
Desde pequeño, además de buen juego en la pista, Lucas Pérez Sáez (21.07.2015) mostró personalidad para relacionarse no sólo con los niños de su edad sino que también con los adultos. Comenzando por los compañeros de equipo de su papá, los del cuadro master de Huachipato. “Al ver a mi papá jugar me entusiasmé, eso me dio confianza para subirme a los patines” comienza diciendo con su eterna sonrisa traviesa. Además, tiene claro lo que más le gusta del hockey “es, primero, hacer amigos. Después, jugar y anotar goles”. Ese fue el inicio de todo. Bastó aquella primera vez en que se calzó los botines y empuñó la chueca para mostrar que eso lo traía desde siempre, como que se activó algo en él para comenzar a lucirlo.
Siguiendo la ruta paterna, comenzó en la Escuelita de Huachipato, donde su mejor recuerdo es quien fue su primer entrenador. “Mi entrenador Claudio Verdugo es mi mejor recuerdo ahí. Aunque ya no está con nosotros, siempre me acuerdo de él ya que me guió para ser elegido el mejor jugador de la Liga Sur en 2022. Además, fui goleador en los torneos de verano”.

Tras su debut con el equipo de la usina, comenzó sus aventuras en el hockey capitalino siendo su primera camiseta la de Rhinos PAC. “Con Rhinos salimos cuartos en Sub 11. Yo tenía sólo 7 años y mi entrenador fue Daniel Díaz, gracias a él logramos ese lugar”.
Justamente, Lucas tiene palabras especiales para el tetramundialista. “En honor a él, a todo lo que me enseño, es que siempre juego con un cintillo en la cabeza” señala muy seguro. Tan seguro como cuando inventa un gancho para rematar al arco contrario.
Tras Rhinos, vino la etapa en León Prado formando en la llamada Maquinita de la Sub 10. “Con ese equipo salimos primeros y terminamos invictos”. También, porque ahí jugó con quien es su mejor amigo. “Mi mejor amigo es Santi Cadenas, porque nos conocemos desde la Liga Sur y somos muy amigos dentro y fuera de la cancha. Da lo mismo la camiseta que usemos, siempre amigos” refrenda.

Esta temporada pasó al HC San Jorge, donde ha reafirmado todo su potencial que se basa en una perfecta combinación de patinaje y maniobras con el stick para dar el pase o el chute a puerta. “Ingresé al San Jorge porque mi entrenador Nico Flores se acercó a mi papá para contarnos de un proyecto deportivo que me ayudaría mucho en mi carrera deportiva”.
Pero, además de lo que ha hecho a nivel local, también ha tenido experiencias al otro lado de la cordillera reforzando en torneos a equipos como Impsa y Murialdo. “Lo mejor de haber jugado en Argentina son los amigos que tengo hasta hoy. También, el crecimiento deportivo que me ha ayudado mucho”.

Como todo niño, también tiene su referente en el cual se quiere reflejar. En ese sentido, Lucas no duda en ningún momento: “Mi ídolo en el hockey es mi papá, porque de él aprendí todo lo que sé. Y si tengo que elegir a un jugador, sería Darío Giménez”.
Así como tiene claro lo que tiene que hacer en la pista, este pequeño crack también tiene claro cuáles son los sueños que quiere cumplir con el hockey. “Quiero ser hockista profesional y llegar a las grandes Ligas. Pero también quiero ser un muy buen médico”.
Sueños de niño, objetivos de un pequeño crack.

