Sin contar con la tradición que lucen otras ciudades del país como Santiago, Peñaflor, Talcahuano y Viña del Mar, el puerto histórico también tiene su historia en el deporte de los patines y chuecas.
La actividad en la zona comenzó en la segunda mitad de la década de los 70, fomentada por el ex hockista de Aviación y efectivo de la Fuerza Aérea, Pablo Oliva Césped -hoy vicepresidente de la Federación Chilena de Hockey y Patinaje-, quien había sido trasladado hacia la capital de la Primera Región. El deportista-dirigente fue secundado en su labor por Julio Rodríguez, especialista en carreras, más los también entrenadores Luis Jara y Florencio Díaz.
En su mejor momento, la competencia en Iquique incluyó a tres equipos, cuya prioridad era la formación deportiva de niños y jóvenes: Aviación, Armada y Colegio Don Bosco. Este trío disputaba sus partidos en el Techado levantado en el sector de Playa Brava.
Un envión importante en el desarrollo de la actividad en la zona se produjo en octubre de 1978, cuando llegó a la ciudad una delegación de equipos infantiles y juveniles del León Prado para fomentar la difusión del deporte con el respaldo de la recién constituida Asociación de Hockey y Patinaje Iquique.
El chuecazo inicial fue con un evento realizado en la Casa del Deportista iquiqueño con un cotejo entre Armada y Aviación, con triunfo de los marinos por 2-1. Para la historia los equipos formaron de la siguiente manera: Armada: Jara; Ochoa, Urrea (Cabrera); Sanhueza y Herrero. Aviación: Yakena; Maureira, Oliva; Rodríguez y Gamboa. Los nóveles hockistas recibieron las instrucciones de los ex Huachipato y Aviación, Eduardo Cleveland y Gabriel Chamorro, quienes entrenaron junto a sus ocasionales compañeros en los estacionamientos de la Intendencia iquiqueña.
Cuatro años después, el representativo juvenil de la Asociación -formado totalmente por jugadores nacidos en la zona- compitió en el Nacional de la categoría disputado en la cancha de la Usach. Referentes de ese equipo fueron Gerardo Giordano, Julio Rojas y Cristián Molina. También, el arquero Cristián Miranda, quien tenía su espectáculo aparte ya que cada vez que le anotaban un gol manifestaba su molestia lanzando su casco, alguno de sus guantes o la chueca.
Tras ese hito, la actividad hockística tuvo una prolongada pausa hasta 2006 en que, paulatinamente, fue reviviendo gracias al empeño de Pablo Oliva con el objetivo de la formación deportiva. El problema que se afronta es el encontrar una cancha definitiva para la práctica del hockey, para terminar con el tránsito entre colegios y espacios prestados. Con la realización del XIII Mundial Femenino se espera el fomento definitivo para aquello.