Se le conoce también como “Último”, “Último Hombre” o “Zaguero”. De un modo más solemne, también como el patrón del área. Y quienes destacan en esta labor pueden alcanzar denominaciones tales como “Caudillo” o “Mariscal” por aquello de poner orden en el sector, lo que le otorga un tácito liderato, y a partir de ahí ubicar a sus compañeros para iniciar el ataque.
Es el defensa, que también ha vivido su particular evolución en el juego de los patines y chuecas. En los tiempos remotos se ubicaba estático en su área, con la tarea primordial de ayudar a su portero –que alineaba de pie- para rechazar los rebotes que quedaban como tentación para los delanteros rivales que ingresaban a la zona con todo el envión.
Con la implantación del Cuadrado, su labor prioritaria –la de defender- se vio aligerada al estar en línea con el compañero vestido de “medio”, de quien era su guardaespaldas y recuperador de bochas. Pero, aparte de la complementación con el armador, también debe hasta hoy mantener una perfecta comunicación con su arquero para orientar las marcas y afrontar los embates rivales.
Con todo lo anterior, el “último” debe llevar inherentes cinco mandamientos: primero, desde su privilegiada posición ordenar a sus compañeros sobre todo al momento de cuidar la posición, manteniendo la concentración para no descuidarse ante un quiebre rival.
Segundo, el no posibilitar rechazos en el sector medio de su zona sino que despejar la pelota hacia los laterales para evitar la sorpresa de algún contrincante merodeando por ahí.
Tercero, debe manejar muy bien el timming para cumplir con las coberturas y el cierre de posiciones apelando a su cuerpo y dominio de chueca, agregando fortaleza mental para afrontar situaciones límite marcando de esta manera su presencia en el área.
Cuarto, con bocha dominada es quien protagoniza la transición hacia el ataque de su equipo que puede ser con una incursión o, apenas vislumbre el resquicio, hacer gala de su disparo de distancia.
Quinto, derivado de lo anterior, el mencionado remate es otro de los principales avales que debe lucir un defensa. Sobre todo, como arma estratégica aprovechando los espacios que crean sus compañeros al abrirse para vulnerar la última zona antagonista.
Y aunque en el hockey moderno -con la constante rotación de posiciones, debido a la toma de marcas, los cuatro jugadores de campo deben contar con el acervo para cumplir, si las circunstancias lo ameritan, la labor defensiva- se mantienen planteamientos que utilizan un zaguero neto, que en el momento del ataque se queda en mitad de cancha para mantener el equilibrio de su cuadro.
Dato anexo: un buen porcentaje de quienes han desempeñado esta función en sus comienzos oficiaban como atacantes. Por ende, la experiencia acumulada con sus incursiones en el área rival –como, por ejemplo, librarse de los marcajes- la aplican al proteger la propia.
En el hockey chileno se cuentan grandes referentes en el puesto. A saber, Hugo Lacrampette, Carlos Robles, Efraín Campusano, Freddy Sabaté, Domingo Tunzi, Pedro Muga, Mario Finalterri, Roberto Vargas Bolland, Jorge Ibáñez, Rubén Leni, Gastón Madariaga, Eduardo Riveros, Humberto Mazzarelli, Arturo Salvatierra, Roberto Vargas Alvarez, Juan Pablo Vargas, Daniel Díaz, Ángel Vera, Gonzalo Andrade y Juan Pablo Díaz. En las damas, Sandra Torres, Alexa Tapia, Roberta Urrea y Carolina Zúñiga.