Falleció Carlos Robles

Equipo de Viña del Mar, campeón nacional en 1947. Arriba, de izq a der: Miguel Tordecilla, Hugo Chiponti, Arturo Rodríguez y Raúl Garay. Abajo: José Valencia, Mario Garay y Carlos Robles.

El hockey viñamarino y chileno está, nuevamente, de luto, ya que a la edad de 92 años dejó de existir quien fuera integrante de los primeros equipos de Ciclón y de las selecciones de Viña del Mar, campeonas nacionales en la década de los 40.

Hace un tiempo, recordó que su afición para los deportistas la demostró desde su más tierna infancia. “Yo vivía en 3 Norte con 3 Poniente y de cabro chico hice diversos deportes. Jugaba básquetbol, hacía atletismo por el Boca Juniors, fútbol en el club Centroamérica, y en el intertanto comenzó a salir el hockey en patines. Con esta actividad me entusiasmé y empecé a jugar por el Boca Juniors. Cuando ya estaba formado como jugador, me uní al grupo de Miguel Tordecilla, de los hermanos Rodríguez, de Garay, los que integraban el Ciclón. Hablar del Ciclón era hablar del mejor equipo de Chile. Por eso fuimos varias veces campeones nacionales en los años 40 y 50″, señalaba.

Recordando sus tiempos en que calzó patines Huinchester, Carlos Robles comentó que “si tuviera que formar un equipo ideal, lo haría con Mario Garay, en el arco; José Valencia y Carlos Robles, en defensa; y como delanteros Miguel Tordecilla, Arturo Rodríguez y Hugo Chiponti. Miguel era capitán y el hombre que manejaba el equipo. Ese es un recuerdo imborrable”.

Fue en 1952 cuando cambió la camiseta roja de Ciclón por el camisón negro de árbitro de fútbol, que lo llevó a ser uno de los mejores de la historia dirigiendo finales de Copa Libertadores, partidos en el Mundial de 1962 y tener el record de partidos dirigidos en Primera División, 559 cotejos en total.

“Hice el curso de árbitro en la asociación de fútbol de Viña del Mar, cuando todavía jugaba hockey en el Ciclón. En 1952, me tocó dirigir la final de un nacional en Curicó y como lo hice bien, los dirigentes de la época me ofrecieron hacer un curso con el comité de árbitros profesionales. Les dije que no, porque yo estaba en condiciones de arbitrar a cualquier nivel… A fines de septiembre, me llamaron para comunicarme que debía arbitrar un encuentro de ascenso y, a partir de ese momento, inicié mi carrera profesional que finalizó en 1975, con el partido de Everton y Wanderers en Sausalito, ante miles de personas que me despidieron con antorchas y pañuelos. Fue emocionante ver el cariño de la gente por un viñamarino”, recordó Carlos Robles hace algunos años.

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