En un partido en que, además de la técnica y estrategias, apeló al estado anímico para sobrellevar la baja de uno de sus integrantes, la Selección albiceleste venció 4-1 a Italia y jugará la final del Mundial Masculino.
Fue un partido que tuvo de todo. Un primer tiempo friccionado, en el afán de ambos equipos imponer su superioridad de entrada. Los azzurri opusieron el mismo predicamento a los albicelestes, vale decir, velocidad en sus desplazamientos y rotación rápida de la bocha.
La diferencia podría estribar en que mientras los itálicos podrían ser firmes a la táctica impuesta, los locales podrían apostar a la improvisación en los últimos metros de la cancha para desarticular a los defensas rivales.
Sin embargo, la incidencia tras la lesión de Matías Pascual –se confirmó que fue fractura de tibia y peroné, permaneciendo con reposo en la clínica El Castaño de San Juan para continuar con los chequeos correspondientes- cuando se cumplían los 10 minutos de juego, condicionó el estado de ánimo de sus compañeros.
Estos, molestos porque sus rivales no habían detenido el juego cuando el hockista del FC Barcelona pedía ayuda; los itálicos argumentaron que no habían escuchado el silbato para detener el cotejo.
El caso es que Argentina, tratando de recuperar la calma, intentó arreciar con sus ataques, sobre todo saliendo desde las barandas. El tema es que jugador albiceleste que ingresaba al área europea, sufrió faltas fuertes… de los viejos tiempos, vale decir, chueca brava sin anestesia. Eso derivó en sanciones varias, culminando con la tarjeta azul a Giulio Cocco.
Fue ahí que, cuando quedaban segundos para que el defensor del Trissino cumpliera su suspensión, el trallazo de Gonzalo Romero soltó la tensión ambiente en el Cantoni.
A partir de ahí, el cuadro local se fue relajando y aclarando las ideas. Más, si se estaba al filo del entretiempo, lo que le vino bien porque en el segundo lapso lució mejor manejando los tiempos, picando por las barandas para aprovechar los espacios que, necesariamente, estaba dejando la última línea italiana para intentar estrechar el marcador… y también, la posibilidad para la solución personal como la definición en espacio reducido que concretó Lucas Ordoñez para establecer el 3-0.
Con los números a favor, Argentina pudo controlar el trámite creándose nuevas opciones para cerrar el tema. Concretado todo, y con Valentín Grimalt mostrando la camiseta celeste y blanco con la dorsal número 4 –la de Matías Pascual- se desató la celebración de cara al domingo cuando el equipo anfitrión de este Mundial se encuentre con Portugal por el trofeo supremo.
Será la posibilidad de la revancha por lo sucedido en aquella jornada del 14 de julio de 2019 en Barcelona, cuando el portero lusitano Angelo Girao detuvo todo, hasta los lanzamientos penales, para dejar a la Albiceleste sin la obtención del título. El domingo, a partir de las 20.30 horas en el Cantoni, se podría revertir aquello.
ARGENTINA 4-1 ITALIA
ARGENTINA: Constantino Acevedo; Gonzalo Romero y Matías Platero; Pablo Alvarez y Lucas Ordoñez –cinco inicial- Matías Pascual, Carlos Nicolía, Ezequiel Mena, Lucas Martínez y Valentín Grimalt (AS). DT: José Luis Páez
ITALIA: Riccardo Gnata; Davide Gavioli, Giulio Cocco; Francisco Ipiñazar y Federico Ambrosio –cinco inicial- Francesco Compagno, Andrea Malagoli, Davide Banini, Alesaandro Verona y Leonardo Barozzi (AS). DT: Alessandro Bertolucci
Goles: primer tiempo: 1-0, 21’09” Gonzalo Romero (Arg); 2-0, 24’53” Gonzalo Romero (Arg) de penal. Segundo tiempo: 3-0, 1’35” Lucas Ordoñez (Arg); 3-1, 22’13” Giulio Cocco (Ita); 4-1, 24’26” Carlos Nicolía (Arg) de tiro libre
Árbitros: Sergi Mayor y Joao Duarte
Tarjetas azules: primer tiempo: 10’01” Gonzalo Romero (Arg) y Francisco Ipiñazar (Ita). 19’37” Giulio Cocco (Ita)
Tarjetas rojas: primer tiempo: 10’01” Martín Jacquierz (Arg), asistente técnico. Segundo tiempo: 24’24” Giulio Cocco (Ita)
Cancha: Aldo Cantoni
Semifinal XLV Mundial Masculino