El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos establecido bajo normas , reglamentos formas de vida. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y derechos establecidos de los individuos y de la sociedad y que se incluye derechamente en el ámbito deportivo. Este importante valor es el que abordaremos, siempre en el marco del hockey-patín, a través de los comentarios de Luis Reyes Catalán, profesor FIRS.
-Profesor, ¿qué podemos comentar acerca del respeto comenzando por aquel hacia las Reglas del Juego?
“Cuando algún referente señala la diferencia que existe entre “intentar ganar cuando se compite, y tratar de hacerlo a cualquier precio”, nos está mostrando uno de los principios esenciales que deben guiar las competiciones deportivas: el máximo respeto a las reglas de juego como base de la existencia del propio juego.
Éticamente son inadmisibles las trampas, ni siquiera la pillería, tan habitual y valorada en algunos deportes por su rentabilidad utilitarista competitiva, nunca debe ser aceptada.
“No nos referimos por supuesto a engañar a un defensor con una buena destreza técnica o engañar a un guardameta al lanzar un tiro libre directo. Eso es algo sin duda valioso; nos referimos a tratar de engañar al árbitro mediante tretas como dejarse caer en el área fingiendo un penalti inexistente o tratar de meter un gol con el cuerpo o el patín. Aunque algunos llegan a ver en estas argucias incluso “la Mano de Dios”-como ocurrió en el futbol con Maradona en el Mundial de 1986- es una simple trampa que no admite defensa ética alguna y merece toda nuestra condena y rechazo. Y no es verdad que con estas artimañas no se hace daño a nadie, tal vez no un daño físico, pero sí un daño moral infringido al propio juego por la vulneración del acuerdo reglamentario en el que se sustenta, y también a otras personas: el juez o árbitro al que engañamos y por supuesto a los rivales”.
-También está el respeto a los rivales…
“Ya hemos planteado del valor que merecen siempre los rivales por ayudarnos a alcanzar nuestra máxima fortaleza. Para cualquier defensor de la ética en el deporte emociona haber escuchado desde hace mucho tiempo frases de algunos de los mejores deportistas en el tenis, en relación al respeto que sienten por los que son o han sido sus máximos rivales. Por ejemplo la respuesta de Roger Federer cuando le preguntaron qué sentía por Rafael Nadal. “Es un rival, en el sentido de alguien que me lleva al límite (…) que te hace ser mejor. Antes creía que prefería un mundo sin rivales, yo y el resto, pero ya no.”.
¿Qué piensas de Federer? Preguntaron a su vez a Rafa Nadal, su respuesta refleja no sólo respeto sino admiración por su rival: “En mi vida he visto a nadie jugar con tal perfección, cuenta con todos los golpes y además vistosos, bonitos, tenerle delante te ayuda a ser mejor, yo intento aprender todo lo que puedo de él, para mí es un modelo, lo que a mí me gustaría ser en un futuro”. Reflexionar a fondo con nuestros jóvenes hockistas, sobre el sentido de estas frases, nos ayudaría a que tanto ellos, como nosotros mismos, no olvidáramos nunca lo que debe entenderse por contrincante deportivo desde una perspectiva ética, y además inculcándoles este respeto por los adversarios estaremos trabajando y desarrollando su propia honradez, honestidad e integridad.
-¿Qué se puede comentar sobre el respeto al lugar y sus normas?
“Respeto al lugar, generalmente cuando ocurren situaciones de ir de visita a un lugar a competir se saltan los códigos de disciplina y respeto tanto de los deportistas como los parciales. Esto, porque estiman que una localía los perjudica desde ya, e incluso manifestando desacuerdos en las medidas tomadas por los dirigentes en mesa de control, y a los árbitros en sus determinaciones. Existe desconfianza predeterminada “si me invitas a cenara tu casa me siento donde me indiques y espero me sirvas , yo no puedo ir a abrir tu refrigerador” concepto del buen vivir en lo común y normal, con mayor razón se debe respetar la organización y a quienes colaboran con la práctica de la competencia o la participación y mirando la inversa el ambiente local debe ser amistoso y buen recepcionista con los visitantes no es posible que se sobrepasen valores por ser dueños de casa y sentirse dueños de la verdad ante todo.
-Por último, está el respeto a uno mismo. Con la honradez, la honestidad y la integridad…
“Es cierto que existe la dificultad que el deporte competitivo tiene para trabajar los valores de máximo nivel ético (de identificación emocional y de sacrificio propio) pero también lo es que ese mismo deporte competitivo ofrece una oportunidad excelente para tratar de alcanzarlos, el motivo es que delante no sólo tenemos al otro, sino incluso a ese otro convertido en rival, en oponente.
Respetar al rival y a nosotros mismos en el sentido de ser más honestos se refuerzan mutuamente, el reto es trabajar esa honradez, esos principios éticos de FAIR-PLAY y deportividad, para mantenerlos no sólo en situaciones competitivas variables que otorga en especial el juego del hockey sobre patines, ya sea favorables sino también, y sobre todo, en los momentos más difíciles, cuando nos supongan una desventaja o hándicap competitivo, esa es la clave de haber alcanzado el máximo nivel ético, no se trata, como se ha llegado a afirmar burlonamente, de hacer de buenos samaritanos e ir dejándonos ganar partido tras partido, sino que ante casos de injusticias manifiestas que nos beneficien en la competición, seamos personas capaces de anteponer la honestidad y nuestros principios a la ventaja competitiva.
“Cuando Eduardo Galeano (escritor y periodista uruguayo) nos habla de la tarjeta verde utilizada por los árbitros en el fútbol infantil y juvenil de Finlandia para premiar comportamientos deportivos honestos como ayudar al adversario lesionado, reconocer las propias faltas levantando el brazo, o incluso advertir al árbitro de su error cuando su decisión nos ha beneficiado, toda competición deportiva implica la comparación de nuestra valía con la de otros y salir siempre derrotado en esas comparaciones no resulta muy satisfactorio ni favorece la autoestima, pero es que incluso entre los que se van salvando del naufragio (abandono deportivo) por sus habilidades y competencias deportivas y siguen ascendiendo en la pirámide, el componente lúdico cada vez es más difícil de mantener, por las presiones y exigencias cada vez más altas que acompañan a la práctica del juego del hockey sobre patines”.