Pino Marzella: “Me Gustaría Jugar en el Hockey de Hoy”

Dos títulos mundiales, un título europeo y la medalla de bronce olímpica son los máximos blasones que Pino Marzella obtuvo con la Squadra Azzurra.

“Tengo bellos recuerdos de Chile” es lo primero que nos dice quien es el mejor hockista italiano de la historia, a través de teléfono, sobre las tres veces que ha estado en nuestro país. La primera, en noviembre de 1980 cuando con apenas 19 años de edad debutó en los Mundiales en la cita de Talcahuano. Posteriormente, en 2007 como técnico de la Squadra Azzurra en el Mundial Juvenil disputado en el GOM de San Miguel. La última, en septiembre de 2016 a cargo de la Selección Femenina que jugó el Mundial de Iquique. “Recuerdo que cuando llegué en el 80 me bautizaron como el Bambino de Oro”, agrega. Seudónimo ganado por su habilidad, velocidad en pista y goles que marcó tanto en el Parque O’ Higgins de Santiago como también en el Gimnasio La Tortuga de Talcahuano.

Son días muy entusiastas para Giuseppe Marzella, popularmente conocido como Pino, ya que disfruta de lo que ha sido la presentación del documental Pattini e Acciaio (Patines y Acero) que muestra la historia de su vida, tanto personal como deportiva cuyos puntos más altos fueron los dos títulos mundiales, la corona europea y la medalla de bronce olímpica que alcanzó alineando con la camiseta azul de su país.

“Me tocó jugar hockey en tiempos en que uno parecía gladiador en el coliseo romano. No era parecido al de hoy, donde el reglamento es más estricto y los árbitros están más atentos. Eso sí, jugar contra un equipo español o portugués era tan difícil como hoy, pero en nuestra casa podíamos hacer seis o siete goles para vencer” rememora en esta charla con Patines y Chuecas.

-Justamente, el documental de tu vida muestra esos tiempos y cómo se vivía el hockey. ¿Qué significa esa película para Giuseppe Marzella?

“El documental es muy bello, me encantó esa idea cuando me lo plantearon. Pienso que puede ser importante para los jóvenes que están comenzando, para que vean que esto del hockey es mucho sacrificio, mucha perseverancia, mucha resiliencia para seguir adelante todos los días. Todos los días hay que hacer una escultura de ti, tanto como humano como deportista. Porque todos están atentos a tus éxitos, pero no saben lo que costó todo eso. Por mirar sólo lo bello no ven la montaña que hubo que escalar”.

-De hecho, debutaste muy joven, con apenas 14 años ya estabas en la Serie A…

“Y me retiré mucho antes que varios de mis amigos, que terminaron con 40 años o más. De hecho, (Roberto) Crudelli se retiró con 50 años de edad. Yo a los 33 me detuve, porque quería volver a mi casa, a mi familia porque no me gustaba ser segundo, porque no quería que me superaran los que venían detrás de mí. Quería dejar mi imagen de ser el mejor del mundo”.

Formación de Italia en Talcahuano, el Mundial donde Pino Marzella se estrenó ante el mundo. Arriba, de izq a der, nuestro entrevistado, Tomasso Colamaría, Antonio Faccin y Francesco Frasca. Abajo, Giambattista Stella, Maurizio Kalik, Giancarlo Fantozzi y Alessandro Barsi. “Tenía la ilusión del título en Chile”, rememoró.

-Y fuiste el mejor del mundo.

“Sí, claro. Quería terminar mi carrera siendo el mejor del mundo, no quería dejar el hockey cuando yo ya no era fuerte”

-Como dice el lugar común, tú dejaste al hockey antes que el hockey te dejara a ti.

“Claro, porque no me gustaría mirarme de otra manera como cuando yo era el más fuerte de todos”.

-Tan fuerte eras que a los 19 años ya habías ganado la Recopa Europea con el Giovinazzo y debutaste en los Mundiales aquí en Chile ¿Qué pensaba ese joven Pino Marzella en esos momentos?

