Al Borde de la Baranda: Quién Como el Hockey en el IMLP

Equipo infantil de León Prado en 1968. Arriba, de izq a der: Eduardo Riveros, Tino Gracia, Carlos Inostroza, Cristian Guixé y José Luis Trisotti. Abajo: Eduardo Cordero, Ramón Miralles, Jorge Andreu y Osvaldo Cordero.
Equipo infantil de León Prado en 1968. Arriba, de izq a der: Eduardo Riveros, Tino Gracia, Carlos Inostroza, Cristian Guixé y José Luis Trisotti. Abajo: Eduardo Cordero, Ramón Miralles, Jorge Andreu y Osvaldo Cordero.

En su segunda columna, nuestro editor comenta –y propone- las actividades que en las últimos días ha realizado el equipo de Honor y la directiva del club sanmiguelino.

QUIÉN COMO EL HOCKEY EN EL IMLP

Antes de todo, debo ofrecer disculpas. Sí, es verdad, esta columna está teñida de subjetividad ya que no puedo contener el espíritu leonpradino que llevo por ser ex alumno y, también, ex hockista del León Prado Rojo. No puedo ni debo anular ese sentimiento.

Aclarados esos puntos, me comentaba la semana pasada un miembro del directorio del Club León Prado que deseaban realizar una serie de reconocimientos a la historia del hockey del colegio. Por de pronto, me consultaba si yo disponía de la fecha exacta en que comenzó todo en Gran Avenida 3696. Lamentablemente –y hasta el momento- sólo sabemos que la historia tuvo su chuecazo inicial en 1954 con la pandilla de mozalbetes liderada por Egidio Bonfanti y guiada por el hermano marianista Cipriano Fernández de Retana.

Paralelamente, el capitán del equipo de Honor, Diego Miranda, me avisaba del inicio de una serie de actividades llamada Hockey Para Todos, clínicas cuyo objetivo –además de la enseñanzas de las artes de nuestro deporte- es la recaudación de fondos para lo que será la participación del IMLP en el Sudamericano de Clubes Campeones en noviembre próximo.

Ante estas loables iniciativas, y considerando que el próximo año el tradicional instituto sanmiguelino celebrará su 80° aniversario, propongo desde este escaño virtual los siguientes homenajes:

1. Que la cancha leonpradina, que debe ser considerada un embaldosado sagrado por las improntas históricas que conlleva, sea rebautizada con el nombre de Cipriano Fernández de Retana. Sería un gran y justo homenaje para quien tuvo la visión de fomentar este deporte entre los alumnos del colegio.

2. Que la tribuna que da hacia la calle Don Bosco lleve el nombre de José Lara. Faltarían párrafos para explicar la máxima importancia que ha tenido en los historiales leonpradinos la figura de quien fuera, además de entrenador de Estudiantil y León Prado Azul, profesor de enseñanza básica… y también inspector acompañado de su inseparable archivador azul bajo el brazo para anotar a los que llegaban atrasados que cazaba con su inconfundible silbido. (Aprovecho de avisar que hay que restituir los tablones que faltan en la mitad de esas aposentadurías para así evitar accidentes).

3. Siempre con las tribunas, las del sector poniente como son dos -porque está dividida por la mesa de control- podrían llevar cada una los nombres de los hermanos Madariaga: la del norte, Gonzalo; y la del sur, Gastón. Para quienes no los ubican, ellos junto a Sandro Pifferi fueron los primeros seleccionados nacionales nacidos en el IMLP y que jugaron torneos Sudamericanos y Mundiales.

4. Los camarines del sector suroriente –al lado de la casa marianista- podría llevar cada uno el nombre de los integrantes del imbatible equipo bicampeón metropolitano en 1974 y 1975. De esta manera las nuevas generaciones conocerían de Sandro Pifferi, Jorge Andreu, Antonio Guilá, Osvaldo Cordero, Eduardo Riveros, Fidel Isasi, Emilio Ibáñez y Pedro Eraña. (Por supuesto que esto pasaría por saber, primero, si en el colegio ya se les pasó el enojo cuando todo el equipo emigró a principios de 1976 a Unión Española. Pero bueh, ésa es otra historia…)

5. Que en la ya tradicional Noche Albiverde, a fines de marzo, el equipo de Honor dispute la Copa César de la Arena con un club invitado. Otro homenaje para el también hermano marianista –el popular Chico de la Arena- que fomentó, a fines de los años 60 y principios de los 70, la enseñanza del hockey en los más pequeños estudiantes. Esa acción fue la semilla de las generaciones que dominaron la escena nacional durante la década de los 80.

6. Que en la Escuela de Hockey se arme un campeonato a fin de año donde cada equipo lleve el nombre de algún referente como Alvaro Yuso Carbonell, Jorge Sinsay, Miguel Lorca y José Antonio Oñate. Y que el trofeo tenga el nombre de Camilo Parra, el mentor en el patinaje de los anteriormente nombrados y muchos más.

7. Relacionado con lo anterior, si no les gusta que los equipos en el campeonato de la Escuela lleven nombres de personas, se podrían bautizar como los otrora elencos que había en el colegio. A saber, Academia, León Prado, Estudiantil, San Miguel, León Prado Azul, León Prado Blanco y León Prado Rojo. Eso sí, el trofeo sigue llevando el nombre de don Camilo.

Son las propuestas, con base histórica, de este ex alumno que ingresaba por la vieja fachada que tenía al lado de la puerta principal aquella placa en bronce donde lucía la leyenda Instituto de Humanidades Miguel León Prado. Porque “Quién como Dios es el grito de guerra…”

Atentamente,

J.R.C.

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