Elogiable lo mostrado en la mañana de este domingo por el quinteto argentino. Y no precisamente por la goleada que anotó, sino que por la actitud que mostró de respeto hacia su rival de turno, inferior hockísticamente hablando. Porque a pesar de comenzar con su formación estelar, las Águilas no mostraron el vértigo exhibido en su debut ante las colombianas. Optaron por rotar la bocha, intentar la personal en forma elegante y no abusar del remate a quemarropa en el área rival o el de distancia. No abusaron como lo hicieron las italianas, que el sábado habían entrado con todo para resolver luego el asunto ante las Faraonas.
El reflejo de esta lección de fair play ocurrió cuando, sin quererlo, Daiana Silva le dio un pelotazo a Mai Sharrif. La trasandina fue la primera en correr para saber el estado de su rival, quien sólo acusó un leve golpe en el rostro. Eso hay que aplaudirlo, porque en otro partido y en otra circunstancia no se habría visto aquello.
Por el lado de Egipto, comenzaron con muchas providencias defensivas alineando un rombo para aplicar marca zonal e intentar el cierre de los espacios. Y si había alguna opción de ataque, buscaban a Heidi Salem para ver si protagonizaba alguna patriada.
Lamentablemente, las hijas del Nilo pecan de ingenuidad, como lo sucedido apenas iniciado el pleito cuando la defensa Shohaila Mamdouh levantó la chueca en su área provocando el cobro del penal que inauguró el marcador, a los 21 segundos tras el servicio de Daiana Silva. También, nuevamente acusaron marcados ripios al tratar de distribuirse las marcas cuando su disposición táctica cambió.
Dato último: tan de guante blanco fue este encuentro, que la tabla de faltas indicó, al finalizar el cotejo, que Argentina sólo había cometido sólo una falta, mientras que Egipto, tres. Detalle que redondea todo lo visto en el partido inaugural de la segunda jornada del Mundial en Iquique.