“Yo quería ser campeón mundial, era una ilusión cuando viajé a Talcahuano. De niño tenía ese sueño. Mi mamá me dijo que con la camiseta azul tenía que lucirme con el Scudetto y ayudar a Italia a ganar un Mundial. En el 86, en Sertaozinho, ese sueño lo pude cumplir y lo repetí dos años después en La Coruña. Jugaba todos los partidos por ganar, pero cuando el equipo del frente era el que triunfaba yo tenía que ver qué no se pudo hacer para no haber podido ganar ese encuentro. Volviendo al año 80, yo era un niño, no tenía la experiencia para poder haber ganado el título en Chile. Pero me estaba preparando, con todo el equipo y los jóvenes que se estaban integrando, para armar un conjunto fuerte y cumplir ese sueño”.

-Al respecto, ¿qué influencia tiene Gianni Massari, el técnico de esas Selecciones Italianas, en tu carrera?

“Fue mi segundo padre, porque en la práctica del hockey nacimos juntos. Yo tenía 4 años cuando él me ayudaba, yo iba a patinar a un parque cerca de mi casa y él estaba ahí. Ahí me metió a la Juvenil del Giovinazzo y a los 14 años ya estaba en la Primera, siempre con él como entrenador. También estuvimos juntos en el Monza y, por supuesto, en la Selección Italiana”.

-En resumen, es tu papá hockistico…

“Sí, también porque fue muy importante en mi vida. Yo venía de la calle y me ayudó, me dio la idea de cómo podía ir creciendo con este deporte. El me formó como hombre, también”.

-Massari estuvo contigo en la Selección Italiana, pero el Mundial de Novara en el 84 tú no lo jugaste. ¿Qué pasó ahí?

“Porque yo quería que en la Selección tuviera un Seguro. En el Mundial anterior, en Barcelos en el 82, me lesioné y perdí dinero, no recibí nada al respecto. Entonces, en el 84 pregunté si estaba considerado el asegurarnos porque era hockista profesional y así evitar lo que viví dos años antes. En ese Mundial de Novara debimos ser campeones, sólo perdimos con Argentina por un gol (nota del redactor: Argentina venció 2-1 y se adjudicó el título). El equipo nuestro estaba muy fuerte, yo podría haber hecho la diferencia”.

Aunque suene retórico, entonces, contigo en pista Italia era campeona en el 84…

“Sí, claro. Muy fácil habría sido. Mira, gané con mi equipo dos títulos fuera de casa pero se perdió como local porque yo no estaba, En el 84 y en el 93 (nota del redactor: en 1993 Italia perdió la final con Portugal en definición a penales, Mundial disputado en Lodi). Además, si (Stéfano) Dal Lago no hubiera fallecido en el 88 hubiéramos ganado dos o tres Mundiales más”.

-¿Así de importante era Stéfano dal Lago para ustedes?

“Te lo aseguro porque él era la fuerza, era el que colocaba el equilibrio mientras que yo hacía la diferencia. Nos hizo mucha falta, porque con él teníamos un equipo invencible. Después que él falleció hubo un cambio general en el equipo porque (Enrico) Mariotti, que jugaba como delantero, tuvo que retroceder en la cancha junto a (Roberto) Crudelli y cambió mucho todo”.

-Pero a pesar de ya no poder contar con Stéfano dal Lago, ustedes como Selección Italiana alcanzaron el título europeo en el 90 y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona…

“Sí, eso sí. Pero te insisto, con él habríamos alcanzado muchos más oros. Es que aparte de Dal Lago y de mí estaba (Alessandro) Cupisti en el arco, Massimo Mariotti, (Francesco) Amato, (Franco) Girardelli, (Enrico) Bernardini y (Tomasso) Colamaría. Era un equipo imbatible”.

-¡Equipazo!

“Era un equipo perfecto, con Stéfano dal Lago era perfecto. Cuando él no estaba en la cancha faltaba el equilibrio que él otorgaba”.

