Con razón se dice que nada es perfecto. Porque después de la verdadera sinfonía hockística que exhibieron el Sporting y el Benfica, con monumental protagonismo de sus respectivos guardavallas –Pedro Henriques y Angelo Girao-, llegando incluso a la definición a penales buscando el cupo a la final de la Euroliga, la gratuita polémica suscitada en el último servicio desde los 5,40 metros a favor de las Águilas –la que se detalla en los párrafos finales de la presente crónica- fue el pequeño lunar al empate 5-5 que se puede traducir como un enorme homenaje a los patines y el stick en 60 minutos de juego –los 50 reglamentarios más los 10 de tiempo extra-.
Porque más allá del enredo que se armó a partir del adelantamiento de Girao ante el remate de Diogo Rafael, lo presenciado este sábado en la pista de Mealhada merecía un estadio repleto, por lo menos y que la pandemia impidió, para completar la mencionada sinfonía. Era para aplaudir de pie.
Sobre el partido en sí, con ambos conjuntos en disposición 2-2 mientras las Águilas relucían sus veloces transiciones, privilegiando sobre todo las barandas, los Leones trasuntaban más atildamiento en el manejo de la bocha buscando la combinación o la incursión en diagonal para quedar frente al pórtico de Pedro Henriques.
Con esto último, los albiverdes aspiraban a bajarle las revoluciones a las salidas de sus rivales, agregando toques largos para encontrar el resquicio. Sin embargo, fueron los dirigidos de Alejandro Domínguez los que mostraron mayor profundidad, mas en la mayoría de las veces se encontraron con las contorsiones de Angelo Girao para conjurar esos intentos de anotar.
Lo anterior se resumió cuando, recién cumplidos los 5’ del segundo tiempo, se daba cuenta que el Benfica había rematado a la portería rival en 37 ocasiones; mientras que el Sporting, “apenas” 27 veces. Esos datos expresaban lo que era el espíritu de esta segunda semifinal europea. Una verdadera sinfonía hockística.
Cuando Benfica estaba en ventaja se dio maña, incluso, de apelar al 3 contra 2 en su ataque, bajo la formación en V. Por su parte, el Sporting, con base en su juego fluido, otorgaba libertad a sus jugadores tanto para la combinación como también para la inspiración personal –como sucedió con el gol de Ferrán Font que significó el parcial empate 2-2-.
El inicio del segundo tiempo mantuvo las propuestas ofensivas. Tanto, que antes de los 30” ya la cuenta estaba 3-3, consecuencias de veloces combinaciones de ambos quintetos.
Sin embargo, con el transcurrir de los minutos el Sporting le fue tomando la mano a su rival, reduciéndole los espacios para un potencial contragolpe gracias a la marcación alta. De ahí que las Águilas, con reducido margen para la transición o la búsqueda de la combinación, comenzaron a agregar a sus argumentos ofensivos el remate de media distancia o a la intentona personal de sus hockistas. Los Leones, a su vez, optaron por la salida con dos hombres buscando la combinación.
En ambos escenarios, cuando los atacantes llegaron a los últimos metros, comenzaron a crecer las figuras de Ángelo Girao –sin miedo en el frente a frente con los embates antagonistas- y Pedro Henriques –le sacó con el pie en alto un tiro libre a Ferrán Font, cuando éste intentó elevarla-. “Partido de arqueros” como se da en llamar en la jerga de los patines y del stick. Fueron ambos los responsables de que este lance se prolongara con el tiempo extra para determinar al segundo finalista.
Tiempo extra. Minutos adicionales donde, además de la presión por intentar vulnerar la resistencia rival, prima la fortaleza mental y también el resto físico. Todo eso lleva a la cautela, ya que un mínimo error puede costar caro.
Bajo esa coyuntura, el Sporting por vez primera se adelantó en el marcador, tras la combinación sorpresiva de Ferrán Font que finiquitó Matías Platero encima de la portería de Pedro Henriques. Pero las perfectas combinaciones entre Sergi Aragonés y Carlos Nicolía posibilitaron al primero empatar. En ambas instancias, fallas en las últimas marcas. Tal como en el postrer tanto de Ferrán Font, que puso otra vez adelante a los albiverdes al filo del primer tiempo extra.
Todo eso era reflejo del ya enunciado cansancio. Cansancio físico pero también mental –aquí es donde reluce aquello de tener “la cabeza fría”- para sopesar la tensión que significa jugar una semifinal continental.
