Hockey Táctico (II): Las Zonas Numeradas de la Cancha

Continuando con esta serie de crónicas alusivas a las tácticas en el hockey-patín, corresponde referirnos al escenario donde se desarrollan todas las estrategias a aplicar, la cancha.

En cada partido se puede apreciar que la mayoría de los entrenadores, cuando gritan instrucciones a sus dirigidos utilizan breves frases como “¡A 7!”ó “¡Quédate en 1!” que bien llaman la atención del aficionado. En simples palabras, son instrucciones reducidas para evitar expresiones extensas como “¡Ubícate detrás del arco!” o “¡Espera en mitad de cancha!”. Son códigos entre la cabina técnica y los jugadores para ubicarse en la cancha.

Dicha ubicación se propicia gracias a los numerales asignados a cada sector de la cancha. Específicamente, en la mitad de la cancha perteneciente al equipo rival. De esta manera, se establecieron las siguientes zonas:

Zona 0: el campo propio

Zona 1: el círculo central

Zona 2: los bordes externos de la mitad de la cancha

Zona 3: las bandas externas del ataque

Zona 4: las esquinas de la última zona rival

Zona 5: el punto penal

Zona 6: los sectores laterales del arco rival

Zona 7: detrás del arco rival

Zona 8: el área rival

Zona 9: el punto del tiro libre

También hay otro par de nomenclaturas que no difieren mucho del publicado en esta crónica, como la portuguesa que se exhibe a continuación.

Más allá de esas variantes, al decir del técnico portugués Luis Sénica, esta organización ofensiva se basa en los siguientes principios: posesión y circulación de la pelota, movilidad en toda la cancha, variedad de movimientos –como coberturas, cortinas, diagonales y cruces-, equilibrio ofensivo-defensivo y creatividad.

Además, fortalece el momento de las transiciones de ataque a defensa, al contar con rápidos cambios tácticos, presión al rival que tiene en su poder la bocha, obligar al equipo contrincante a abrir posiciones –lo que facilita las entradas en ataque- y buscar, ante esa presión la salida con trazos largos, además de organizar la zona defensiva en el mediocampo.

Al contrario, al protagonizar el cambio de defensa a ataque se buscar dar el máximo de profundidad en el campo antagonista, protagonizar coberturas de espacios, administrar la bocha en las zonas de presión agregando a todo este menú velocidad, agresividad y toma de decisiones.

A fin de cuentas, con estas nomenclaturas los cuerpos técnicos pueden ajustar sus movimientos en cancha según el devenir que vaya tomando el partido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *