Este sábado y domingo se celebrará en nuestro país el Día del Patrimonio, que desde 1999 tiene como finalidad difundir la importancia de nuestro patrimonio como símbolo de identidad, fomentando su conocimiento y respeto permitiendo al público el acceso a las diversas manifestaciones culturales de nuestro país.
Bajo esta coyuntura, la Ilustre Municipalidad de Peñaflor incluyó entre sus actividades visita, y a la vez homenajear, al Club Deportivo Thomas Bata, sobre todo a su rama de hockey-patín que es parte de la identidad peñaflorina. Por ende, como aporte a ese merecido reconocimiento, Patines y Chuecas realiza un repaso a la fructífera historia del Decano del hockey nacional.
El origen. El Club Deportivo Thomas Bata se constituyó como tal el 18 de septiembre de 1940, con trabajadores de la empresa de calzado levantada en Peñaflor. El nombre se debe al fundador de la tradicional tienda de calzado que por esos días había abierto su primer local en calle San Diego.
Paralelamente, el naciente deporte del hockey-patín comenzó a difundirse en la plaza peñaflorina, imitando los mozalbetes que calzaban patines Huinchester lo que sucedía en el centro de Santiago donde se realizaban partidos, todos los domingo, en la Plaza de la Libertad ubicada frente al Palacio de La Moneda de cara a la Alameda Bernardo O’ Higgins.
El entusiasmo muy pronto empujó a la formación del primer club local, el Victoria, que fue liderado por el primer referente de la localidad, Jorge Torreblanca. Dirigido por Fernando Frohmann, quien también oficiaba de árbitro y dirigente, el equipo de la V difunde el juego en las plazas y calle de San José de Maipo, Talagante y Melipilla. Además, estaba formado por estudiantes peñaflorinos que cumplían sus obligaciones escolares capitalinos en establecimientos como el Liceo de Aplicación y en el Internado Nacional Barros Arana. Por ahí pudo haber surgido el contagio de algunos compañeros por practicar ese novedoso deporte. Es más, Jorge Torreblanca era miembro del Instituto Comercial; mientras que otro de sus jugadores, Pedro Pulman, hacía lo propio en la Escuela de Aviación. Jugando en su “cancha” ubicada en la calle que circunda la Plaza de Peñaflor, recibió a algunos sextetos de la capital como Universidad de Chile y Badminton.
Tal fue el rápido arraigo que logró el hockey en Peñaflor, que muy pronto se constituyó la Asociación local comenzando a participar, en 1945, en los Torneos Nacionales debutando en la quinta edición del certamen disputado en Viña del Mar donde cayó con Concepción (0-6) y venció a San Bernardo (1-0).
Para 1949 ya había dos cuadros de Peñaflor. Del Victoria –bautizado como “los elegantes del hockey”– se le avizoraba potencial, toda vez que había incluido en su plantel a los ex cracks de Universidad Católica, Ignacio Spadaro y Domingo Tunzi, quienes le aportaban solidez a nuevas figuras como Abraham Grimberg. El otro representativo local era el Deportivo Peñaflor, que estaba conformado por gente joven donde destacaba Jorge Fadell. Es más, al hockey peñaflorino a esa altura ya se le incluía como una de las potencias del hockey nacional.
Nace el Bata. Todo cambia en 1951, cuando ya no está ni Victoria ni Deportivo Peñaflor. Sin embargo, el legado del Victoria se mantuvo ya que entró en escena un nuevo club de la zona: Thomas Bata. Impulsado por Fernando Frohmann –“a mi equipo no le gana nadie” avisaba el popular Gordo– , quien había hecho los contactos con la empresa del calzado, el recién creado elenco se esforzó por armar un plantel con peso. A los referentes del desaparecido Victoria, Ignacio Spadaro y Domingo Tunzi, se les unió desde la UC el alero Benito Diez. Fue tal el entusiasmo que desató el ingreso de los batinos a la competencia metropolitana, que en la previa de su debut oficial se destacó que sus partidos tenían cobertura de radios de la zona. Sin embargo, se hizo notar un detalle relacionado con su denominación con la nombradía de la firma de calzado. “Esperamos que tan amplia divulgación de este conjunto no se desvíe, hacia una publicidad comercial dado el nombre que tiene”. ¿Denuncia de publicidad subliminal? Dato anecdótico de los comienzos.
