Ley de Reyes (58): Ética Deportiva

Tal como anunciamos en la última entrega, procedemos a partir de hoy a analizar y comentar el tema de la ética en los diferentes cargos relacionados al deporte del hockey sobre patines. Como siempre, los apuntes pertenecen a Luis Reyes Catalán, profesor FIRS.

-Profesor, ¿cómo podemos definir al Código de Ética Deportiva?

“A ver, el deporte es una actividad sociocultural que permite el enriquecimiento del individuo en el seno de la sociedad y que potencia la amistad entre los pueblos, el intercambio entre las naciones y las regiones y, en suma, el conocimiento y la relación entre las personas.

“El deporte contribuye a mejorar la relación, el conocimiento y la expresión personales, es un factor de integración social, fuente de disfrute, salud y bienestar, la realización de estos valores permite la participación en la sociedad desde unas pautas distintas de las que a menudo constituyen las actitudes sociales más convencionales.

“Estas pautas de participación y relación social deben contribuir al desarrollo de determinadas sensibilidades, como la del respeto a las distintas nacionalidades y razas, al medio ambiente y a la calidad de vida como factores de convivencia social.

“La preservación de estos valores hace necesario que el deporte del hockey recupere algunos de sus elementos tradicionales y que, por tanto, el respeto a las reglas del juego, la lealtad, la ética y la deportividad sean elementos de orden de los participantes en el mismo.

“El Código parte de la consideración de que el comportamiento ético es esencial tanto en la actividad como en la gestión deportiva, dicho comportamiento permite encauzar la rivalidad y la controversia deportiva desde unas pautas diferentes y socialmente aceptables que puedan producir ejemplaridad frente a otras formas de relación social.

“El Código está dentro de un marco ético para luchar contra algunas presiones e influencias de la sociedad moderna, que implican una amenaza para los principios tradicionales del deporte, inspirados en la nobleza y la deportividad.

“Por todo lo anterior y por la nobleza de sus objetivos, el Código de Ética Deportiva se debe sentir apoyado por los medios de comunicación social, cuyo apoyo es decisivo para trasladar a la sociedad la importancia del concepto de deportividad, de respeto al adversario y de ejemplo para los jóvenes, lo que justamente motiva la entrega de estas informaciones.

“Por último, con este Código Ético, parte por las iniciativas que otros países miembros de la Unión Europea han adoptado como consecuencia de lo establecido en contra del racismo y la xenofobia, abarcando en todos los continentes donde se practica este deporte”.

-¿Cuáles son los objetivos del Código?

El Código establece un marco de referencia en el que desarrollar el derecho al deporte, así como la responsabili­dad de las instituciones en la promoción deportiva, más allá de las normas disciplinarias.

“El Código  esencialmente promociona la de­portividad entre los adolescentes, ya que ellos serán los deportistas de élite del mañana, El Código se dirige tam­bién a los dirigentes deportivos y a las instituciones de­portivas que ejercen una influencia directa e indirecta en el compromiso y la participación en el deporte del hockey sobre patines, de los ciudadanos en general, de los jóvenes deportistas y en particular  a los árbitros  o jueces que  compete la responsabilidad de promocionar y garantizar el respeto al buen orden y la deportividad”.

-¿Y cómo se puede definir la ética en la competición?

Para entender en toda su complejidad, tanto las potencialidades como las limitaciones de la competición deportiva para educar y transmitir valores, consideramos esencial dirigir nuestra atención a la reflexión ética del deporte, y más concretamente a las dos líneas de pensamiento divergente sobre el valor ético de la competición deportiva.

“Para algunos autores en la naturaleza competitiva del deporte como Javier Durán González de la Universidad Politécnica de Madrid, encontramos una esencia profundamente ética y transmisora de valores, mientras que para otros en dicha esencia competitiva radica el mayor problema ético del fenómeno deportivo.

Más que tomar partido por alguna de ellas, nuestra intención es tratar de exponerlas y entenderlas en toda su complejidad ya que ambas argumentaciones están plagadas de matices interesantísimos.

“De tal manera presentamos aquellos principios esenciales que deben guiar las competiciones deportivas que pretendan educar y transmitir valores a sus participantes, resguardando unos principios éticos esenciales.

-¿Y cómo se define la competición deportiva, propiamente tal?

“A partir de un equilibrio previo que nos permite competir en igualdad de condiciones, en  el  deporte  vence  el  mejor,  el  que  más  se  ha  esforzado  y  entrenado.

“El deporte representa lo más democrático y aristocrático, a la par, que existe, en el deporte no hay clases sociales ni privilegios, a priori nadie es más que nadie, será el esfuerzo de cada cual lo que al final mostrará que no somos iguales. 

“La  propia  aparición  del  deporte  en  la  Grecia  antigua  “es  síntoma  de  algo excelente: una sociedad donde se ha establecido la igualdad política.  (…) sólo entre iguales  se  puede  competir:  nadie  puede  medir  sus  fuerzas  con  los  dioses  ni  con  el monarca  absoluto  o  el  representante  de  una  casta  superior, sólo  quien  me  reconoce como igual compite conmigo y es capaz de camaradería en la rivalidad.”

“El deporte, en tanto juego competitivo, configura, con sus victorias y derrotas, una especie de representación micro cósmico de la sociedad, pero con una gran diferencia, en el deporte del hockey sobre patines estas consecuencias no son trágicas como en otras esferas de la vida, de que  para  niños  y  niñas  las  experiencias  deportivas  conlleven,  si se cumplen con  las sanas Jerarquías y enriquecedoras diferencias que se fomentan con su práctica, un alto valor educativo  y un verdadero aprendizaje para la vida.

“Los niños pueden adquirir: en la victoria,  seguridad  en  sí  mismos,  autoafirmación, modestia  y  generosidad  con  los derrotados;  y  en  la  derrota,  un  sano  hábito  de  aceptar  frustraciones  y  búsqueda  de nuevos recursos personales para la superación, el deporte además puede favorecer la amistad, el compañerismo, la  sociabilidad, el trabajo en equipo, y también puede ayudar a aceptar las reglas, a obedecer a la autoridad (árbitro, juez), y a comprender el sentido de la justicia”.

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