
Iniciamos esta nueva entrega dando cuenta de algunos momentos, extra deportivos, que han sucedido en nuestras canchas de hockey. La anécdota que da inicio a esta sección sucedió durante el partido en que, por el Torneo Apertura de 1962, se enfrentaban León Prado vs. Audax Italiano, en la cancha sanmiguelina.
En la banca del local no estaba su DT titular, Juan Rojas, en reposo por un ataque de peritonitis, por lo que fue reemplazado por su ayudante, Egidio Bonfanti. Los parciales audinos ubicados en la tribuna leonpradina, conocedores del pasado del joven técnico –ser descendiente de emigrante y haber jugado algunos partidos por el club itálico- comenzaron a gritarle, en claro lenguaje itálico, “traditore” (“traidor”).
Bonfanti, impávido, sólo se concentró en lo que sucedía en el rectángulo. Sobre todo, en los últimos cinco minutos cuando al máximo referente leonpradino, Gastón Madariaga, lo amonestaron tras caer en una provocación de Alfonso Finalteri, quien había buscado al Gato durante todo el partido.
La decisión arbitral aumentó la adrenalina ambiente, porque el marcador estaba 1-1 en un partido muy peleado. Egidio Bonfanti, anticipándose a una potencial expulsión de Madariaga, lo sacó de la cancha haciendo ingresar a Román Samaniego. Movida técnica que no fue bien recibida por la parcialidad de León Prado, que comenzó a calificar al ayudante técnico de… traidor, porque suponían que estaba intentando favorecer al Audax, sacando al mejor hockista sanmiguelino. Tanta fue la presión de la hinchada del León Prado, que algunos sacerdotes y hermanos marianistas presentes en la galería se acercaron a Egidio para enrostrarle su decisión.
El caso es que con Samaniego en cancha, Bonfanti ordenó pasar de Cuadrado a Rombo, lo que desarmó la línea defensiva audina. La coronación sucedió cuando restaba menos de un minuto, y Carlos Padruno habilitó, con un pase al vacío, a Román Samaniego que, tras dominio perfecto de la bocha, superó a Jorge Chiporro Cordero para marcar el definitivo 2-1 a favor de León Prado.
Con el último pitazo los mismos que le reclamaron a Bonfanti por su decisión técnica, la barra leonpradina, lo felicitaban faltando poco menos para elevarlo a la condición de héroe; los que lo trataron de “traditore”, la hinchada audina, no supieron qué decir mientras rumiaban su molestia; y el Gato Madariaga seguía molesto en la banca porque lo habían cambiado…