Pero al nuevo club, a pesar de sus intenciones, le costó afirmarse en la escena santiaguina ya que las potencias eran Audax Italiano, Unión Española y Ferrobadminton. Sólo en 1952 Thomas Bata comenzó a lucir su chapa de “grande” al lograr –tras imponerse en un triangular a Maestranza Central y Audax Italiano- los fichajes de Juan Rojas, “el mejor arquero del país”, y del delantero Mario Meza, además de estar “dispuesto a conseguir el concurso de los mejores hockistas que actúan en nuestro medio”, Wilfredo Bendeck.
No en vano, con el transcurrir de las fechas no en vano se habla que Thomas Bata es una verdadera máquina sobre el embaldosado, dirigida por Enrique Nicolás y conformado por los porteros Juan Rojas y Carlos Araya, más los jugadores de campo Benito Diez, Ignacio Spadaro, Domingo Tunzi, Mario Meza y Julio Ponce.
Rivalidad con Audax. En 1953 se señala que Thomas Bata y Audax Italiano marcan diferencia respecto a los otros ocho competidores. Y aunque los de colonia cuentan con los hermanos Alfonso y Mario Finalteri, el favoritismo se le endosa al quinteto del calzado porque “confirma indiscutiblemente las relevantes condiciones de cada uno de sus componentes”, según la opinión especializada. Dichos componentes eran Juan Rojas; Mario Meza, Benito Diez; Ignacio Spadaro y Domingo Tunzi dirigidos por Enrique Nicolás, quien logró “armar un equipo ejemplar, a pesar de no haber él calzado nunca patines” para alcanzar el título.
Tal es el poderío de Bata que en el debut mundialista de Chile en 1954 en Barcelona, la base del equipo es el cuadro de Peñaflor. De los 10 que viajaron a España, siete eran batinos: los arqueros Juan Rojas y Gastón Arismedi, más Domingo Tunzi, Freddy Sabaté, Benito Diez, Ignacio Spadaro y Mario Meza.
Sin embargo, coincidió en aquellos días con el inicio del imperio que impuso Audax Italiano en la escena nacional al alcanzar, durante diez años consecutivos, el máximo trofeo dejando en segundo lugar al cuadro de Peñaflor.
Sólo en 1964 los del calzado vuelven a celebrar con una nueva generación de astros, liderada por los nombres propios de la zona, el arquero Juan Sánchez y el centro Alfonso Erazo; más los viñamarinos Hugo Valdivia y los hermanos Luis y Carlos Soto, que tomaron como suyas aquellas tierras metropolitanas. Todos dirigidos por Luis Soto padre, quien viajaba todos los días desde Viña hasta Peñaflor para dirigir las prácticas y volver, en horas de la noche, a la Ciudad Jardín.
Más nombre ilustres y logros. En los años siguientes, nuevos astros engrosarían la lista de Thomas Bata: Jaime Cabello, Rubén Leni, Arturo Salvatierra, Evaristo Mena, Osvaldo Rodríguez, Francisco Miranda, Marcelo Erazo, Eduardo Cleveland, Ramón Méndez, José Antonio Espinoza, Rodrigo Muñoz, Mauricio Dinningham, Christian Espinoza, Jaime Contreras, Jorge Miranda, Bastián Osorio, Felipe Márquez y Álvaro Osorio.
Además, en diciembre de 1987 Thomas Bata quedó a un paso de la cima continental, al anotar el subcampeonato del Sudamericano de Clubes disputado en la cancha de la UMCE. En Primera Ronda empató con Sertaozinho (2-2) y venció a los argentinos de Concepción (3-2) y UVT (2-1). En semifinales despachó a los brasileños de Smar (6-3) para caer en la final ante Concepción (2-3). La mejor campaña internacional de los batinos, que se une a los Mundialitos de 1983 y 1985.
Historia más que merecedora de honores en una festividad como lo es el Día del Patrimonio. Enhorabuena.