Ley de Reyes (65): Responsabilidad Con Niñas y Niños

Los niños quieren y les gusta jugar hockey con sus amigos, competir con ellos y por supuesto ganarles. Lo que ya no es tan natural es que ese juego competitivo se estructure dentro de un marco organizativo y clasificatorio tendiente a la máxima jerarquización con el objetivo de encontrar al campeón, al número uno. Eso ya no está en la naturaleza infantil, eso lo “inventamos” los adultos y se lo imponemos a los niños. Ése es el tema central de la presente entrega, siempre con los conceptos del profesor FIRS, Luis reyes Catalán.

-Profesor, ¿es una línea delgada entre la entretención infantil y la “imposición competitiva” de los adultos?

“Así es. Lo que pasa es que la lógica del sistema competitivo deportivo es tramposa, nos embauca con las expectativas  del  éxito, pero en su  proceso  vendemos  el  alma  al  diablo,  una  cosa  es enseñar a un joven deportista los principios básicos de un deporte para que con esas competencias y habilidades disfrute más de su práctica, y otra tratar de que progrese en los  niveles  competitivos  y  alcance  su máxima  excelencia,  proceso  en  el  que  se compromete  su  disfrute.

“No   debemos  entenderlo  como  una  realidad  dividida,  separada  por una  línea  roja  de  peligro  que  no se  puede  cruzar,  sino  más  bien  de comprender que se trata de una evolución en   la que, a medida que vamos ascendiendo en  la  pirámide  competitiva y  en  esa búsqueda  de  la  excelencia,  el  carácter  lúdico y saludable se va aminorando a la par que la práctica deportiva se va haciendo cada vez más seria,  y  de tanto estirar la cuerda puede llegar a romperse,  eso explica el abandono progresivo de muchos deportistas en ese proceso hacia las cumbres deportivas que sólo alcanzan los mejores”.

-Entonces, ¿qué podemos concluir de todo esto?

“Hemos  presentado  dos  valoraciones  opuestas  sobre  el  deporte  desde  una perspectiva  ética. Ambas perspectivas defienden morales distintas: la de competición como parte esencial del desarrollo personal y del progreso social, y la de cooperación más preocupada por la colaboración y por los intereses de los semejantes.

“Sin duda, la vida humana y social es a la vez competitiva y cooperativa. Somos cada uno de nosotros los que alimentamos unas tendencias u otras, creemos que las fuerzas cooperativas están más próximas a la educación ética y los valores, y favorecen en mayor medida el desarrollo humano y social. También, que el deporte es un ámbito social que fomenta precisamente la competitividad, tan  arraigada  en  nuestra cultura occidental. Y que se  tiene que  admitir que una moral cooperativa puede ser más elevada éticamente que una competitiva no significa rechazar totalmente la segunda, ni afirma que  el  deporte  competitivo  sea  inmoral, en  absoluto  es  nuestra  intención  asumir  un planteamiento  radical  que  excluya todo  elemento  competitivo  de  los  juegos  físicos infantiles ya que ello supondría aceptar que el deporte de competición no puede aportar ningún  elemento  educativo  a  los  niños. Coincidimos  con  José María Cagigal, filósofo español del deporte, en  la defensa del afán de superación de un adversario, un obstáculo, o de las propias  limitaciones, como  parte  esencial  del  deporte  y  además  una  herramienta educativa valiosa.

“Lo  que  sí  afirmamos  es  que  desde  una  perspectiva  ética  consideramos  la competición  deportiva  como  una  especie  de caballo  con  tendencia  a  desbocarse. Se necesitan muy buenos jinetes que sepan tensar bien las riendas para no perder su control o, lo que es lo mismo, su intención educativa. 

“En el deporte del hockey sobre patines se debe diferenciar de acuerdo a reglamentos la formación y la competición partiendo por categorizar la disciplina con la edad de los deportistas. Y que se entienda de un principio que la competitividad va de la mano con una buena formación y que las instituciones deben fortalecer ambos planteamientos en su estructura. Que como ejemplo en el reglamento está establecido desde que edad se valora la competencia piramidal y permite que en las categorías menores se adapten normas reglamentarias que posibiliten una sana participación y aprendizaje para llegar a la competitividad de la mejor forma.

“Todo eso es de responsabilidad de las organizaciones, clubes etc. En tener entrenadores, formadores y entrenadores competidores para que se trabaje en justicia en la competitividad sin abandonar la deportividad ni faltar a la ética deportiva, en el hockey sobre patines”.

-Aquí pieza fundamental de la formación son los entrenadores…

“Una buena conclusión es justamente lo que dice José Luis Sampedro, economista e intelectual de firmes valores humanistas: “Hay dos tipos de economistas, los que ayudan a hacer más ricos a los ricos, y los que tratamos de hacer menos pobres a los pobres”. No podemos de dejar de decir: hay dos tipos de entrenadores deportivos con jóvenes, los que ayudan a hacer más buenos a los buenos, o los que tratan de hacer mejores deportistas y personas a todos, sin excluir a ninguno. 

“Con un buen control sobre la ética deportiva no se pueden excluir a personas que están directamente involucradas en la enseñanza, la práctica y el juzgamiento dentro de la Reglas del juego del hockey sobre patines.

“Ya hemos visto que dentro del reglamento existen normas escritas que sancionan la falta a la ética y moral en la práctica de este deporte. Veremos cómo los códigos de la ética y moral deben fortalecerse en quienes deben hacer justamente valer dichos códigos, con sus propios códigos. Nos referimos a quienes reúnen el perfil para cumplir y hacerlos valer, los árbitros de quienes hablaremos en la próxima entrega”.

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