 y 1985, como también en los Juegos Panamericanos de Indianápolis 1987.
94. Michel de Winter (Bélgica), El Arquero de las Gafas. En tiempos en que el representativo del pequeño país noreuropeo era asiduo participante internacional, De Winter se empoderó como su portero. Claro que su debut en los Mundiales sólo se formalizó en la cita de 1949 en Lisboa cuando ya contaba con 32 años de edad. Aún así, toda su experiencia sirvió para que el quinteto belga lograra el cuarto puesto en los certámenes de 1951, 1952 y 1954 en tiempos en que no todos los guardavallas usaban mascarilla y jugaban, prioritariamente, de pie. Doble mérito para Michel de Winter, al no desprenderse de sus gafas para enfrentar los ataques rivales arriesgando su rostro ante un potencial pelotazo. Su despedida de la escena mayor –tras formar en ocho Mundiales y dos Europeos- fue en 1961, en el torneo continental disputado en Turín… con apenas 44 años.
93. Theo Habraken (Holanda), El Astro Blondo. El hockey holandés tuvo su mejor rendimiento internacional en la década de los 70 y 80, culminando con el subcampeonato mundial en 1991 gracias a una camada de jugadores que masificó lo que había hecho en su momento, el goleador Rob Oltoff. En dicho período, y tras destacar en el Lichtstad, apareció Theo Habraken, quien lució por su talento en el juego y por su presencia tanto dentro como fuera de la cancha. En 1972 fichó en el Grosseto de la competencia italiana, donde aportó en su primer título liguero dos temporadas después. Con la Selección Holandesa formó en seis Mundiales, además de llegar con el Lichtstad a la final de la Copa CERS en 1981.
92. Paulo Peres, Xixa (Brasil), El Guardián Santista. En las tierras del samba, hay un debate bizantino sobre quién ha sido el mejor portero sobre patines que han tenido los basileños, porque hay tres eternos candidatos: Nilson Costa, Caribé y el propio Xixa. Su mejor época fue en la década de los 70, al alcanzar el título sudamericano en 1973, la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de San Juan de Puerto Rico 1979, disputar tres Mundiales (1974, 1976 y 1978) e integrar la Selección Resto del Mundo que enfrentó a Argentina en diciembre de 1979. A nivel de clubes alineó en Portuguesa de Desportos, Regatas Santista e Internacional de Regatas para pasar, en 1983, al Sertaozinho HC, en su momento el mejor equipo brasileño y uno de los mejores de Sudamérica al profesionalizar la actividad. Ahí Xixa aportó con su ubicación, su mayor virtud en el puesto asegurando un puesto en este panteón.
91. Claudio Brezigar (Italia), El Artillero Azzurro. En el primer título mundial obtenido por los itálicos en 1953, además de las críticas que el equipo recibió por su novedosa propuesta táctica –había sido el estreno del Cuadrado, considerado en esos momentos como un artilugio muy defensivo- se elogió la capacidad física de sus delanteros para salir en velocidad y concretar en la portería rival. Sobre todo, esas loas iban para Claudio Brezigar, quien en ese certamen anotó 7 goles. Con la Scuadra Azzurra jugó cinco Mundiales más, alcanzando un subcampeonato (1955), tres terceros lugares (1954, 1956 y 1958) y un cuarto puesto (1960). Ése fue su aporte para consolidar a Italia como una potencia, a la par de españoles y portugueses. También referente de la US Triestina, alcanzó con el representativo friuliano tres Scudettos (1952, 1954 y 1955).
Próxima entrega: lunes 7 de enero, Los 100 Mejores Hockistas de la Historia: Cuenta Regresiva del 90 al 81…