
Continuamos con la segunda entrega, de esta serie de cinco, en que revisamos los principales hitos en la historia del hockey-patín chileno.
11. Llegó Reyes. A mediados de 1950 arribó al país, contratado por el club Universidad Católica, el técnico español Elías Reyes para modernizar la actividad. Tras una primera evaluación, el hispano dijo que los hockistas chilenos “no patinan, caminan con los patines” iniciando un proceso de renovación con base fuerte en el patinaje influenciado por la Escuela Portuguesa. Su estilo contó con herederos que fortalecieron la actividad como Camilo Parra, Roberto Vargas, Antonio Luna y Oscar Ahumada por nombrar a algunos. Tras su paso por la UC y en la Selección Chilena con la que obtuvo el título sudamericano en 1954 y el quinto puesto en el Mundial de Milán al año siguiente, Elías Reyes también sentó lo que fueron las bases para el hockey del club Huachipato de Talcahuano en 1960.
12. El Imperio Verde. Si bien la rama se formó en 1949, fue en 1954 que Audax Italiano comenzó su dominio absoluto de la actividad –a pesar de la oposición deportiva de Thomas Bata y Guadalupe de México, entre otros- con el liderato de los hermanos Alfonso y Mario Finalteri más el arquero Jorge Cordero y otros valores que se fueron agregando como Pedro Muga, Eduardo Gamboa y Eugenio Silva. Todos dirigidos en esos primeros tramos por Rafael Casali. En total, diez títulos metropolitanos consecutivos entre 1954 y 1963 –record en torneos largos, vale decir a dos ruedas-. Entre medio, la corona sudamericana obtenida en la segunda edición del certamen disputado en abril de 1953 en el entonces Estadio Chile, hoy estadio Víctor Jara. Un imperio, qué duda cabe.

13. Bicampeones de América. En 1954 se conformó la primera Selección Nacional, con miras al Mundial de Barcelona donde culminó en octavo puesto. Eso sucedió en mayo, porque cinco meses después, en octubre en Sao Paulo, disputó el primer Sudamericano de Naciones el que se adjudicó de manera invicta tras superar a Venezuela (8-0), Uruguay (5-1) y Brasil (3-1). Al año siguiente, quintos en el Mundial de Milán para culminar en noviembre de 1956 con la revalidación del título continental en el certamen disputado en la pista ubicada tras la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, ahí en calle San Pablo 4917 (cerca de lo que hoy es la estación Blanqueado de la Línea 5 del Metro de Santiago). En aquella ocasión se superó a Venezuela (7-0), Brasil (6-3) y Uruguay (1-0), además de empatar con Argentina (3-3). ¿Hablemos de Generaciones Doradas bicampeonas de América?
14. Padre del hockey sanjuanino. Tras el título sudamericano en Quinta Normal, Oscar Ahumada Santander, a la sazón jugador del Guadalupe de México, fue contactado por el club Unión Estudiantil de San Juan para hacerse cargo de su equipo. Con toda su experiencia con el stick y en los patines, el chileno cruzó la cordillera y en dos años de labor agregó al talento innato que mostraban los sanjuaninos la disciplina táctica y el perfeccionamiento del patinaje con estrategias que muy pronto comenzaron a ser imitadas por los otros clubes de la provincia. No fue casualidad que tras el retorno de Oscar Ahumada a nuestro país, a inicios de 1960, los hockistas de San Juan comenzaron a predominar en la Selección Argentina. Además, durante su estancia en calle Güemes, el técnico nacional también se encargó de la formación de los futuros defensores de Estudiantil, entre ellos uno que llegaría a ser campeón mundial y cuyo nombre era Raúl Martinazzo. Por todo eso, Oscar Ahumada Santander es reconocido por los propios trasandinos como uno de los padres del hockey sanjuanino. Y aquí en Chile… bueh, dicen que nadie es profeta en su tierra.

15. Su Mundial del 62. Lo que fue una quimera para el presidente de la Federación, Carlos Mourgues Passi, para propiciar el despegue de la actividad lo convirtió en realidad en 1962. Porque antes del Mundial de fútbol, entre el 28 de marzo y 7 de abril de aquel año se disputó el XV Mundial de Hockey Patín en la pista de lo que fue el Gimnasio Nataniel, ahí en la calle del mismo nombre a un par de cuadras de la Alameda. Al certamen asistió una pléyade de astros de la actividad, comenzando por el campeón Portugal que alineó al portero Alberto Moreira más su capitán José vaz Guedes, Amadeu Boucos, Virgilio Carrilhoy su máximo astro, Fernando Adriaobautizado como el Pelé del Hockey. Además, incluyó a un mozalbete de 19 años que era un referente en potencia y que se llamaba Antonio Livramento.
Italia, que ocupó el segundo puesto, fue liderado por su arquero Bruno Bolis, que ya había jugado en seis mundiales anteriores. España, que quedó en el tercer lugar, tenía a los campeones de 1955 Carlos Largo, guardavallas que jugaba sin casco, y Pere Gallen, que en Chile disputó su séptimo Mundial.
Mientras Suiza lució al incombustible Marcel Monney, quien con 36 años jugaba su octavo certamen máximo, Argentina trajo a Ricardo Pérez Colomé y Rubén Alonso. Finalmente, Chile tuvo como líder a Alfonso Finalteri -junto a su hermano Mario y Oscar Ahumada– de una nueva generación integrada por los arqueros Luis Mora y Juan Sánchez más Roberto Vargas, Eduardo Gamboa, Luis Soto, Hugo Valdivia, Jaime Gutiérrez y Antonio Luna.
16. El primero en Europa. Surgido en el Corinthians de la plaza Bogotá, en el sector de calle Sierra Bella, y tras unas estaciones en León Prado, en 1963 emigró a España Jaime Conejo Gutiérrez. Específicamente, a Cataluña donde alineó por el CT Barcino llegando a ser el capitán del equipo. De esta manera, el muchacho del barrio que transitaba por sus calles siempre calzando sus patines se ungió como el primer hockista chileno en jugar en las competencias europeas.