En los últimos cinco minutos de juego, Sporting apeló al manejo de los tiempos para no rifar la pelota; mientras que Benfica, consecuente con su estilo de juego, salía en velocidad para buscar la definición o el remate de media distancia. Justamente, por esa vía, un remate cruzado, Carlos Nicolía emparejó otra vez el marcador.
Los últimos instantes se apreció a un Benfica acelerando, ya fuera para encontrar el espacio o para propiciar que a su rival le marcaran la décima falta –el conteo de sanciones estaba 12-9- para evitar llegar a la definición por penales. Lo que no sucedió porque, como corolario de este gran choque, se tuvo que apelar a la definición desde el punto de los 5,40 metros.
La polémica. Definición última en la que asumían, ahora en su totalidad, el protagonismo los arqueros Angelo Girao y Pedro Henriques. Los grandes responsables, qué duda cabe, de esta mencionada sinfonía.
La cuenta se mantenía empatada 1-1 en los servicios, cuando se llegó al último disparo. Toni Pérez no marcó, por lo que estaba todo para el Benfica en el stick de Diogo Rafael. Angelo Girao –ducho en estas definiciones, sino que lo digan los argentinos en los WRG de Barcelona- se adelantó y el benfiquista marcó. Pero aquel gol no fue válido, porque el árbitro Filippo Fronte no había levantado el brazo, gesto que autoriza la ejecución tal como lo establece el reglamento. Así que bien anulada esa acción por parte del referí, que lamentablemente derivó en la polémica que afectó a los defensores del Benfica. Más si se tuvo que continuar por la vía de la muerte súbita donde pesó el aspecto sicológico en el que Sporting fue más fuerte y cobró.
De esta manera, con esa pimienta en los últimos instantes del cotejo, el conjunto albiverde aseguró su paso a la final en este, con mayúsculas y a pesar del nubarrón final, PAR-TI-DA-ZO. Con ello, se repetirá la final de le Euroliga 2018/19, en la que se impuso el Sporting CP. ¿Será la posibilidad de la revancha para el FC Porto?
SL BENFICA 5-5 (1-2 pp) SPORTING CP
SL BENFICA: Pedro Henriques; Diogo Rafael, Walter Neves; Carlos Nicolía y Lucas Ordoñez –cinco inicial- Sergi Aragonés, Edu Lamas, Danilo Rampulla y Gonzalo Pinto. DT: Alejandro Domínguez
SPORTING CP: Angelo Girao; Ferrán Font, Telmo Pinto; Toni P´rez y Gonzalo Romero –cinco inicial- Matías Platero, Pedro Gil, Joao Souto y Alessandro Verona. DT: Paulo Freitas
Goles: primer tiempo: 1-0, 1’14” Carlos Nicolía (Ben); 1-1, 12’11” Matías Platero (Sp); 2-1, 17’37” Lucas Ordoñez (Ben); 2-2, 22’46” Ferrán Font (Sp). Segundo tiempo: 3-2, 0’25” Lucas Ordoñez (Ben); 3-3, 0’28” Toni Pérez (Sp). Primer tiempo extra: 3-4, 1’53” Matías Platero (Sp); 4-4, 3’54” Sergi Aragonés (Ben); 4-5, 4’53” Ferrán Font (Sp). Segundo tiempo: 5-5, 1’26” Carlos Nicolía (Ben)
Definición a penales: Por Benfica marcaron Carlos Nicolía; no anotaron Edu Lamas (contuvo Angelo Girao), Sergio Aragonés (desvió Angelo Girao), Walter Neves (contuvo Angelo Girao) y Diogo Rafael (remate dio en el pórtico). En la muerte súbita, fallaron Diogo Rafael (desviado) y Carlos Nicolía (contuvo Angelo Girao). Por Sporting marcó en dos ocasiones Alessandro Verona –el segundo, en la muerte súbita-. No anotaron Gonzalo Romero (Pedro Henriques desvió), Telmo Pinto (contuvo Pedro Henriques), Ferrán Font (detuvo Pedro Henriques), Toni Pérez (desvió Pedro Henriques). En la muerte súbita, erró Gonzalo Romero (dio en el pórtico)
Árbitros: Franco Ferrari (Italia) y Filippo Fronte (Italia)
Tarjeta azul: primer tiempo: 1’05” Telmo Pinto (Sp)
Cancha: Pavilhao Municipal do Luso, Mealhada