Ley de Reyes (63): El Respeto

El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos establecido bajo normas , reglamentos  formas de vida. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y derechos establecidos de los individuos y de la sociedad y que se incluye derechamente en el ámbito deportivo. Este importante valor es el que abordaremos, siempre en el marco del hockey-patín, a través de los comentarios de Luis Reyes Catalán, profesor FIRS.

-Profesor, ¿qué podemos comentar acerca del respeto comenzando por aquel hacia las Reglas del Juego?

“Cuando algún referente señala la diferencia que existe entre “intentar ganar cuando se compite, y tratar de hacerlo a cualquier precio”, nos está mostrando  uno de los principios esenciales que deben guiar las competiciones deportivas: el máximo respeto a las reglas de juego como base de la existencia del propio juego. 

Éticamente son inadmisibles las trampas, ni siquiera la pillería, tan habitual y valorada  en algunos    deportes  por  su rentabilidad  utilitarista  competitiva, nunca  debe  ser aceptada.

“No  nos  referimos  por  supuesto a  engañar  a  un  defensor  con  una  buena destreza técnica o engañar a un guardameta al lanzar un tiro libre directo. Eso es algo sin duda valioso; nos referimos a tratar de engañar al árbitro mediante tretas como dejarse caer en el área fingiendo un penalti inexistente o tratar de meter un gol con el cuerpo o el patín. Aunque algunos llegan a ver en estas argucias incluso “la Mano de Dios”-como ocurrió en el futbol con Maradona en el Mundial de 1986- es una simple trampa que no admite defensa ética alguna y merece toda nuestra condena y rechazo. Y no es verdad que con estas artimañas no se hace daño a nadie,  tal vez no un daño físico, pero sí  un  daño  moral  infringido  al  propio  juego  por  la  vulneración  del  acuerdo reglamentario en el que se sustenta, y también a otras personas: el juez o árbitro al que engañamos y por supuesto a los rivales”.

-También está el respeto a los rivales…

“Ya hemos planteado del valor que merecen siempre los rivales por  ayudarnos a  alcanzar nuestra  máxima fortaleza. Para cualquier defensor de la ética en el deporte emociona haber escuchado desde hace mucho tiempo frases de algunos de los mejores deportistas en el tenis, en relación al respeto que sienten por los que son o han sido sus máximos rivales. Por ejemplo la respuesta de Roger Federer cuando le preguntaron qué sentía por Rafael Nadal. “Es un rival, en el sentido de alguien que me lleva al límite (…) que te hace ser mejor. Antes creía que prefería un mundo sin rivales, yo y el resto, pero ya no.”.

¿Qué piensas de Federer? Preguntaron a su vez a Rafa Nadal, su respuesta refleja no sólo respeto sino admiración por su rival: “En mi vida he visto a nadie jugar con tal perfección, cuenta con todos los golpes y además vistosos, bonitos, tenerle delante te ayuda a ser mejor, yo intento aprender todo lo que puedo de él, para mí es un modelo, lo que a mí me gustaría ser en un futuro”. Reflexionar a fondo con nuestros jóvenes hockistas, sobre el sentido de estas frases, nos ayudaría a que tanto ellos, como nosotros mismos, no olvidáramos nunca lo que debe entenderse por contrincante deportivo desde una perspectiva ética,  y además inculcándoles este respeto por los adversarios estaremos trabajando y desarrollando su propia honradez, honestidad e integridad.

-¿Qué se puede comentar sobre el respeto al lugar y sus normas?

Respeto al lugar, generalmente cuando ocurren situaciones de ir de visita a un lugar a competir se saltan los códigos de disciplina y respeto tanto de los deportistas como los parciales. Esto, porque estiman que una localía los perjudica desde ya, e incluso manifestando desacuerdos en las medidas tomadas por los dirigentes en mesa de control, y a los árbitros en sus determinaciones. Existe desconfianza predeterminada “si me invitas a cenara tu casa me siento donde me indiques y espero me sirvas , yo no puedo ir a abrir tu refrigerador” concepto del buen vivir en lo común y normal,  con mayor razón se debe respetar la organización y a quienes colaboran con la práctica de la competencia o la participación y mirando la inversa el ambiente local  debe ser amistoso y buen recepcionista con los visitantes no es posible que se sobrepasen valores por ser dueños de casa  y sentirse dueños de la verdad ante todo.

-Por último, está el respeto a uno mismo. Con la honradez, la honestidad y la integridad…

“Es cierto que existe  la dificultad que el deporte competitivo  tiene  para  trabajar  los  valores  de  máximo  nivel  ético  (de identificación emocional y de sacrificio propio) pero también lo es que ese mismo deporte competitivo ofrece  una oportunidad excelente para tratar de alcanzarlos,  el motivo es que delante no sólo tenemos al otro, sino incluso a ese otro convertido en rival, en oponente. 

Respetar  al  rival  y  a  nosotros  mismos  en  el  sentido  de  ser  más  honestos  se refuerzan mutuamente,  el reto es trabajar esa honradez, esos principios éticos de FAIR-PLAY  y deportividad, para mantenerlos no sólo en   situaciones competitivas variables que otorga en especial el  juego del hockey sobre patines, ya sea favorables sino también, y sobre todo, en los momentos más difíciles, cuando nos supongan una desventaja o hándicap competitivo,  esa es la clave de haber alcanzado el máximo nivel ético,  no  se  trata,  como  se  ha  llegado  a  afirmar  burlonamente,  de  hacer  de buenos samaritanos  e  ir  dejándonos  ganar  partido  tras  partido,  sino  que  ante  casos de injusticias manifiestas que nos beneficien en la competición, seamos personas capaces de anteponer la honestidad y nuestros principios a la ventaja competitiva.

“Cuando Eduardo Galeano (escritor y periodista uruguayo) nos habla de la tarjeta verde utilizada por los árbitros en el fútbol infantil y juvenil de Finlandia para premiar comportamientos deportivos honestos como ayudar al adversario lesionado, reconocer las propias faltas levantando el brazo, o incluso  advertir al  árbitro  de  su  error  cuando  su  decisión  nos  ha  beneficiado,  toda competición deportiva implica la comparación de  nuestra valía con  la  de  otros  y  salir  siempre  derrotado  en  esas  comparaciones  no  resulta  muy satisfactorio ni favorece la  autoestima,  pero  es  que  incluso  entre  los  que  se  van  salvando  del  naufragio  (abandono deportivo) por sus habilidades y competencias deportivas y siguen ascendiendo en la pirámide, el componente lúdico cada vez es más difícil de mantener, por las presiones y exigencias cada vez más altas que  acompañan a la práctica del juego del hockey sobre patines”.

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