
Entusiasmo ha provocado el inicio del torneo de la Liga Sur, agrupando a clubes con sede más allá del peaje Angostura. La organización que, por el momento, incluye a Unión O’ Higgins de Rancagua y Machalí, Trueno de Talca, Tornado de Chillán y Huachipato de Talcahuano en el breve plazo, qué duda cabe, sumará a nuevos elencos.
Paralelamente, se supo que tal como Everton de Viña del Mar otro tradicional club de la costa central, Santiago Wanderers de Valparaíso, estaría evaluando la posibilidad de retomar su rama de hockey que lució en la década de los 50.
Esta alternativa sumada al crecimiento que ha tenido la actividad en los últimos meses con la inauguración de las pistas en La Calera y Villa Alemana permite proponer un escenario perfectamente factible: ¿Por qué no constituir una Liga Costa?
Hay clubes en Concón, con Kellun; La Calera, con Valle Central; en Viña del Mar con Camuvi y Ciclón –por el momento, sólo con su equipo master pero que es imperativo que comience a reverdecer sus laureles rearmando a sus equipos infantiles-; también agregar a Everton que está levantando su pista en el sector de Achupallas; la Escuelita de Villa Alemana; y Patín de la Costa en San Antonio. En resumen siete elencos y cinco canchas a disposición, lo suficiente para armar una competencia en el sector. Y si se entusiasman, integrar a OAS de La Serena para ir extendiéndose hacia el norte.
Por lo tanto, está todo dado para conformar una Liga Costa -que tuvo un atisbo hace cuatro años con Kellun, Ciclón, Camuvi y Valle Central-. Esto supondría, por sobre todo, un aporte al desarrollo de la actividad en la zona al contar con una competencia recurrente con el consiguiente roce deportivo para sus niñas y niños, fortaleciendo su crecimiento deportivo.
Lo anterior también permitiría suma de experiencias para los técnicos de estos equipos, al conocer otras realidades y compartirlas entre ellos. Aquí bienvenido sería que sus colegas federados entregaran sus propios conocimientos a sus colegas costeros para ayudar en el crecimiento técnico-táctico de esos equipos y fomentar su participación en los cursos que imparte World Skate.
En lo dirigencial, quienes lideren esta potencial Liga Costa podrían ser asesorados por sus pares de la Liga Sur para ir dándole forma al nuevo conglomerado ayudándose, por ejemplo, en la postulación a proyectos para financiar el certamen asegurando el pago de los árbitros y la compra de implementos.
Todo lo anterior echaría a la papelera de reciclaje la irrisoria creencia de que valores deportivos de provincias tienen cómo única alternativa para desarrollar sus talentos hockísticos el tomar un bus con destino a la capital, para de ahí fortalecer su carrera. El hecho que esos valores jueguen por sus clubes de origen, por supuesto, levantaría el estándar de su competencia zonal y el suyo propio.
También, una Liga Costa sería una suerte de justicia deportiva porque la cuna del hockey-patín chileno, donde todo comenzó en 1935 ahí en la Plaza Sotomayor de Valparaíso, volvería por los fueros del patinaje.
Ahora bien, de concretarse esta posibilidad, ¿por qué no proyectar, a mediano plazo, una suerte de enfrentamiento de carácter nacional, real carácter nacional, entre los campeones de la Liga Sur, Liga Costa y la competencia metropolitana? De esta manera, el universo de clubes crecería y, por ende, también la difusión de la actividad.
Hasta hace unos días, eso parecía una quimera. Hoy está dado para que sea una realidad. Depende ahora de los clubes costeros para que encarnen su propia competencia. Es su turno, damas y caballeros delegados de los clubes de la costa.