En la espera de la confirmación de las fechas en que se disputarán los títulos femenino y masculino de la Liga de Honor, los clubes floridano y cisternino, de conseguir el supremo objetivo, inscribirían el registro de alcanzar la corona en su año debut en la máxima categoría del hockey-patín chileno.
Dable de destacar es el hecho que mientras en el caso de Independiente La Florida sería el primer club en alcanzar este record en la categoría femenina, HC San Jorge sería el sexto en la categoría masculina.
Si quiere conocer a los que ya alcanzaron ese importante blasón, lea las siguientes líneas. Total, conocer un poco de la historia de nuestros patines y chuecas no le hace mal a nadie.
La Máquina Roja. Esta crónica se inicia con la emigración de todo el plantel del León Prado bicampeón 1974-1975 a Unión Española, para reconstituir la rama de hockey tras dos décadas de ausencia en el circuito. El recién constituido elenco tuvo que comenzar en Segunda División en 1976, donde arrasó con todos sus rivales para ascender a la División de Honor. Para formalizar su ascenso los de colonia dieron cuenta, sin complicaciones, de los equipos B de Audax Italiano, Universidad Católica, Stadio Italiano, Universidad Técnica, Aviación y León Prado más Lo Espina y los quintetos viñamarinos de Camuvi y Univec.
En su debut en la máxima categoría, en 1977, se llevó la corona donde sus más enconados rivales fueron Thomas Bata y UTE. Sin embargo, todo se formalizó el domingo 6 de noviembre de aquel año cuando Unión Española goleó 10-3 a Universidad Católica, imponiendo su vértigo a un rival “muy lento que jugó a medio gas al saberse completamente liberado del descenso. Unión cumplió con creces, porque no se contagió con el ritmo del encuentro y jugó a lo que sabe. Goles y más goles, porque ésta fue la tónica de la Máquina Roja durante el año” elogió la prensa especializada por esos días.
El plantel campeón lo integraron los arqueros Jorge Andreu y Antonio Guilá, más Emilio Ibáñez, Eduardo Riveros, Osvaldo Cordero, Manuel Llorens, Pedro Eraña, Sandro Pifferi, Gastón Madariaga, René Muñoz, Mauricio Sabotier, Patricio Riveros y Eduardo Cordero. Todos dirigidos por Francisco Sabotier.
La gaseosa. Tres años después fue el turno de Pepsi-Ciclon, que utilizó la franquicia de Ciclón de Viña del Mar para alinear en la máxima categoría. Se trató de un Equipo de Estrellas con el auspicio de la mencionada gaseosa, lo que posibilitó la llegada de Osvaldo Rodríguez y René Muñoz –la dupla goleadora del León Prado campeón del año anterior- Eduardo Tapia –que lucía el rótulo de ser el Mejor Medio del Orbe, refrendado por su nominación al Equipo Resto del Mundo que enfrentó a Argentina en diciembre de 1979-, Rodrigo Bendeck y Luis Coloma más el portero Rodolfo Huerta.
Esta verdadera Selección Nacional –Rodríguez, Muñoz, Tapia y Coloma formaban parte del proceso con miras al Mundial de aquel año en Talcahuano, además de haber obtenido el título sudamericano en Santos- estaba dirigida por un ilustre del Ciclón tradicional, Hugo Valdivia.
Fueron Universidad de Chile y Bata los más fieros rivales en el triunfal derrotero del equipo de la gaseosa. A los azules los desbancó tras vencerlos por 7-2; mientras que a los peñaflorinos los dejó en zaga con el empate 2-2 en Peñaflor, por la penúltima fecha. Con el 23-2 sobre Red Star, el sábado 9 de agosto en Forestal Alto, Pepsi-Ciclón se adueñó del trofeo en su año debut.
Sin embargo, desacuerdos con los socios ciclonenses históricos más la partida de René Muñoz al Melbourne Mordialloc del hockey australiano, la de Eduardo Tapia al Sertaozinho brasileño y la de Osvaldo Rodríguez a Bata derivaron en el término del club empresa en enero de 1981, volviendo la franquicia al Ciclón original.
