La partida del equipo bicampeón de León Prado a Unión Española, a inicios de 1976, tuvo muchos efectos colaterales. De partida, algunos hermanos y sacerdotes marianistas se molestaron –algunos, por mucho tiempo- por el accionar del equipo, integrado prácticamente por ex alumnos del colegio sanmiguelino.
Pero también hubo diatribas en algunas familias, siendo lo más patente lo acaecido en los Santos Díaz. Porque mientras don Macrino -el patriarca del clan- era el presidente de la Asociación San Miguel, Gabriel –el hijo mayor- era el delegado de los ahora ex León Prado.
Como el tema generaba polémicas bizantinas, en el hogar de los Santos se optó en aras de la buena convivencia –sobre todo, en los almuerzos de los domingo donde se reunían todos los familiares- por una sana decisión: se podía conversar de todos los temas… menos de hockey. Por si acaso…
