
El pasado 26 de julio se inició en Lima la XVIII versión de los Juegos Panamericanos, donde nuevamente el hockey sobre patines no fue incluido en la lista de los deportes que dan forma a la cita ecuménica del deporte de las tres Américas y del Caribe.
Fenómeno que no es de extrañar, ya que en sólo cuatro de las 18 ediciones de este evento el deporte de los patines y chuecas ha sido considerado en el correspondiente programa de competencias. Ocasiones que tienen sus particulares minucias históricas que vale la pena conocer.

San Juan 1979. El Patinódromo Manuel Carrasquillo en la capital portorriqueña fue el escenario, en la primera quincena de julio, del debut del hockey sobre patines en la lista de los Juegos Panamericanos. Cinco países se dieron cita en la nóvel competencia, a saber Argentina –que estrenaba su primer título mundial obtenido el año anterior-, Chile, Brasil, Estados Unidos y la improvisada Selección Nacional local. Lo de improvisada no es antojadizo, ya que como dictan los reglamentos olímpicos el país anfitrión de los Juegos debe presentar equipos en todos los deportes que dan forma a la cita. La total inexperiencia del representativo local se tradujo en que, mínimo, en cada partido recibían 25 goles. Es más, ante los argentinos fueron víctimas de un aplastante e inédito 49-0.
Es que los albicelestes llegaron hasta la isla caribeña con su plantel estelar liderado por Mario Agüero, Julio César Briones, Daniel y José Martinazzo, Carlos Peña y Mario Valentín Rubio. Con esos nombres, era el favorito para llevarse el oro… lo que se concretó, finalmente.
La presea de plata quedó para el duelo entre brasileños –con Silvio Azevedo, Mauricio Duque y Moacyr Junior como referentes- y chilenos –con Eduardo Tapia, Osvaldo Rodríguez, Sandro Pifferi y Sandro Zolezzi como emblemas del equipo-. Todo se definió con el triunfo de la Verdeamarela por 2-0, donde se escribió que ante el constante movimiento de los hockistas amazónicos, los de la Roja ubicaron un Cuadrado estático, no teniendo reacción siquiera cuando estaban 1-0 abajo dejando que el rival retuviera la bocha sin presión y que creciera en sus ímpetus ofensivos.
Indianapolis 1987. La capital del estado de Indiana propició el retorno de los patines y chuecas al Programa Panamericano, en el marco de la décima versión del evento realizada en agosto de aquel año. Tal como ocho años antes, cinco países dieron forma a la competencia: Estados Unidos, Argentina, Brasil, Colombia y Puerto Rico. Lo del conjunto boricua fue para completar, de forma urgente, la cuota de naciones mínima exigida para dar forma al torneo. Porque, de forma inicial, el que debía jugar era Chile.
El representativo chileno tenía todo listo para el viaje, más si se le había garantizado que la organización de los Juegos corría con los gastos de estadía y transporte. Con ese importante aval, sólo debía confirmar el visto bueno del Comité Olímpico de su país. Ante ese ofrecimiento, el Coch puso como condición para aprobar la participación de la disciplina que fuera el propio hockey el que se pagara los pasajes hasta Norteamérica. Los directivos se movieron y lograron conseguir el financiamiento. Pero tanto empeño se topó con una incómoda sorpresa. Porque el presidente del Coch de ese entonces, Juan Carlos Esguep, informó que el representativo hockístico no viajaría porque el plenario del resto de las Federaciones deportivas no aprobó su inclusión en la delegación panamericana. Hubo aroma a mala voluntad de parte de algunos dirigentes de los otros deportes. Incluso, se alcanzó a escuchar uno que otro reclamo, pero no alcanzó para revertir el dictamen.
En lo estrictamente deportivo, Argentina nuevamente sentó supremacía en el continente con un plantel donde destacaban Diego Allende, Gustavo Bueno, Alejandro Rodríguez, Roberto Roldán y un mozalbete llamado José Luis Páez; relegando a los otros lugares del podio a norteamericanos y brasileños.

