León Prado Homenajea a Humberto Castro

“Ser utilero es concretar la confianza que le tienen a uno” señala Humberto, quien ahora cumple labores en la Selección Nacional.

Este sábado será especial para la institución marianista, en la clausura de la tercera versión de la Copa Fernández de Retana. Porque a eso de las 18 horas, en el Embaldosado Sagrado de calle Don Bosco le rendirá un homenaje a quien fuera el utilero del club hasta noviembre pasado, Humberto Castro.

Más que un utilero, un amigo, un confidente, un personaje en la historia del equipo albiverde. Porque Humberto Castro ha compartido con jugadores que hoy son astros pero que él conoció cuando dieron sus primeros pasos con los botines sobre cuatro ruedas, siendo unos pequeños niños. También, infinidad de viajes al extranjero velando por el vestuario y la logística del equipo.

Como reza el lugar común, el querido Humberto podría escribir un libro con muchas páginas con todas las vivencias que ha tenido en su carrera. Y que agregaría más páginas con las funciones que ya inició al integrarse al staff de la Selección Nacional.

“Fueron 25 años los que estuve en León Prado. Dejo el club, más que nada, por un tema de tiempo, de estar más con mi familia, sobre todo, los fines de semana. Y también tenía ganas de trabajar en la Selección Nacional y se dio esa posibilidad. Esto lo plantié a la directiva leonpradina y lo entendieron, ante lo cual estoy agradecido”, comienza diciendo.

-Humberto, vamos con la consulta lógica: ¿cómo llegó usted al hockey?

-En el hockey llevo casi 30 años. Y fue por mi papá que ingresé, ya que un día lo acompañé a ver a un amigo suyo que había sido jugador. Ese amigo era don Queno (Eugenio) Silva, quien había sido presidente de la Federación. Y me fui metiendo de a poco, porque yo era futbolista y este nuevo deporte me gustó. Todo se formalizó con la invitación que me hizo Nano (Fernando) Izurieta para integrarme a Universidad de Chile, equipo con el que fui a mi primer Sudamericano de Clubes en San Juan.

-Y ahí comenzó a hacerse conocido por sus labores…

-Puede ser, porque de ahí me llamaron desde la UMCE con don Jaime Frías. Fue en la época en que había vuelto Osvaldo Rodríguez desde Italia. De ahí pasé al León Prado con Eduardo Flores, quien había preguntado por mí. Y en la directiva del club yo tenía un conocido, por lo que se concretó mi llegada donde estuve hasta hace dos meses.

-¿El mejor hockista con quien compartió camarín?

-¿No había una pregunta más difícil? (sonríe) El hockey chileno ha tenido y tiene jugadores muy buenos. Por ejemplo, Giulio Magnolfi a quien siempre recuerdo. También Álvaro Aravena y Rómulo Vargas…

-Rómulo Vargas, su último jefe en el León Prado…

-(Sonríe) Sí, un gran jefe. También puedo nombrar a Eduardo Flores y Jorgito Sinsay. Por supuesto, a Osvaldo Rodríguez. De los más jóvenes, Pablo Jara, también el Chino (Diego) Jiménez, Nico Flores y Nico Fernández.

-¿El hockista más yunta suyo?

-Es que a todos los considero como amigos. Yo sabía que tenía que hacer mi trabajo, pero también nunca tuve un problema con algún jugador. Creo que todos me quieren (risas).

-Inevitable es la siguiente pregunta, porque es parte de la historia del hockey chileno: ¿Qué pensó al saltar la baranda en aquel historiado partido con Concepción Patín Club, en el Sudamericano de Clubes de 2000, después que le cobraron el penal a los argentinos faltando 34 segundos para el final?

-(Risas, otra vez) ¿La verdad? No sé qué me pasó. Sólo salté, ante un cobro que consideré injusto… y bueh, increpé al árbitro y me expulsaron de ese Sudamericano.

-En todo caso León Prado terminó ganando 3-2 y pasó a Semifinales de ese torneo. Pero el DT del equipo, Rodolfo Oyola, terminó haciendo su trabajo, Humberto…

Rolito… como le digo no lo pensé, hoy no me lo puedo creer. Si hoy sucediera algo similar no lo haría.

-En el inicio de esta nueva etapa en la Selección Nacional, ¿qué mensaje deja tras su estadía en León Prado?

-Esta labor que uno cumple como utilero es concretar la confianza que le tienen a uno, de tener todo ordenado a los jugadores para cuando llegan al vestuario. ¿Si hay un secreto en este trabajo? Más que secreto, propiciar la buena onda en el camarín. De repente, hay pequeños roces como en todo grupo pero es lo normal porque, como le digo, hay que propiciar los mejores ánimos.

-Oiga, con toda su trayectoria quizás cuántos secretos de camarín sabe usted. Todos esos secretos, ¿se los va a llevar a la tumba?

-Si es que antes no se me suelta la lengua… (risas) Es broma. Hablando en serio, lo paso muy bien en el camarín, porque es una familia la que se forma con los muchachos. Eso se agradece.

Humberto Castro (extremo izquierdo) y una postal que repitió en los últimos 25 años, flanqueando a los hockistas del León Prado.

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