Lo dijo Miguel Tordecillas, a la sazón entrenador de Ciclón de Viña del Mar, al evaluar el Mundial en San Juan. “En Chile penaron los seleccionados del Bata. Con (Luis) Soto, (Alfonso) Erazo, (Juan) Sánchez y (Hugo) Valdivia creo que nos habría correspondido un segundo o tercer lugar debido a cómo se dio este campeonato”, decía el referente ciclonense.
Tales “marginados por arbitrarias medidas” según consignó la prensa, más la inestable preparación avizoraban una no muy positiva campaña al otro lado de la cordillera. Se reflejó eso en los titulares de prensa que en el momento del viaje en bus –un día antes del comienzo del certamen- publicaron que “una vez más el deporte chileno viaja a la aventura”.
Cuatro victorias, un empate y cinco derrotas fueron el saldo de una campaña irregular que ubicó a la Roja en el séptimo lugar. “No pudo ser mejor, por diversos factores. Sin embargo, no se puede desconocer que se rindió mejor de lo esperado” con un plantel “formado por un 60 por ciento de jugadores sin roce, sin experiencia internacional” que fue “de menor a mayor en su rendimiento. Empezó muy flojamente, demostrando alarmante carencia de ataque y vacíos ostensibles en funcionamiento de conjunto”.
Todo se resumió en que “hubo victorias esperadas que se trocaron en derrotas. Y otras actuaciones que fueron éxitos inesperados. Es lo acontecido frente a Argentina”, fechado el 29 de abril.
El equipo local venía con envión al título. Sin embargo, en una decisión insólita, el DT local Santos Álvarez mandó a la cancha una alineación reserva. Incluso, no inscribió a su goleador Saúl Saidel. Se hablaba que el cuadro albiceleste subestimaba al quinteto chileno.
“Nadie podía vaticinar un resultado favorable a los nuestros porque haciendo comparaciones el representativo local tenía mejor plantel, más capaz sin duda que podía definir la lucha a su favor en cualquier momento” se escribió, posteriormente.
El 4-2 final que exhibió Chile “decretó la pérdida de las posibilidades albicelestes de lograr una mejor ubicación, e incluso discutir la supremacía mundial del hockey-patín”.
“Otra buena expedición chilena fue ante Alemania y aún ante Holanda, aunque con ésta perdió estrechamente más que nada por falta de tranquilidad en momentos favorables”, se redactó.
En las evaluaciones finales, se destacó al defensa Jorge Ibáñez y al atacante Sandro Pifferi, de los que el ya nombrado Santos Álvarez dijo que “me gustaría tenerlos en mi equipo”.
Por su parte, el estratego nacional, el español Cosme Soberón –que se había revelado al dirigir al León Prado campeón metropolitano en 1968- evaluó lo hecho por sus dirigidos señalando que “estoy satisfecho del rendimiento de mi equipo. Creo que se empinó por sobre lo esperado. Le faltó eso que siempre le falta a los representativos chilenos, un poco de suerte para entrar mejor clasificado. Creo que un quinto lugar habría estado más de acuerdo a lo que el cuadro produjo”, concluyó.