La Habana 1991. La isla de Fidel fue el escenario de la tercera competencia hockística panamericana, en agosto. Manteniendo la tendencia de los certámenes anteriores, los argentinos se llevaron la presea de oro con un conjunto donde destacaban Gabriel y Pablo Cairo, Roberto Roldán y Diego Allende para construir una campaña invicta en el hexagonal que dio forma al torneo. Porque dieron cuenta de Chile (4-1), Cuba (23-2), Estados Unidos (8-1), Colombia (10-1) y Brasil (5-3).
Lo de los chilenos fue, literalmente, la extensión de una agonía producida, menos de un mes antes, con el descenso a la Serie B tras su participación en el Mundial de Portugal. Porque tras el debut ante los argentinos, los hermanos José Antonio y Cristian Espinoza fueron descartados del plantel –y, por ende, de la delegación chilena- por el técnico Víctor Maack, supuestamente por pasar por encima de las instrucciones del estratego.
Toño Espinoza señaló que todo sucedió porque había cuestionado a la cabina técnica tras ordenar ésta resguardar sus posiciones cuando se habían adelantado en el marcador sobre los trasandinos. “Con la experiencia que tenemos los dos (con su hermano), impulsamos en la cancha a los demás hacia el ataque, en búsqueda del triunfo. Sin embargo, el entrenador ordenó que nos refugiáramos en nuestro sector, discutiéndole tal planteamiento. Con esa mentalidad deportiva, de perder por poco y no ganar, no vamos a avanzar nunca” se defendió el portero ante los enviados especiales. El caso es que los jugadores de campo debieron turnarse en los cuatro cotejos restantes para vestirse como portero suplente.

Mar del Plata 1995. Para la cita hockística en los duodécimos Juegos Panamericanos, establecidos en la ciudad balneario para marzo de 1995, se disputó dos años antes un torneo clasificatorio en La Habana, donde el título fue para Argentina que, por ser sede, estaba clasificado de oficio a la cita continental. En los lugares siguientes se ubicaron –y clasificaron- Estados Unidos, Brasil y Colombia. Completaron el cuadro de participantes los representativos de Cuba y México; mientras que Chile no compitió porque sus dirigentes perdieron tiempo en la designación de su director técnico, entre las postulaciones de Santos Álvarez y Oscar Ahumada.
Ya en el torneo, propiamente tal, los albicelestes mantuvieron el monopolio de la medalla de oro, con un conjunto donde destacaba un pibe llamado Francisco Panchito Velásquez, respaldado por Carlos López, Juan Oviedo, Alejandro Rodríguez, Roberto Roldán, Diego Allende y Guillermo Herrmann.
Completaron el pentagonal los equipos de Brasil, Colombia, Estados Unidos y Canadá, en su última presentación antes de abocarse al hockey en línea, primo cercano de su deporte nacional, el hockey sobre hielo.
A la vez, no se vislumbraba que lo de Mar del Plata sería la última vez que el hockey sobre patines sería incluido en la competencia panamericana.

¿Santiago 2023? De acuerdo a la Sección III, número 1, del Reglamento de los Juego Panamericanos, visados por Panam Sports, “las competencias de un deporte individual o por equipo, disciplina o evento se llevarán a cabo en los Juegos siempre que noventa (90) días antes del comienzo de la Ceremonia de Inauguración de los Juegos las inscripciones numéricas finales que hayan sido enviadas al Comité Organizador incluyan un mínimo de cinco (5) CONs (Comités Olímpicos Nacionales) que hayan presentado inscripciones para el deporte, disciplina o evento particular”. En resumidas cuentas, se necesitan mínimo cinco países para dar forma a la competencia panamericana de hockey-patín en la capital chilena. Con el atenuante de que se agregaría, por primera vez en el Programa Panamericano, la competencia de la categoría femenina.
Ahora bien, ¿con qué países se contaría? Argentina, Chile y Colombia son los que mantienen constante presencia internacional con sus respectivas selecciones nacionales. Brasil está en un proceso de reconstrucción, liderada por sus jugadores masters, mientras que en Uruguay iniciativas personales como la de Claudio Maeso mantienen en rodaje a la actividad.
En Centroamérica, también por iniciativa de hockistas mayores, se intenta reactivar todo en Costa Rica, que hace poco más de un lustro participó en Mundiales Sub 20. Más al norte, México está en pleno proceso de crecimiento mientras que Estados Unidos apela hoy a un hockey más lírico muy lejos del recio juego que mostraba en los años 80. En total, ocho países para organizar una potencial competencia en los que serán los XIX Juegos Panamericanos.
Esa lista podría haber sido más amplia si se contara a Ecuador, Venezuela, Guatemala, Cuba, Puerto Rico y Canadá donde ya no juega hockey sobre patines; mientras que en Paraguay se intentó armar una Selección Nacional hace seis años, pero todo quedó en intenciones.
Con ese panorama, habrá que esperar cómo evolucionan las gestiones para que el deporte de los patines y chuecas retorne al Programa Panamericano, del que está ausente desde hace 24 años.