Intensidad, habilidad y velocidad. Esos tres sustantivos fueron los que se apreciaron en gran tonelaje en el partido estelar de este domingo en Playa Brava. Porque ambos quintetos ibéricos respondieron a la expectativa que había en la previa, en el marco del Grupo B, el Grupo de la Muerte.
De mayor toque la propuesta española, más directo el portugués. Las de la Madre Patria comenzaron lideradas por el vértigo de Anna Casarramona, quien arrancando desde atrás con bocha dominada encontraba los espacios para sus desplazamientos por las puntas, no así en el área donde las lusitanas se cerraban en su cuadrado. El objetivo, buscar el centro pero la compañera ubicada estaba muy bien custodiada. Además, atacaba con tres dejando siempre a una en mitad de cancha -generalmente, Casarramona- para sorprender con un pique.
Las portuguesas, por su parte, apelaban a la salida rápida en dos o tres toques para que Marlene Sousa o Marta Vieira se jugaran ingresando al área rival con algún arresto personal. Además, presionaban la salida rival apenas perdían la bocha, no entregando pausas.
Entre tanto equilibrio, los detalles inclinaron el marcador. Porque a los 5’47” de juego Portugal tuvo la opción de adelantarse, por un penal que lo desperdició. A partir de ahí, arreciaron los avances hispanos apelando dando muestra de un impecable estado físico para mantener ese juego intenso.
Más efectivas las españolas, aprovecharon en el complemento el desajuste de marcas en la última línea rival aumentando la cuenta. Sus rivales también tuvieron ocasiones, sin embargo fallaron en la puntada final. Ahí también radicó la diferencia entre ambos quintetos.
De esta manera, España anuncia que viene a cumplir su objetivo de retornar a la cima tras el noveno puesto anotado hace dos años en Tourcoing. Portugal, a su vez, también tiene argumentos como para aspirar al podio… resolviendo el detalle del finiquito.