17. Dominio Batino. Tras el imperio que impuso Audax Italiano, en 1964 el epicentro del hockey se trasladó desde calle Tocornal hasta Peñaflor con el club Thomas Bata. Con una formación base que incluyó al arquero Juan Sánchez más Alfonso Erazo, Hugo Valdivia más los hermanos Luis y Carlos Soto, los zapateros fueron dominantes absolutos de la competencia entre 1964 y 1969, agregando el título de 1971. De esta manera, pudieron imponerse por fin a su némesis hockístico, los ya mencionados audinos, aunque por esos años comenzaba a surgir otro de sus clásicos rivales, León Prado.
18. Moneda al aire. Entre el 25 y 27 de marzo de 1966 se disputó en el gimnasio del club Lord Cochrane, en la sureña ciudad de Concepción, la quinta edición del Sudamericano de Naciones donde Chile alcanzó su tercera corona continental tras superar a Brasil (2-1) e igualar con Argentina (2-2). Claro que la definición fue surrealista, ya que igualadas con 3 puntos la Roja y la Albiceleste debían apelar al goal average que favorecía a los trasandinos. Sin embargo, tras una reunión veloz en los camarines del recinto los delegados de ambos cuadros determinaron que el campeón se determinara… lanzando una moneda al aire. El encargado del rito fue el presidente de la Confederación Sudamericana del Patín, el uruguayo Rafael Castro, flanqueado en la mitad de la cancha por los capitanes Alfonso Erazo y el trasandino Héctor Victoria. Segundos después, la Roja inscribió su tricampeonato –uniendo los títulos de 1954 y 1956- permitiéndole adjudicarse también el Trofeo América, instituido doce años antes y reservado para el país que ganara el Sudamericano en tres ocasiones.

19. Primera vez en Argentina. El 29 de abril de 1970, en la pista del Parque de Mayo (hoy Aldo Cantoni) Chile enfrentó su antepenúltimo partido en el Mundial de San Juan ante Argentina, que llegaba con una campaña que ilusionaba a todo un país, sobre todo tras el empate ante los portugueses. La Roja, en tanto, sólo mostraba hasta ese momento dos victorias (9-2 a Japón y 8-5 a Alemania), un empate (1-1 con Brasil) y cuatro derrotas (6-7 con Países Bajos, 1-3 con Portugal, 1-7 con España, 2-7 con Francia). Tan confiados estaban los albicelestes que aquella noche su cabina técnica dejó fuera de la convocatoria a dos de sus máximos astros, Robert Cardozo y Saùl Saidel, para darles descanso mientras que su arquero titular Francisco Velásquez fue suplente. Cuento corto, terminado el primer tiempo, Chile ganaba 3-1 con las anotaciones de Sandro Pifferi y el doblete de Carlos Araya. Y cuando Argentina se acercó en el marcador, Gastón Madariaga, con una picadinha emergiendo desde Zona 7, firmó el 4-2 final dejando al equipo local en el cuarto puesto mirando a España levantar la copa de campeón. 19 años después, en esa misma cancha, los chilenos repetirían la gracia pero mejor no nos adelantemos…
20. Mujeres de Negro. En un terreno tradicionalmente complicado como lo es el del arbitraje las mujeres también han ido ganando su espacio. Y no es una historia reciente, encarnada entre otras por Jemme López o Ruth Carrillo. Todo comenzó hace 54 años, cuando -tras aprobar el correspondiente curso- las señoritas Gloria Tapia y Antonia Lepín fueron ungidas como las iniciales damas referís de la actividad. Sin embargo, la primera que impartió justicia en cancha como tal fue María Espinoza, de los registros de la Asociación Huachipato. El escenario fue la VII versión del Nacional Infantil, que se disputó entre el 30 de noviembre y 3 de noviembre de 1972 en la cancha de San Eugenio –hoy feudo del club Usach-. La llamada Mujer de Negro, como la bautizó la prensa, comentó que su hermano jugaba hockey pero “como yo no podía jugar, por falta de equipo de mujeres, opté por el arbitraje. Y problemas no he tenido”. En el análisis de su desempeño en el mencionado certamen, se destacó que Espinoza lució “buen criterio y firmeza en sus cobros”.