Para el primer Mundial que se realizó en la vecina San Juan, en abril de 1970, el entonces vicepresidente de la Federación, Gonzalo Cortínez, ajustaba presupuestos para poder pagarse su estancia durante el certamen.
Sin embargo, la carga se aligeró cuando el Diario Ilustrado lo acreditó como su enviado especial, con el consiguiente beneficio de estar presente en el Parque de Mayo sin problemas, más el acuerdo de un despacho diario con las alternativas de la cita ecuménica del balompié.
Sucedió que Cortínez, entusiasmado por presenciar prácticamente todos los partidos en cada jornada mundialista, se olvidó –en algunos días- de llamar a la redacción del mencionado periódico para dar cuenta de los resultados. Hasta el día de hoy aún esperan el reporte completo del dirigente…