Después de los contratiempos que había tenido el equipo en su período de preparación de siete meses –donde se incluyeron dos viajes hasta la vecina San Juan-, Las Marcianitas se trasladaron hasta España con el convencimiento de llegar a Semifinales del Mundial con sede en la localidad de Alcobendas. El prestigio ganado, a pesar de los mencionados inconvenientes, era el imperativo que las empujaba a ese objetivo.
La despedida, como siempre en el feudo del GOM, fue un triple amistoso –bajo el alero de la Copa Joan Sabater, disputada entre el 3 y 5 de septiembre- ante Uruguay en la que se reafirmó la superioridad chilena con las tres victorias que anotó (5-2, 3-0 y 7-0).
Antes de tomar el avión, Rodrigo Quintanilla había evaluado que la preparación estuvo “no exenta de dificultades. Estamos en la pista de la Municipalidad de San Miguel, porque hasta el día de hoy no tenemos nuestra pista propia, cosa que se nos prometió en 2006. Inclusive techarnos el Patinódromo. No ha sido así”.
Entre esas dificultades se contó la falta de una superficie de parquet para preparar de mucho mejor manera la nueva incursión mundialista, ya que en esa superficie se disputaría el certamen mundialista.
La única pista disponible en la capital, con esas características, era la del Centro de Alto Rendimiento del Estadio Nacional. Pero, insólitamente, Chiledeportes se niega a prestarla para las prácticas delas seleccionadas. ¿La razón? Porque los patines podían dejar marcas sobre el rectángulo.
No se podía dar crédito a lo que estaba sucediendo. Se trataba de un equipo que exhibía en su currículum el haber sido campeón mundial, pero eso no le alcanzó ante la autoridad para poder aprovechar los pocos recursos que estaban disponibles para cumplir con una buena presentación en España.
La salvación vino desde el sector norte de la capital, específicamente desde Quilicura cuya municipalidad facilitó su gimnasio donde la superficie de su cancha era de madera. El alcalde Juan Carrasco, en persona, le dio la bienvenida al equipo… y de paso, no se preocupó si el campo de juego quedaba con marcas o severas rayaduras después de cada entrenamiento.
Ya en suelo catalán, la previa con el Torneo Internacional en Igualada –disputado en fechas de Fiestas Patrias- denotó un dejo de inquietud tras la derrota ante el quinteto local (0-5) y la victoria sobre Colombia (3-1).
Con esos antecedentes, comenzó la quinta participación chilena en el máximo certamen hockístico. Con la derrota inicial con las argentinas y la obvia victoria sobre las sudafricanas, tal como se había planteado de antemano, todo dependía del resultado ante las colombianas.
Ante las caribeñas la superioridad chilena no se tradujo en goles, por lo que se debió apelar a los penales tras igualar 1-1. ¿Cómo fue esto? Porque fue en Alcobendas donde se comenzaron a aplicar los cambios de reglamentación que indicaban que en los mundiales de hockey no había paridades como resultados finales; por ello, se debía apelar a la definición desde el punto de la pena capital para determinar al ganador del partido.
Aquella nefasta lotería favoreció a las cafeteras por 2-1, mandando las aspiraciones de llegar a Semifinales de las chilenas al terreno de las ilusiones. Definir desde el punto letal de los 5,40 metros de distancia no estribaba esquemas tácticos ni patriadas de últimos minuto. Todo quedaba dependiendo de la efectividad del lanzador de turno y, por qué no, de una impronta de fortuna. Esa vez ese toque afortunado no fue para Las Marcianitas.
Aun así, Rodrigo Quintanilla decía que quedar fuera de los ocho mejores no era un fracaso, ya que se careció de las coyunturas ideales de preparación para haber podido aspirar a más. “Para mí un fracaso es cuando tienes todas las condiciones y no teníamos una pista. Sólo puedo agradecer a las municipalidades de San Miguel y Quilicura, que nos prestó la cancha para entrenar, porque si no tendría que haber entrenado en tierra y jugamos hockey patín. También, a Chiledeportes que nos dio el aporte para estar acá y un viático a las niñas”, especificó.
Por rendimiento, Chile mostraba mejores cartas que Colombia. Lo que se refrendó en sus tres victorias al hilo en la Ronda de Consuelo que permitió el noveno puesto en la clasificación final, y que fue defendido por Rodrigo Quintanilla. “No somos un fracaso, porque nuestro proyecto es de tres torneos. Estamos peleando por ser top ten”, señalaba el estratego.