
Si bien en esos primeros tiempos el equipo era muy fuerte, dos de sus jugadores se distinguieron como sus principales referentes: Miguel Tordecilla y Raúl Garay, conocido como El Loco.
Tordecilla era uno de los adolescentes que improvisaba hockey en la calle antes de pasar a Ciclón. Incluso, esas travesuras derivaron en que fuera detenido por Carabineros por afectar la calma pública con el bullicioso que acarreaba ese juego. También fue el líder histórico de aquel Ciclón de los años 40 que se imponía a la selección de la Asociación Santiago y que integró junto al portero Mario Garay más Enrique Marguiz, Carlos Robles, José Valencia y el extrovertido Loco Garay.
Este último, en tanto, es considerado un astro. Antes de dedicarse exclusivamente al hockey practicó otras disciplinas como el fútbol, donde fue seleccionado de su asociación. Un malabarista, manejaba a la perfección la chueca. Es más, se llegó a comentar que los reglamentos se ajustaban a lo que improvisaba él en la cancha como, por ejemplo, ser el primero en detener el disco con la mano –acción que, posteriormente, fue integrada al reglamento como un artículo más-. Pero también apelaba a la picardía criolla al desconcentrar a un rival levantándole su stick con el suyo para desestabilizarlo. Obviamente, sin que lo apreciara el árbitro. Tras sus éxitos en Ciclón, emigró a Argentina donde jugó en Gath y Chaves de Buenos Aires y Deportivo Los Andes.