Postal de la noche del 12 de julio de 1980 cuando Pino Marzella se presentó al mundo con EL título de la Recopa que obtuvo con el Giovinazzo ante el Sentmenat español. El resultado fue de 14-4, con once tantos del que la prensa europea ya había bautizado como “el diablo rubio”.

-¿Y que te parece hoy la Selección Italiana?

“Para mí, la Selección estaba lista para ganar. Pero le falta un detalle: voluntad, rabia por ganar un título. Atributos que deben ser tan fuertes como el físico, la táctica. Más si Alessandro Bertolucci es un entrenador muy fuerte. Miré el último Mundial e Italia podía ganar. Pero le faltó la voluntad máxima de ganar”.

-¿Qué jugador destacas de la actual generación italiana?

“Para mí (Alessandro), Verona sobre todo. También, (Giulio) Cocco que es muy fuerte. Agrega a (Davide) Gavioli, (Francesco) Compagno. Pero los dos más fuertes son Verona y Cocco. Más que hambre por el título, deben tener la fuerza, la garra para alcanzar ese objetivo”.

-Paralelamente, el hockey femenino italiano está creciendo con Pamela Lapolla y Elena Tamiozzo como principales figuras. ¿Qué opinas de eso? Te lo pregunto porque tú dirigiste a la Femenina en Iquique, hace nueve años.

“Las entrené muchas veces. Aparte de la Selección, también en el Matera con el que ganamos varios títulos. Cuando estuvimos, primero, Massari y después yo le dimos una buena fuerza y hoy el nivel está subiendo. Ganarle a España y Argentina es difícil, pero nuestras hockistas pueden llegar a ese nivel”.

Pino Marzella hoy. “Todos están atentos a tus éxitos, pero no saben lo que costó todo eso” define.

-Volviendo hacia atrás en el tiempo, ¿qué jugador chileno recuerdas?

“(Sonríe) El equipo que recuerdo es (Arturo) Salvatierra, el Don Salvatierra, cómo marcaba. El Chico (Osvaldo) Rodríguez, que jugó en el Novara y fuimos adversarios muchas veces. El otro delantero, (René) Muñoz que me gustaba mucho cómo jugaba. (Eduardo) Tapia también y el arquero (Jaime) Cabello, que no pudo mirar los dos disparos que le mandé en Talcahuano (sonríe otra vez). También, Christian Espinoza con el que tengo una gran amistad y con su hermano, Antonio, arquero que jugó en el Giovinazzo”.

-Finalmente, ¿qué te parece el hockey de hoy? Porque es obvio que no es el hockey de coliseo romano que comentaste al inicio.

“A mí me gustaría jugar hoy porque es muy fácil, ya que un jugador que va en directo hacia la portería siempre es protegido por el reglamento para anotar el gol o si recibe una falta habrá tiro libre a favor. Para mí habría sido fácil, porque tenía garra y corazón. Pero el juego de ahora, también, es menos táctico pero más de fuerza, los defensas hoy están mejor ubicados lo que dificulta jugar de manera vertical. Hay que agregar al arquero, que también hoy está más fuerte lo que dificulta la labor del delantero. Eso obliga hoy al atacante a tener mayor precisión en el disparo. No puedo creer cuando hoy veo partidos y los goles que se fallan. Hay que entrenar mucho la precisión de tiro en velocidad”.

-Justamente, ésa era una de tus virtudes en pista, velocidad y disparo.

“Sí, porque muchas veces el tiro es consecuencia de cómo se pasa en velocidad”

Si lo dice Pino Marzella, razón tiene.

Italia, campeona mundial en Sertaozinho 1986. Arriba, de izq a der, Roberto Crudeli, Stefano dal Lago, Enrico Bernardini, Alessandro Milani y Franco Girardelli. Abajo, Pino Marzella, Massino Mariotti, Livio Parasucco, Alessandro Cupisti y Tomasso Colamaría. “Era un equipo perfecto” recuerda.

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