Se cumplen 40 Años del Título Mundial de Argentina en San Juan

El plantel argentino campeón. Arriba, de izquierda a derecha: Santos Alvarez (DT), Ricardo Trivisono, Raúl Martinazzo, Mario Andino, Mario Agüero y Daniel Martinazzo. Abajo: Ángel Maldonado, Mario Rubio, Carlos Peña, Julio Briones y Carlos Coria.

Este domingo se celebra un hito en la historia del hockey-patín mundial. Hace justo 40 años, el epicentro de la actividad se trasladó desde la península ibérica hacia Sudamérica. Específicamente, hacia el interior de Argentina. A San Juan, donde el seleccionado argentino lograba levantar el trofeo supremo de campeón mundial en el certamen planetario que, por segunda vez, tenía como sede aquella provincia donde se respira hockey.

La Albiceleste venía anunciando que se transformaría en potencia desde hacía casi dos décadas, cuando debutó en el Mundial de 1960, en Madrid, ocupando –sorpresivamente- el tercer puesto. Lauro que repitió en 1966, 1968, 1972 y 1974 amagando a los gigantes España y Portugal, además de Italia. Y en la previa a la cita sanjuanina, en Oviedo 1976 se trajo el subcampeonato. Por eso, lo de hace cuatro décadas fue la confirmación de que la actividad trasandina iba camino hacia la gloria.

Daniel Tejada, connotado periodista especializado del diario El Zonda de San Juan, nuevamente rescata desde el disco duro de la historia este episodio que, como ya se enunció, cambió el derrotero del hockey-patín del orbe. La crónica es la siguiente:

“El 11 de noviembre de 1978, casi 10 mil almas poblaron las tribunas del estadio del Parque de Mayo para ser testigos de una proeza incomparable. Fue triunfo sobre España por 3 a 1, con goles de los sanjuaninos Mario Agüero, Carlos Coria y Daniel Martinazzo. De la mano del entrenador Santos Alvarez, el título soñado se hizo realidad…

“1978 marcó un antes y un después para el hockey sobre patines argentino. Ese año no sólo sirvió para ratificar que el seleccionado de los Martinazzo, de Coria, de Agüero, de Rubio y de tantos otros era uno de los mejores del mundo, sino también para dar la vuelta olímpica por primera vez en 18 años. Y como si fuera poco, en casa y ante un estadio con casi 10 almas en las tribunas.

“El combinado nacional, que entrenó y dirigió Santos Fortunato Alvarez, arrancó goleando a Bélgica por once a uno con goles de Trivisono (5), Daniel Martinazzo (2), Carlos Coria (2), Mario Andino y Mario Rubio. Para los belgas descontó Timmermans.

El Parque de Mayo –hoy Aldo Cantoni- se colmó de aficionados en la jornada decisiva ante España.

“En la segunda presentación, con tres goles de Carlitos Coria, Argentina venció a los italianos por tres a cero. Y una noche más tarde, en otra jornada estupenda del ex goleador del CPC, los albicelestes golearon a Mozambique por quince a uno. Coria (5),Daniel Martinazzo (4), Raúl Martinazzo (3), Trivisono (2) y Andino. Para Mozambique descontó Tavarés.

“Después vinieron tres triunfos al hilo como para alimentar la esperanza de ser campeones del mundo: A los alemanes se les ganó con lo justo y necesario por tres a dos, con goles de Agüero (2) y Rubio. A los australianos, diez a cero sin hacer mucha fuerza (4 Coria, 3 Agüero, 2 Rubio y Trivisono, los goles). Y a Brasil, por dos a cero.

“La historia se complicó un poco antes del partido contra los lusitanos. De hecho, el técnico Álvarez tuvo problemas para armar el equipo y afortunadamente lo solucionó antes de que terminara el tiempo reglamentario de juego. Sobrinho y Cristiano Pereira habían puesto en ventaja parcial a los portugueses. Sin embargo, en el complemento Argentina levantó el nivel y logró la igualdad con goles de Agüero y Coria.

“Tras ese encuentro, Argentina dejó el liderazgo en manos de los españoles (habían vencido a Portugal 3-2). Y no quedaba otra alternativa que ganarles en la última fecha –además de ganar los otros tres partidos que restaban-, para ser campeones del mundo.

“Entonces, unidos como nunca y tirando todos para el mismo lado, los argentinos superaron sin mayores esfuerzos a Chile por tres a uno (Agüero, Coria y Rubio), a Estados Unidos por ocho a cero (3 de Daniel Martinazzo, 2 de Agüero, Coria, Rubio y Andino) y finalmente a los japoneses por dieciocho a cero (7 de Agüero, 6 de Trivisono, 3 de Maldonado y Daniel Martinazzo)”.

En San Juan se despidieron de los Mundiales el argentino Raúl Martinazzo, el español Ramón Nogué y el portugués Antonio Livramento.

A todo o nada. El día pintaba para fiesta. Y no era para menos. En la cancha, por primera vez con la firme posibilidad de dar la vuelta olímpica, estaba el seleccionado argentino para enfrentar al hasta ese entonces campeón.

Los números eran fieles reflejos de la realidad: Había que ganar o ganar. Caso contrario, España se llevaría la copa porque mandaba en las posiciones con 20 puntos producto de los 10 triunfos obtenidos hasta ese momento. Y los argentinos, con una unidad menos por haber igualado con Portugal.

“Llegado el crucial momento, la tribuna pareció estallar en un solo grito. Miles de papelitos picados “llovían” sobre la pista… El ¡Dale Argentina! era lo único que se escuchaba. Sin embargo, pese al buen juego que propusieron los argentinos, la primera etapa se fue con más pena que gloria por aquello de que el empate favorecía a los europeos.

“En el complemento, todo cambió. El ingreso de Mario Agüero le dio otra dinámica al ataque nacional y no tardaron en llegar los goles: El uno a cero lo marcó el mismo Agüero, luego apareció Carlitos Coria para estampar su sello y después, ya para enloquecer aún más a la bullanguera barra albiceleste, Daniel Martinazzo estiró a tres la cuenta. Los españoles, que descontaron por intermedio de Manuel Edo, tuvieron que conformarse finalmente con el subcampeonato”.

Salvo en el partido con Argentina, la Selección Chilena tuvo el apoyo de la afición sanjuanina en la cita de 1978.

El retorno de Chile. En lo que respecta a nuestro país, el Mundial de San Juan 1978 significó el retorno de la Selección Nacional al más grande escenario hockístico. Fue el comienzo de un proceso, impulsado por la Federación encabezada por Eugenio Silva, que escribiría en los tiempos venideros las mejores páginas de la Roja con jugadores de la talla de Eduardo Tapia, René Muñoz, Sandro Pifferi, Eduardo Riveros y Sandro Pifferi.

Un desempeño que se tradujo en un sexto puesto –por diferencia de goles perdió el quinto lugar ante Estados Unidos-, con grandes desempeños. Y un partido de infarto ante Portugal, el cual al inicio del segundo tiempo Chile ganaba 4-0… ¡¡4-0!! ante la sorpresa de todos. Y que terminaron ganando los lusitanos por 5-4 en los últimos segundos, llevando a su máximo astro, Antonio Livramento –el mejor hockista de todos los tiempos-, a acercarse al vestuario chileno para felicitar en persona a los hockistas nacionales.

El detalle de lo hecho por Chile en ese Mundial, pinchando este link.

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