Que fue un gran año para el club Bata de Peñaflor, qué duda cabe. En la competencia metropolitana totalizó, entre el Torneo Apertura y el Clausura, quince títulos. De esas coronas, cuatro fueron bicampeonatos: Sub 13 Femenina, Sub 15 Femenina, Sub 15 Masculina y Adulta Masculina. Sumó también su primera corona en la Liga de Honor Femenina, cerrando la temporada con los éxitos en los torneos de Richet, con la Sub 15 Femenina, y en el Mundialito de Bancaria, con la Sub 13 Femenil.
¿Algún secreto en estos éxitos? Responde a Patines y Chuecas el presidente del club, Alejandro Mora. “Después de una pandemia que nos afectó a todos los clubes deportivos, retomamos estos dos últimos años con regularidad. Después de mucho trabajo y, en especial, al invertir en los técnicos, para nuestros niños fue fundamental dicho trabajo lo que se resume en estos éxitos obtenidos este año. Por eso, sólo me queda felicitar a todos nuestros deportistas, a los que levantaron los trofeos e instar a los demás a seguir entrenando. Y todo así dar el cien por ciento”.
Femeninas. Dividiendo en categoría, las series femeninas, además de los dos mencionados bicampeonatos, celebraron en total siete títulos en el año -tres en el Apertura y cuatro en el Clausura-. Además, fueron finalistas en Sub 11 Mixta y en la Adulta.
“El año en las series femeninas ha sido muy bueno, siempre fuimos de menos a más. Teníamos muy claro que en la primera parte del año sería de mucho trabajo, para implantar la idea de juego que uno tiene. Por suerte, en el Apertura se alcanzaron campeonatos y en las adultas se llegó a finales que no se pudieron concretar, pienso yo por la madurez del equipo. Además, iban apareciendo jugadoras en la Sub 15 y Sub 17 que se fueron potenciando para que rindieran en las series mayores” evaluó el técnico de los equipos femeniles batinos, Roberto Sansone.
“En la segunda parte del año, con un sistema de juego más consolidado y trabajado, jugamos el Clausura donde se vieron cambios en el equipo, las jugadoras con mayor confianza. Una táctica colectiva que era lo que se buscaba. Además, las familias y la directiva siempre apoyando. Le atribuyo todo el mérito a las jugadoras que trabajaron, se entrenaron, cumplieron con las prácticas extras, siempre dispuestas a escuchar. Creo que ahí está la clave del éxito para todo lo que se nos vino” agregó el profe sanjuanino que este año retornó a Peñaflor, tras una temporada en Barrio Rivadavia.
La referencia que tienen, actualmente, Mykaela Aparicio, Valeria García, Javiera Ignamarca y Maca Andrade ya tiene el aporte de las emergentes Celeste Sanz y Florencia Uribe. Y más atrás ya se asoman Moira Cortéz, Sofía Contreras, Alessia Sala, Fernanda Sepúlveda, Martina Sepúlveda, Anahís Molina y Eloisa Jara, entre muchas que están formándose en la cantera peñaflorina.
Masculinos. Paralelamente, los varones alcanzaron ocho blasones, además de ser finalistas en Sub 13, Sub 17 y Sub 19. “Este 2023 fue un año muy lindo para la rama masculina. Y la Liga de Honor se nos escapó por poquito. Para el 2024, además del crecimiento que se viene, será el de la consolidación de un sistema de juego donde prima el toque rápido, corte y velocidad. Se nos viene para superarnos a nosotros mismos” comenta el estratego de los equipos masculinos batinos, Mauricio Llera.
El técnico vislumbra, también, un objetivo claro. “A nivel internacional queremos proyectarnos de la mejor manera, ir a competir jugando de igual a igual. Para ello estamos desarrollando un plan que contempla que antes de cada torneo tener un bagaje de 10 a 15 partidos amistosos. Incluir en este esquema a los equipos infantiles, porque cuando nos toca jugar afuera es otro hockey donde los árbitros dejan jugar y hay otra intensidad. Hay que adaptarse a esas variantes, sobre todo que se viene el cambio en el reglamento. Aún así, la idea es siempre mejorar. También ya se está dando el cambio generacional en la serie Adulta, porque lo que estamos tirando ya la cantera”, finalizó Llera.
Por de pronto, lo alcanzado en la temporada 2023 se condice con la tradición que el club Bata luce desde su entrada a la cancha de hockey, en un ya lejano marzo de 1951. La tradición que se conoce como la del Campeonísimo.