
Una triste noticia nuevamente lamenta el hockey nacional, ya que este viernes falleció Mario Castro Osorio, quien se desempeñara en la década de los 80 como entrenador y delegado del club León Prado Rojo.
Observador, estudioso de la materia, delegado en ocasiones y entrenador innato. Así era Mario Castro, el Tío Mario, que llegó al patinaje a través de su hijo Mario -primero, en Academia; después, en el ya mencionado León Prado Rojo- y su hija Lorena, en el patinaje artístico.
Además de su sapiencia con los patines -conocía cada pieza hasta en su más riguroso detalle-, se hacía notar por su alba cabellera y su carisma lúdico, que le permitió contar con la amistad de deportistas y apoderados.
Pero, por sobre todo, le era fácil enseñar el patinar y el manejo de la chueca para, por ejemplo, dar un pase bien hecho. Y más, con una pedagogía innata sabía motivar a algún alumno que no era dotado técnicamente como los talentosos para que no perdiera el entusiasmo.
Era la empatía hecha persona, empatía necesaria con la que deben contar quienes forman a los nuevos hockistas. Si se trata de buscar un modelo para cumplir con eso, Mario Castro Osorio fue uno de los mejores. Porque enseñaba todo, desde la forma de abrochar los cordones de los patines hasta revisar las ruedas de cada botín.
El velatorio de Mario Castro Osorio se realizará en la Parroquia San Antonio María Claret (Gran Avenida 4150) mientras que sus funerales serán comunicados en su momento.