Se informó en esta tribuna, el lunes recién pasado, que tras el cierre de las inscripciones para los torneos europeos de la temporada 2021-22, apenas cinco equipos se habían anotado en la Euroliga, el principal certamen de clubes al otro lado del Océano Atlántico.
De esta manera, se ratificó la decisión de los elencos integrantes de la EHCA –que aglutina a los principales elencos del hockey del Viejo Mundo como FC Barcelona, Sporting CP y FC Porto- de jugar su propio certamen.
Ante monumental revés que le movió fuerte el piso, la testera de World Skate Europe comenzó a mover piezas y el martes ofreció a cinco representativos anotados en la Copa WSE jugar la Euroliga.
A saber, HC Quevert de Francia, Sarzana de Italia, AD Valongo de Portugal, CE Lleida de España y Géneve HC de Suiza. De aceptar, se unirían a los galos de La Vendéenne, los itálicos del Amatori Lodi, Hockey Trissino y Forte dei Marmi; más los helvéticos del RHC Diessbach.
Más allá de que los invitados acepten o no, el trasfondo de esto es la crisis ya encarnada que está pesando sobre World Skate Europe, cuya dirigencia encabezada por Fernando Claro ha sido fuertemente criticada.
Dichas críticas van referidas a su política de no propiciar el desarrollo de la actividad hockística en los países que están bajo las potencias; además de cuestionarse su manejo al no reembolsar los dineros que los clubes depositaron tras inscribirse en las copas continentales en la temporada internacional 2020-21, la que al final no se disputó debido a la pandemia.