Los liceanos. En mayo de 1982, tras el épico cuarto lugar en el Mundial de Barcelos, y tomando como modelo lo realizado por el FC Barcelona al conformarse como la base de la Selección Española, el grueso del equipo chileno mundialista constituyó el club Manuel de Salas. Como la competencia ya estaba en desarrollo, su debut oficial en el ámbito local -entre medio disputó el Primer Sudamericano de Clubes- fue en el Torneo de Clausura, en el que se impuso tras vencer en la final a Usach, el miércoles 8 de diciembre, en la pista del León Prado.
A partir de ahí, el plantel integrado por los arqueros José Antonio Espinoza y Reginaldo Mallea más Arturo Salvatierra, Mauricio Dinningham, Osvaldo Rodríguez, Christian Espinoza, Ricardo Espinoza y Rodrigo Muñoz, con la dirección técnica de Mario Spadaro sólo cosechó lauros. Porque ganó también la Liga de Honor –o Serie Adulta del Metropolitano o Inter Regional, según el año- en las siguientes tres temporadas lo que lo convierte en el club debutante más exitoso –ojo, eran campeonatos largos, vale decir con dos ruedas-. Lo que se refrenda también porque en dicho período también fue tercero en el Mundial de Clubes y subcampeón sudamericano de clubes en los torneos realizados en Sertaozinho en enero y julio de 1983, respectivamente.
Los umceanos. A principios de 1986, tras decisión de la rectoría de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación -de la cual dependía el Liceo Manuel de Salas-, se determinó la refundación del equipo liceano para aprovechar la buena llegada que tenía entre los medios de comunicación y, por ende, la difusión de la institución. De esta manera, el club Manuel de Salas dio paso al recién fundado club UMCE.
Además, la Casa de Estudios construyó, para entregar las mejores condiciones al nuevo equipo, la cancha en el Campus del Físico que, posteriormente, en la primera década del presente siglo heredó y techó el club Sagu.
Este mayúsculo cambio también implicó movimientos de pases, porque ya no estaban Osvaldo Rodríguez, quien se había ido al Novara italiano; Arturo Salvatierra, retornado al Bata; y Mauricio Dinningham, flamante fichaje de Universidad de Chile. Los que llegaron fueron Cristian Herrera, Mauricio Sabotier, Francisco Frías y el arquero Gustavo Peña quienes se unieron a los hermanos Espinoza, Rodrigo Muñoz, Jesús Ayarza y Javier Santos, puntales del equipo.
A pesar de estas variaciones, los debutantes de la UMCE se llevaron el título tras el hexagonal final disputado en la desaparecida pista Casino El Llano en el que se impusieron a Universidad Católica, Universidad de Chile, Audax Italiano, Usach y Thomas Bata.
Los juveniles. Cuando se confirmó que, para el Apertura del 2019, sería incluida la Selección Nacional Sub 19 que se preparaba para los World Roller Games de Barcelona, hubo voces que apoyaron la moción y otras que no estaban de acuerdo. El único antecedente similar se había anotado en el Nacional de 1977, realizado en el Gimnasio La Tortuga de Talcahuano, cuando se integró a la Selección Nacional que se preparaba para el Sudamericano que se jugaría en el Estadio Chile –hoy Estadio Víctor Jara- en diciembre de ese año.
Aun así, el joven plantel fue superando etapas erigiéndose como referentes el arquero Diego García más Vicente Soto, Vicente Reyes, Lucas Alvarado, Diego Rojas y Joaquín Fernández.
Más allá de algunos cuestionados arbitrajes –situaciones en las que no tuvieron nada que ver los jóvenes seleccionados-, los juveniles sorprendieron a devotos y profanos al levantar el título tras una disputada semifinal con Estudiantil San Miguel y una dura final con Patín Vilanova.
la puerta está abierta para que ingresen a este exclusivo estamento nuevos clubes. Dependerá de IDF y HC San Jorge si pasan a formar parte de este bloque.