La Culpa Es De Todos

Comentarios está produciendo la viralización de un video del partido disputado este sábado entre Sagu y Kellun, disputado en la cancha del primero, donde se aprecia el erróneo proceder de la árbitro designada para este cotejo. Los comentarios han abundando sobre si la pelota debía tocarse o si debía rodar para que se validara el tiro libre indirecto justo en el momento en que suena la chicharra indicando el fin del primer tiempo. A partir de ahí se ha producido un debate bizantino que ha adornado este tibio domingo.

El fondo apunta a la decisión del actual CNA de apelar a referís que hace tiempo estaban retirados de escena, y por ende, desactualizados en los reglamentos. Y de paso, se apunta –otra vez- a la Federación y sus decisiones.

Sí, es verdad. Hay responsabilidad de los directivos del máximo ente rector del hockey por haber utilizado la “dedocracia” para designar al actual presidente del Comité de Árbitros, pasando a llevar todos los protocolos establecidos.

Pero esta vez las culpas son compartidas. Porque los clubes han aceptado –tal vez ya imbuidos por la inercia de dejarse llevar por las diferentes propuestas de la Federación- esta situación, aceptando sin chistar el que sus partidos no cuenten con una calidad de arbitraje.

Hay que ser claros y directos: AQUÍ LA CULPA ES DE TODOS. Vamos pasando lista:

De la Federación, por pasar otra vez a llevar el sistema para imponer sus términos dando la impresión que les da lo mismo la desorganización –el viernes, sólo un par de horas antes anunciaron la suspensión de la primera fecha de la Liga WSS porque se acordaron, después del almuerzo, que era el Día del Joven Combatiente- y el producto de baja calidad que están entregando con el Torneo Nacional. Y eso que recién van dos fechas… Dios nos pille confesados si esto continúa…

Del actual CNA, que ante la escasez de árbitros está reclutando a aquellos que hace tiempo no ejercían, y no se preocupa de actualizarlos en los reglamentos. Apelando a un viejo adagio, para ser árbitro no sólo hay que parecerlo, hay que serlo.

De los árbitros que están retornando, al no contar con las herramientas del CNA para ponerse al día con las reglas de juego, deberían tener la iniciativa de buscar por internet esa información y llegar a la cancha medianamente informados.

Finalmente, de los clubes, de –como ya se enunció- aceptar esta situación. ¿Cómo no va a haber un dirigente que golpee la mesa y ponga un párele a todo esto? ¿Cómo, teniendo todos los antecedentes en la mano de que la actual mesa del CNA es ilegal aprueban, de todas maneras, que en el fixture del fin de semana aparezca destacado tal o cual partido con la frase “sin árbitro”? Ah, verdad que si alzan la voz no les van a llamar a su hijo a la Selección.

Haciendo un poco de historia, en el siglo XVIII los enciclopedistas franceses establecieron que la soberanía del rey reside en el pueblo, el que lo presta al soberano para administrar al Estado. Esta metáfora sirve para señalar que la soberanía de cada club reside en cada familia y apoderados que invierten en patines y equipaciones para que sus hijos practiquen el deporte. Esa soberanía la depositan en sus dirigentes, quienes deben defender los intereses de su respectiva institución. Si eso no se cumple, está el derecho tácito para cambar a esos dirigentes para que se cumpla esa tarea.

También las y los jugadores pueden y deberían exigir sus derechos, para que al menos les garanticen el cumplimiento del reglamento en cada partido que disputen. Y si eso no se cumple, también tienen el derecho a reclamar y exigir calidad. Como sucedió el año pasado cuando alzaron la voz por el sistema que se aplicó en el Clausura de la Liga de Honor, solicitando una reunión de trabajo con la Federación. A propósito de este último tema, aún esperan la respuesta…

Esto de los arbitrajes es sólo una parte del problema, porque aquí todo el sistema está maleado. Eso llevar a señalar, ante esta turbia coyuntura, una cruda verdad: aquí hace falta cojones para cortar el tema. Las únicas que los han tenido fueron las mamás de Josefina Faure y Vanessa Jamett para defender los derechos de sus hijas para jugar. Y ante amenazas y menosprecios llegaron hasta el final. ¿Acaso no hay nadie que siga ese ejemplo? Es fácil reclamar, sobre todo por las redes sociales, pero a la hora de los quiubos no pasa nada. Todo sigue tal cual gracias a la ya mencionada inercia de los últimos años.

Disculpen la sinceridad, pero había que decirlo. Si se quieren reales cambios es hora de pasar del sustantivo al verbo, señores. Para esos están los estatutos federativos, para hacerlos cumplir. O si no, hagamos algo más simple: echémosle bencina al hockey y acerquémosle un fósforo encendido para terminar con todo esto de una buena vez y armar el funeral.

Con respeto,

Jorge Rodríguez C.

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