Sucedió en 1985, durante la preparación de la Selección Nacional con miras al Sudamericano de Naciones que se disputaría en noviembre de aquel año en la cancha del León Prado. Pues bien, como parte de los amistosos previos, la Roja se trasladó hasta la vecina San Juan para participar en un cuadrangular donde también fue invitado el equipo de la UMCE.
Con ese escenario, se dio una situación particular porque el arquero José Antonio Espinoza y su hermano Christian, ambos del elenco universitario, habían renunciado al seleccionado por motivos personales pero formaron parte del equipo del Físico en aquella visita. Pero el menor de la familia, Ricardo, sí pudo integrar al seleccionado con lo que también viajó a Argentina pero como integrante del representativo nacional.
Bajo esa coyuntura, se enfrentaban la Selección Chilena con la UMCE cuando en una determinada jugada arrancó Ricardo Espinoza con pelota dominada hacia la portería defendida por… José Antonio. Tras esquivar a Christian, quien era el último hombre de la UMCE, Toño salió a cortar el avance de su hermano menor –la famosa Salida de la Muerte-. Con tal mala suerte para Ricardo que entre José Antonio y Christian, quien venía de atrás y lo alcanzó para dificultar su avance, le hicieron un sándwich cortando la jugada… con el más chico de los Espinoza, literalmente, volando.
Mientras Ricardo se recuperaba de tan tamaña falta de su propia parentela –calladito porque lo que sucedía en la cancha quedaba en la cancha, donde no había amigos ni hermanos en el equipo rival de turno-, en las tribunas los argentinos comentaban “si esto le hacen al hermano, ¿qué nos quedará a nosotros?”.
