Ley de Reyes (62): La Deportividad, Deportistas y Dirigentes

Siempre en el marco de la Ética Deportiva, esta vez abordaremos de manera específica el tema de la Deportividad, incluyendo no sólo a los deportistas sino que a otros actores que le dan forma como lo son sus administradores o dirigentes. Los conceptos a cargo de Luis Reyes Catalán, profesor FIRS.

-Profesor, ¿cómo podemos definir Deportividad?

“Una vez expuestas y analizadas las diferentes, complejas, y en algunos aspectos incluso opuestas interpretaciones sobre el valor ético del deporte competitivo, creemos llegado el momento de presentar de forma más específica de aquellos principios esenciales sobre cómo pensamos que deben orientarse las competiciones que pretendan educar y transmitir valores a sus participantes. Resguardando principios éticos esenciales como la Deportividad, las responsabilidades deportivas, las instituciones y organizaciones responsables de guiar y enseñar, más los especialistas en deportes, técnicos, médicos, árbitros y dirigentes.

“De esta manera, y apuntando a una definición de Deportividad, hablemos de algunos principios esenciales. La deportividad es fundamentalmente el respeto a las reglas del juego, pero también incluye conceptos tan nobles como amistad, respeto al adversario y espíritu deportivo. Deportividad es, además de un comporta­miento, un modo de pensar y una actitud vital favorable a la lucha contra la trampa y el engaño, la deportividad es una concepción del deporte que trasciende del puro cumplimiento de las reglas deporti­vas para situarse en un entorno de respeto, caballerosi­dad y consideración del adversario, superando posicio­nes ordenancistas en favor de una serie de comporta­mientos que tengan el sello propio de quienes aceptan el compromiso de ser deportivos.

Por este motivo el compromiso que se adquiere como deportista ético, impone una actuación decidida contra la trampa, la manipulación y la adulteración de cualquier índole, de los resultados, y las actuaciones deportivas, especialmente este compromiso alcanza a la lucha contra el dopaje, la violencia física y verbal, la segregación por razones de raza, origen o pensamien­to y la corrupción que pueda ser debida a los fuertes in­tereses personales y comerciales que rodean el mundo del deporte en nuestros días”.

-De esta manera, ¿cuáles serían las responsabilidades por la Deportividad?

“La deportividad es ante todo un principio positivo. La sociedad se enriquece con la práctica deportiva y con lo que la misma supone de fomento de los valores de la personalidad más elevados. A la vez, con el inter­cambio personal y social que el mismo supone, el de­porte ayuda a conocerse mejor, a expresarse y a desa­rrollarse en un entorno social en el que se valore la sa­lud y el bienestar.

“Se reconoce que todas las entidades deportivas o personas que, de forma directa o indirecta, estén re­lacionados con la actividad deportiva del Hockey sobre patines, deben conceder una prioridad absoluta a la deportividad. La sociedad sólo puede beneficiarse de las ventajas morales y cul­turales del deporte si la deportividad y la ejemplaridad son la preocupación principal de los dirigentes deporti­vos y de cuantas entidades y asociaciones tengan relación con el deporte”.

-Al respecto, ¿qué se puede señalar sobre las administraciones deportivas, o sea los dirigentes?

“Por su especial significación pública, los responsa­bles del deporte a nivel gubernamental, institucional y municipal, son los primeros que están  obliga­dos a dar ejemplo de  deportividad, midiendo al má­ximo la repercusión de sus declaraciones públicas y velando por el interés general en sus actos de trascendencia deportivos,  especialmente deben velar por la conexión entre deporte, educación y cultura y por la forma de asumir y adaptar ésta a las condiciones esencia­les de la práctica deportiva.

“La Administración deportiva deberá asumir la respon­sabilidad de favorecer la adopción de criterios éticos, rigurosos en todos los ámbitos sociales en los que el deporte está presente; alentar y apoyar a las personas y organizaciones a que apliquen principios éticos en las actividades vinculadas con el deporte; alentar a los profesores y técnicos deportivos a que concedan im­portancia primordial a la promoción del deporte y a la deportividad en los programas escolares de formación deportiva; apoyar cuantas iniciativas estén destinadas a promover la deportividad entre los jóvenes, y animar a las instituciones a que concedan prioridad a este ob­jetivo; alentar, en los ámbitos nacional e internacional, la investigación destinada a mejorar la comprensión de los complejos problemas que afectan a la práctica del Hockey, las oportunidades de promover la deportivi­dad y a valorar y darse cuenta del alcance y consecuencias de los com­portamientos indeseables que afectan el deporte”.

-¿Cómo debe ser la relación entre personas y deportividad?

“Las personas y específicamente, deportistas, pa­dres, educadores, técnicos, árbitros, directivos, administradores y médicos, así como los deportis­tas de alta competición que sirven de modelo de­berán guardar un comportamiento de respeto y de compromiso con la deportividad.

“El Código Ético debe aplicarse a todas las personas con indepen­dencia de que participen como voluntarios o en calidad de profesionales,  también quienes asistan a una competición deportiva, en su condición de espectadores, deberán asumir su cuota de responsabilidad de buen comportamiento,  cada una de estas instituciones y personas tienen que asumir una responsabilidad y desempeñar una función que favorezca un clima de entendimiento ético, este Código de Ética va destinado a ellas, y solamente será eficaz si todos los actores del mundo del deporte están dispuestos a asumir voluntariamente las  res­ponsabilidades correspondientes”.

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