Que Vuelva la Tarjeta Amarilla

El tema surgió este lunes cuando conversaba con mi amigo Carlo Albanese, entrenador uruguayo. Y antes ya me había comentado el profesor Luis Reyes su opinión al respecto. Es que en la víspera de que se comiencen a aplicar en esta parte del mundo los cambios que tendrá el reglamento del hockey, ¿por qué no se ha considerado el retorno de la tarjeta amarilla a las pistas?

Vale recordar que en la década pasada su permanencia entre los árbitros hockísticos fue descontinuada, siendo reemplazada por la amonestación verbal que se indica a la mesa con el dedo levantado.

Si bien lo de la amonestación era una buena intención, no todo el mundo la alcanza a apreciar. Partiendo por los propios deportistas, quienes algunos no se dan ni por enterado que han sido blanco de aquella señal por lo que cuando reciben tarjeta azul se preguntan “¿y en qué momento me amonestaron?”.

También, por el lado del público. Porque no falta quien está sentado en la tribuna y no conoce el sentido de la señal hacia la mesa de control informando de tal o cual amonestación, cayendo también en la misma pregunta, “¿cuándo lo amonestaron?”.

Y más, en la propia mesa no falta el delegado que no vio que el árbitro le estaba mostrando la mencionada señal, por lo que la amonestación en cuestión no queda en planilla.

Por eso, por aquí también nos adherimos a que entre tanta modificación al reglamento vuelva también la tarjeta amarilla. ¡Si es un símbolo universal en el deporte! ¡Todo el mundo sabe su significado! Si hasta en la vida casera se utiliza como metáfora cuando alguien ha incurrido en una falta en su lugar de trabajo o en la propia casa. Porque, ¿quién no ha dicho “estoy con tarjeta amarilla. A la próxima, pierdo como en la guerra”?

Con la cartulina amarilla todos quedan informados desde el mismo momento en que se asoma de la mano del referí. Así, el deportista sancionado se da por informado de que está en la cornisa, de que a la siguiente cae al precipicio por dos minutos. Y el público presente en la pista también quedará al tanto de lo que se puede venir.

Es que la tarjeta amarilla genera inquietud. Porque es el claro aviso de que se está a un paso del cadalso, es la escala previa al potencial viaje a la condena, es el aviso de que se está en una encrucijada, el juglar que te anuncia que a la próxima recibirás la sentencia definitiva.

Por eso, desde esta tribuna pedimos la vuelta de la tarjeta amarilla. Porque ayuda a la comprensión del juego y es un atenuante a favor de los árbitros ante reclamos infundados. Es la formalización de una decisión. Y porque, en simples palabras, es necesaria.

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