En octubre pasado se publicó en este portal una nota sobre la importancia del implemento, sobre todo, en las series más pequeñas del hockey. Se relató en aquella crónica, incluso, la experiencia que había vivido el hockista nacional radicado en Alemania, Charles Urrutia.
El tema lo ponemos nuevamente en el tapete tras el mensaje que nos envió un apoderado, dando cuenta del accidente de su hija quien, tras recibir una falta de espaldas cayó provocándose una rotura en su cabeza que se suturó con cinco puntos. De esta manera, es menester reflotar este debate que también se debería considerar para el mejor desarrollo de la actividad.
La mencionada nota publicada el 23 de octubre último, a continuación.
Texto. Hola amigos practicantes del hockey en patines. Soy Charles Urrutia, uno más entre todos aquellos que practican o practicaron este hermoso deporte, el cual me ha acompañado durante toda una vida.
Hermosos momentos he vivido, triunfos y derrotas. Celebré o sufrí en su momento. Puedo decir con mucho orgullo que mi deporte lo sentí y practiqué con mucho gusto y si volviera a nacer, de nuevo lo elegiría.
Soy un agradecido del hockey en patines. Para quienes no me conocen, nací como jugador allá en Chile, en la sureña Talcahuano, por mediados de los años 60 en la Escuela de Hockey que se realizaba los veranos en el estadio Las Higueras de aquella ciudad. Después pasé a las filas del club Eléctrico, que pertenecía a la asociación Huachipato. Pertenezco a la generación de Eduardo Tapia , con quien pasé por todas las series, desde Pibes hasta el equipo adulto, donde fuimos campeones en todas las series en la competencia de los clubes seccionales de Huachipato. Y con la selección de la Asociación fui campeón nacional en 1975.
También formé en Preseleciones Nacionales, me fui a la UTE de Santiago junto con Lalo Tapia y Luis Coloma a mediados de los 70. Y en 1980 emigré a la R. F. Alemana donde seguí por 15 años jugando por el Dortmund Mengede en la Bundesliga. Tras eso, me retiré con 40 años como jugador activo y fui entrenador durante una década más.
Pero no todo fue color de rosa y de ello quiero en este documento también relatar. En 1985 fuimos a jugar por el campeonato Alemán a la ciudad de Wuppertal, tierra del Cronenberg. Primer tiempo del partido, mi equipo atacando, la pelota la controla un defensa nuestro que avanza hacia el mediocampo para luego tirar fuertemente hacia la portería del contrario con la intención de anotar un gol. La pelota que viene en altura la veo y para evitar que me diera en la frente, giré rápidamente para hacerle el quite, pero no lo suficiente y recibí el impacto de la pelota detrás de la oreja. Recuerdo que patiné cerca de dos metros, para luego caer como un saco en medio de la pista. De urgencia con luz roja de la ambulancia al hospital. Después de varias horas despertaba acostado en una cama de dicho recinto. Exámenes de toda índole de neurología. Tras una semana vino el alta con la advertencia de los médicos, diciéndome que en algún momento de mi vida tendría serios problemas neurológicos. No se equivocaron los especialistas y es así que desde hace cinco años sufro de Parkinson, el que tengo gracias a buenos medicamentos controlado. No me preocupo por ello, eso sí que debo vivir muy relajado, sin estrés.
La intención de este relato es hacerle notar a todos los padres que llevan a sus hijos a practicar este deporte del Hockey sobre patines, que tomen conciencia y piensen que mi caso se puede repetir en otra u otro deportista de nuestro querido deporte. Si todos jugaran con casco de protección para la cabeza, como se hace en el Roller Derby, o en el Hockey en Línea, se evitaría posiblemente que mi caso se repita.
Gracias a Patines y Chuecas que me da la oportunidad de dar a conocer mi caso, lo hago con la única intención de que esto no se repita. Hago un llamado a todos a que apoyen esta campaña para que el Hockey en patines se practique con Casco de protección de la cabeza, sobre todo entre los más pequeños.
La foto muestra la zona detrás de la oreja que sufrió el impacto. Lugar que permite a través del conducto de transportar todo lo necesario para que el cerebro cumpla sus funciones. Temática que no es necesario explicar en este relato.
Uso del casco. Por lo menos, en las competencias de menores en España se exige que los nóveles hockistas utilicen casco para su protección. Y en nuestro país, en su momento la Escuela de Hockey del León Prado también apelaba a este implemente para proteger a sus alumnos cuando disputaban su campeonato interno. En la actualidad, en la competencia master algunos jugadores de Cobresal también apelan al casco para protegerse ante cualquier eventualidad.
Se trata de un debate al que no se le ha tomado el peso, y que debería estar en la agenda, insistimos, en los partidos de menores. Tal vez normarlo como se estila en la competencia española. El tema está sobre la mesa, fomentemos el debate al respecto.
No lo veo mal, los chicos tiran al arco, aun si dar el golpe justo, esto eleva la bocha. También veo con asombro algunos entrenadores alentando estos disparos. También están las caídas.
En mi opinión no me parece mal usar cascos, una protección más y en una zona delicada.